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Vuelve a gustar el fino concepto de Alejandro Marcos en Las Ventas

El quinto de la tarde cogió e hirió a Vanegas, llevándole prendido varios metros de la chaquetilla

EFE

Domingo, 2 de agosto 2015, 22:02

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Volvían los destacados de julio, juntos, en un mismo cartel para inaugurar un agosto en Las Ventas repleto también de importantes novedades en cuanto al desarrollo del espectáculo.

Por fin despojaron al torilero del traje de luces para vestirle de corto. También volvió el picador de turno a salir por la Puerta de Madrid, entre el "siete" y el "ocho". Ya lo de los pañuelos para la concesión de trofeos se verá en tardes venideras.

Ya en el ruedo, volvió a gustar el salmantino Alejandro Marcos, que hizo lo más torero y destacado de la función, y recibió la ovación más merecida de la tarde. Vanegas cayó herido después de haberse mostrado firme con su lote, y Rivera, todo corazón, se vio desbordado por el mejor novillo.

Vanegas pegó tres verónicas soberbias a "la prenda" que abrió plaza, que desarrolló muchas complicaciones, al no entregarse nunca en los engaños, medir constantemente al torero y "meterse" por los dos pitones. Vanegas, que sorteó la cornada de milagro, planteó una batalla firme, sincera, aunque sin eco.

Volvió a brillar Vanegas con el percal en el cuarto, novillo que respondió en el primer tramo de faena, donde el venezolano hilvanó dos buenas tandas a derechas. Lástima que el animal se desfondara de buenas a primeras. Ahí se acabó todo.

Rivera recibió de hinojos a su primero, novillo suelto de salida, que derribó al picador que hacía puerta, además de esperar y hacer hilo en banderillas. Como buen manso no quiso pelea en la muleta, moviéndose a regañadientes, sin terminar de pasar, muy apagado.

Poco material para el mexicano, que hizo en el esfuerzo en un largo trasteo planteado muy en corto y entre las rayas.

El quinto cogió de forma muy fea al compañero Vanegas, arrollándole y llevándole prendido varios metros a la altura de la chaquetilla. Pasaje que produjo la conmoción en los tendidos, más aún cuando el picador salió también por los aires en la primera vara.

A punto estuvo también su lidiador, Rivera, de caer "al hule" en banderillas, al salir trompicado en el tercer par al violín por los adentros. Se repuso el hombre y, de rodillas, inició faena, corriendo la mano como si estuviera de pie.

Novillo importante por la emoción que tuvo en sus incansables y repetidoras embestidas, desbordando por momentos al mexicano, demasiado encima, sin darle al animal el sitio oportuno, y rapidito en la interpretación, sin hacerse con la situación.

Marcos saludó con elegantes delantales a su primero, aunque lo mejor fue el broche con la media a pies juntos, de categoría. El novillero, pese a moverse, fue un punto pegajoso y con el defecto de puntear los engaños.

Lo mejor fue lo sereno y lo suelto que se le vio al salmantino en todo momento, lo bien que compuso la figura, sobre todo en los de pecho, y los recursos que demostró en la apertura de faena con el reverso de la muleta, y en el final por bernadinas, arrucina incluida. Interesante labor, malograda a última hora con el descabello.

El sexto fue novillo apagado, y Marcos, aún sin llegar a estructurar faena compacta, sí la salpicó de muletazos sueltos de exquisito trazo y ejecución.

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