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Rafaelillo, en Zaragoza.
Esfuerzo sin recompensa de Rafaelillo

Esfuerzo sin recompensa de Rafaelillo

El murciano saluda una ovación en la corrida concurso de ganaderías de Zaragoza

Francisco Ojados

Sábado, 22 de abril 2017, 22:15

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La corrida concurso de ganaderías que abrió este sábado la feria de San Jorge en Zaragoza fue solo apta para muy aficionados. En épocas pretéritas, a una corrida concurso los ganaderos enviaban la cabeza de camada para defender el prestigio de la vacada. Lo de este sábado nada tuvo que ver. Toros grandes, eso sí, los cuatro primeros, y más en tipo los de encaste Santa Coloma de los dos últimos actos. Más que toros de concurso pareció un desquite de corrales, como el cuarto, de El Ventorrillo, con cinco años y medio, que lució un pitón izquierdo exagerado. Con él se la jugó Rafaelillo, firmando uno de los momentos de más emoción de la tarde cuando lo saludó con dos faroles de rodillas y un manojo de aguerridas verónicas.

Rafaelillo brindó al padre del niño Adrián, recientemente fallecido, una faena que planteó en los medios, recibiendo un golpe del pitón en la cara, al tirar el astado un gañafón. Sin opción de triunfo tragó Rafael en un esfuerzo sin recompensa, pero reconocido por el respetable con una ovación. El primero de la tarde fue un ejemplar de seiscientos seis kilogramos de peso de Partido de Resina, que no presentó virtudes. Tras un inicio a la antigua, sobre los pies, el astado cantó su querencia buscando descaradamente las tablas, por lo que Rafaelillo tuvo que abreviar, acabando de media y casi entera.

Alberto Álvarez puso mucha voluntad ante los dos astados que lidió. Su primero, de Cuadri, embistió como un buey. Apostó en los medios el de Egea de los Caballeros ante un toro sin ningún recorrido, alargando demasiado el trasteo. El quinto, de Flor de Jara, fue un marrajo que no le pegó la cornada por milímetros. En uno de los derrotes le abrió la taleguilla. Su disposición fue valorada con sendas ovaciones.

El mejor lote fue el de Román. Su primero, de Alcurrucén, fue toro largo que superó los seiscientos Kilos. Tuvo el valenciano un sector de público a la contra y, si bien es cierto que no acertó en el ritmo de las tandas, el final de trasteo fue de apreturas. Dio una vuelta al ruedo tras petición de oreja. El último, de Ana Romero, le permitió lucir en tandas con la derecha, bien engarzadas. Se pasó de faena y con la espada no anduvo acertado. El fallo del jurado de esta corrida concurso resume bien el festejo, con los premios al mejor lidiador y al toro más bravo desiertos.

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