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Barrotes y estrellas

Barrotes y estrellas

JULIÁN MÉNDEZ

Martes, 9 de diciembre 2014, 12:12

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Son más frágiles que los demás. Su personalidad puede quebrarse en cualquier momento. Por eso estamos muy encima de ellos, les sometemos a mayor vigilancia. Un suicidio o una lesión empañarían la imagen de la institución». Un funcionario de prisiones, destinado en la actualidad en una penitenciaría cercana a Madrid, radiografía el estado de las cárceles españolas, convertidas en un híbrido apresurado entre revista del corazón y crónica de sucesos y corruptelas. «Nunca ha habido en la historia reciente de España tantos famosos entre rejas», reconoce este profesional.

La situación podría resumirse con tres palabras: estrellas entre barrotes. En un país judicializado, traspasado por denuncias y querellas, donde las disputas se resuelven en los tribunales y las sospechas sobre la honradez del vecino cabalgan sin freno, tarde o temprano teníamos que llegar a una situación como ésta. Pero el ruido mediático que acompaña cada ingreso de los personajes célebres puede hacernos olvidar que, España, con sus 65.700 presos, es el país de Europa occidental con mayor porcentaje de población reclusa; nada menos que 142 por cada 100.000 habitantes, muy por encima de la media europea.

Hace una semana Isabel Pantoja engrosaba esa nómina de reclusos e ingresaba para cumplir una pena de dos años en la prisión de Alcalá de Guadaira (Sevilla), un edificio de ladrillo rojo que se levanta en la carretera de las Canteras. La tonadillera más famosa de España, uno de los iconos fundamentales de la piel de toro, se enfrentaba así a un horizonte entre cemento y rejas.

Eso sí, su ingreso, según una queja presentada por Acaip (Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias) no tuvo nada que ver con el trato aséptico y decididamente impersonal que se dispensa a los recién llegados. La propia directora del presidio, María Isabel Cabello, habría acompañado a Isabel Pantoja mientras le mostraba al detalle las distintas dependencias de la cárcel. Es lo que tiene ser una 'celebrity'.

Antes de llegar, la celda que ocupa la viuda de Paquirri fue pintada, sus azulejos pulidos, el habitáculo sometido a una sesión de limpieza extraordinaria y la cama fue dotada de un colchón nuevo, según fuentes penitenciarias. «Ha sido un claro trato de favor porque eso no se hace nunca con el resto de internos», aseguran.

También está claro que Instituciones Penitenciarias se 'juega' su imagen y su prestigio en cada uno de estos casos seguidos y mimados por las cámaras de televisión. «La mejor campaña de publicidad la hizo Miguel Blesa cuando salió de Soto del Real y le preguntaron qué tal le había ido dentro: 'todo estupendo', 'muy bien'. Eso vende la institución», subraya un funcionario valenciano.

Que a la cárcel solo van (o iban) los pobres, es un lugar común, una verdad de Perogrullo. Allí dentro hay un puñado de reglas que hay que cumplir sí o sí, como hemos aprendido de series y películas. «Mire, en la cárcel hay poco y se pide mucho. Los presos siempre acuden al que tiene más dinero que ellos, para ver si le pueden sacar algo. Al que más tiene, claro. Y los famosos no son tontos. Saben cómo deben relacionarse en la cárcel», señalan fuentes penitenciarias. Bárcenas, que ya lleva 14 meses en el módulo 4 de Soto del Real, repartió su ropa y sus habanos nada más llegar, como un Colón recién desembarcado en tierras extrañas. Ahora un Bárcenas silencioso y comedido, lee, medita, hace deporte y juega a las cartas con sus compañeros de trena mientras prepara a conciencia su defensa. Ruiz Mateos patrocinó el equipo de fútbol de Alcalá-Meco y pagaba con generosidad los viajes a los familiares de presos que vivían lejos o no tenían dinero para visitarlos. Mario Conde se convirtió en letrado benéfico de sus compañeros de módulo en Alcalá-Meco. Isabel Pantoja, que se presentó a las compañeras, ya ha dicho que quiere poner en marcha un coro de reclusas y ha prometido cantar en Navidades. «¿Se imagina la foto de Pantoja yendo a cantar con otras compañeras a la prisión de Morón de la Frontera o de Alcor?», sostienen fuentes penitenciarias. Eso no quita para que esta primera semana haya tenido que escuchar algunos gritos de dos presas que le acusaban de disfrutar de un trato de favor. «¡Tú no eres nadie, eres una delincuente igual que nosotras...», cuentan que le gritaron.

