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Una de las imágenes del vídeo de la discordia.
Periscope lo carga el diablo

Periscope lo carga el diablo

El vídeo de una madre que estalla contra su hija al sorprenderla viendo los genitales de un hombre en el móvil arrasa en las redes

ANDRÉS JIMÉNEZ

Miércoles, 20 de julio 2016, 01:10

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La adicción a internet provoca querellas familiares cuyas heridas son de difícil cicatrización. Las madres aguantan lo que no está escrito. Ver a la prole visualizando vídeos virales, recociéndose en la tontuna digital, acaba con la paciencia de cualquiera. Por eso se comprende el hartazgo de una mujer que, a la vista de que su hija estaba viendo a un hombre desnudo por el móvil, estalló y dijo una sentencia memorable: «¡Ni Periscope ni hostias!». Como la pobre era poco ducha en las trampas que tiende internet, toda la bronca familiar se transmitió en directo. A estas alturas la frase de marras va camino de convertirse en una de las más repetidas del verano.

Explicar qué es Periscope puede ser ocioso. Si no se sabe lo que es, conviene decir que es una de las formas más exitosas de matar el tiempo. Esta aplicación para móviles permite retransmitir en directo lo que está sucediendo usando directamente la cámara del teléfono. Con esta herramienta para visionar y comentar escenas en movimiento se pasan las horas muertas. Hace pocas horas, una chica rompió la calma chicha del estío cuando su madre la sorprendió haciendo un uso inapropiado de su teléfono. Lo que vio la mujer la dejó espantada. «¡Un tío con la polla al aire!». La madre montó en cólera, pero no sabía que Periscope seguía haciendo su trabajo y la escena se estaba retransmitiendo a todo el orbe.

«Mamá, que yo no he sido, que es gente que entra», decía la joven para disculparse. Pero la madre no entra en razones. La mujer arrebata el móvil a su hija y estalla: «Me tienes quemadísima. Quemadísima me tienes. Es que no puedo». Es entonces cuando la lía de verdad, porque empieza un animado debate entre los miembros de la red social. «Que su hija no hacía nada», trata de calmarla un internauta. A partir de ahí comenzaron los comentarios de los usuarios de Periscope. «Me cago en la Pepa», decía uno. «Tranquila, señora», sostenía otro. Pero la madre no ve más allá del cabreo y está que echa chispas: «No puedo más con la mierda de los móviles. Ya verás tú que pronto se te va a acabar todo». Y así, entre disgustos y arrebatos, logra por fin cerrar la aplicación.

Sin pretenderlo, la madre y su cabreo se han convertido en una de esas chanzas que son la comidilla en Twitter. Incluso la Policía ha citado la riña para aleccionar al personal sobre la necesidad de que los padres controlen lo que ven sus hijos en la red.

El caso de la madre enfadada con su retoño ilustra la brecha digital que separa a padres e hijos. Los primeros a veces no entienden nada e ignoran que las redes las carga el diablo, y los segundos son tan expertos que pecan de inconsciencia e invitan a intrusos a inmiscuirse en la vida familiar. Iker Casillas y Gerard Piqué ya sabían de los peligros de Periscope, un arma que carga el diablo.

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