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Así serán todos los paquetes de tabaco en Francia en 2016. El espacio para la marca se reducirá al mínimo.
La guerra  del tabaco

La guerra del tabaco

El gobernador del principal estado tabaquero de EE UU vetará la identificación del champán francés si Hollande implanta los paquetes de cigarrillos genéricos, que apenas dejan espacio para la marca

BORJA OLAIZOLA

Jueves, 23 de octubre 2014, 10:48

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Imagínese que los Estados Unidos aplicasen una uniformización para las etiquetas de los alcoholes. Algunas notables empresas francesas se sentirían indignadas... y con razón». Más que una velada amenaza, la carta que el gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory, ha hecho llegar al embajador de Francia en Washington es una advertencia en toda regla. Destacado representante del Partido Republicano, McCrory defiende los intereses de uno de los principales estados tabaqueros de los EE UU, sede de la segunda productora mundial de cigarrillos, R J Reynolds, la fabricante de marcas como Camel, Winston y Pall Mall (la primera empresa es la también estadounidense Altria, antes Philip Morris).

A la industria del tabaco no le ha hecho ninguna gracia la decisión del Gobierno francés de implantar dentro de un año los paquetes de cigarrillos genéricos. Es lo que se conoce como la cajetilla neutra, es decir, un envoltorio prácticamente idéntico para todas las marcas en el que las advertencias sobre los riesgos de fumar adquieren una mayor relevancia. En el caso de Francia, se ha diseñado un paquete de color verde oliva que reduce al mínimo los espacios para identificar los cigarrillos. Los avisos sobre los riesgos sanitarios del consumo de tabaco, que ahora ocupan el 30% del espacio, se ampliarán hasta el 65%.

La medida da al traste con una de las estrategias puestas en marcha por la industria tabaquera para intentar frenar su caída de ventas: la creación de envoltorios cada vez más atractivos para intentar captar nuevos consumidores entre los jóvenes. Sabedoras de que su imagen tradicional está asociada al estigma de la enfermedad, muchas marcas han modificado en los últimos años los diseños de sus cajetillas introduciendo nuevos colores e incluso nuevos formatos. Todos esos esfuerzos se irán al traste si las nuevas propuestas de la lucha contra el tabaquismo siguen adelante.

El gobernador de Carolina del Norte no ha tardado en reaccionar al anuncio realizado el mes pasado por la ministra francesa de Sanidad, Marisol Touraine. Vinculado a las multinacionales del cigarrillo, que han realizado generosas aportaciones a sus campañas electorales, McCrory ha advertido al Gobierno francés de que su decisión representa una seria amenaza para la subsistencia de los agricultores, los trabajadores y las empresas de Carolina del Norte. También argumenta que la uniformización de las cajetillas es una medida «simbólica» que hará que se desvíen recursos y esfuerzos en aras de «acciones más eficaces que podrían permitir que Francia lograse su objetivo de convertirse en un país libre del tabaco en la próxima década». El gobernador estadounidense, no obstante, se olvida en su misiva de detallar cuáles deberían ser esas acciones.

El boicot por la guerra de Irak

Pero la parte del escrito que mayores suspicacias ha levantado entre los franceses es la que se refiere a la hipotética implantación en Estados Unidos de limitaciones similares para los envases de bebidas alcohólicas. McCrory no tiene obviamente atribución alguna para llevar adelante una iniciativa de esa naturaleza, pero su mero enunciado ha hecho fruncir el ceño a los patronos de firmas como Moët & Chandon, Veuve Clicquot, Remy Martin o Henessy. El principal mercado de los productores franceses de bebidas de lujo es Estados Unidos, así que cualquier alteración de los actuales equilibrios podría tener serias consecuencias económicas.

Los viticultores del país vecino aún tienen fresco en la memoria el recuerdo del boicot estadounidense a sus caldos después de que el Gobierno de Francia se opusiese a la intervención de las tropas americanas en Irak.

El episodio ocurrió hace una décadas y las ventas de los vinos galos en el mercado estadounidense se derrumbaron hasta un 30%. Ahora que aquella herida ha cicatrizado y las aguas han vuelto a su cauce sería suicida embarcarse en otra espiral de agravios, sobre todo después de que EE UU pasase a ser el año pasado el mayor consumidor -y también importador- de vino de todo el planeta.

Consciente de ese extremo, el gobernador McCrory agita las aguas para ver si la corriente se vuelve favorable a sus intereses. Ya utilizó la misma estrategia cuando Irlanda amagó con introducir la cajetilla de tabaco única y a los gerentes de Guinnes, Jameson o Baileys les empezaron a temblar las rodillas. Con Francia, sin embargo, el envite adquiere otras dimensiones porque no en vano sigue siendo la quinta economía del mundo y lo que hay en juego va bastante más allá del tabaco y el alcohol.

Preocupación. Las autoridades francesas esperan que la introducción del paquete genérico haga descender la tasa de fumadores en el país (30% de la población adulta), por encima de Gran Bretaña (20%) y España (24%).

En Australia. El Gobierno australiano implantó en diciembre de 2012 la cajetilla genérica. Las advertencias gráficas sobre los males del tabaquismo ocupan el 75% de la cara frontal y el 90% de la posterior. La iniciativa ha hecho bajar las ventas pero hay quien dice que fue porque coincidió con una fuerte subida de los precios.

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