Los famosos que viven entre rejas ya son decenas. Desde empresarios a políticos pasando por estrellas de la prensa del corazón, las cárceles españolas rebosan fama. Los jueces estiman que hay abiertos unos 1.200 sumarios por supuestos casos de corrupción. Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas, la corrupción es la segunda preocupación de los españoles, solo detrás del paro. Para el 42,3% de los ciudadanos es uno de los tres principales problemas a los que debe enfrentarse el país.

Pero posiblemente sea el 'caso Malaya' que ha salpicado a Isabel Pantoja, el que más páginas de 'papel couché' ha ocupado. La trama destapada por la Policía ha llevado a la cárcel a dos alcaldes de Marbella (Julián Muñoz y Marisol Yagüe), al asesor de Urbanismo (Juan Antonio Roca), a dos tenientes de alcalde marbellís (Isabel García Marcos y el exfutbolista colchonero Tomás Reñones, en prisión preventiva) y a la exmujer de Julián Ortiz (Maite Zaldívar).

También tiene tirón el mundo del fútbol y sus cambalaches: José María del Nido, expresidente del Sevilla, está en Huelva, encarcelado por el 'Caso Minutas', una derivación marbellí: el abogado sevillano facturó 6,7 millones de euros al ayuntamiento de Marbella entre 1999 y 2003 por supuesta asistencia jurídica.

El otrora todopoderoso factótum blaugrana Josep Lluis Núñez y su hijo han sido condenados a seis años de prisión y a pagar dos millones de euros de multa por haber sobornado a inspectores de Hacienda con objeto de no tributar a las arcas públicas. Entre los más recientes, Francisco Granados y Marcos Martínez se encuentran en prisión preventiva por el 'Caso Púnica'. O Gerardo Díaz Ferrán, el otrora todopoderoso presidente de la patronal, quien permanece en prisión (preventiva) desde el 5 de diciembre del 2012 por el vaciamiento patrimonial de Viajes Marsans y que fue condenado en diciembre pasado a dos años y dos meses por la Audiencia Nacional tras demostrarse que defraudó 99 millones de euros en la compra de Aerolíneas Argentinas por parte de Air Comet.

Del miedo a la sorpresa

Los meses pasan para ellos con la terrible monotonía de los presidios donde todos los días son iguales. Solo cambia el menú en los días señalados y los domingos el oficio de la misa rompe la rutina de los recuentos y los 'chapeos'. El fulgor que acompañó a sus ingresos se ha ido apagando con las semanas. Sus fotos en las portadas han sido sustituidas por nuevos escándalos, por nuevas caras, por otros sujetos convertidos en 'famosos' a fuerza de repetir sus nombres, sus causas, sus presuntos delitos...

Es el caso del torero José Ortega Cano, encarcelado desde el 23 de abril en el presidio zaragozano de Brieva, para cumplir la pena de dos años y medio que le fue impuesta por el juez por el accidente de tráfico en el que murió Carlos Parra tras chocar con su Mercedes. Fue en mayo de 2011 y Ortega Cano duplicaba la tasa de alcohol permitida. Hoy está a la espera de que el juez de vigilancia penitenciaria apruebe las demandas de su abogado, Enrique Trebolle, para beneficiarse del tercer grad. Situación a la que accedió el pasado 31 de octubre Jaume Matas, ministro de Medio Ambiente con Aznar y condenado a 6 años por el 'caso Palma Arena'.

«Todos se acostumbran. La capacidad humana de resistir es infinita. Primero sienten muchísimo miedo. Luego, pasan a la sorpresa. Funcionan esos estereotipos de las cárceles: los 'pinchos', las violaciones y cosas así. Pero la gente se hace. Los famosos, también se habitúan. Al cabo del tiempo -asegura un veterano funcionario- son iguales que los demás».

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