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Christian Haettich.
Con una pierna y a 70 por hora

Con una pierna y a 70 por hora

Christian Haettich, que perdió una pierna y un brazo en un accidente, desafía las cimas míticas de los Pirineos en la Haute Route

Manuel Pedreira

Martes, 2 de septiembre 2014, 22:02

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El tipo sin una pierna y con medio brazo me alcanzó a los dos kilómetros de comenzar el descenso del primer puerto. Me adelantó y un sentimiento de admiración y, por que ocultarlo, de compasión, se apoderó de este plumilla. Enseguida tomó una decena de metros de ventaja. Perfecto, bajaremos así más cómodos y podré recrearme en esa visión insólita. Un cuerpo enjuto y moreno al que le falta la pierna izquierda y medio brazo izquierdo también. Debe ser difícil mantener el equilibrio, pienso, y más en un descenso a 60 km/h y repleto de curvas cerradas. Los diez metros de convierten en 20 a la tercera curva de herradura. Cómo baja el jodío, masculló entre dientes. Se me va a escapar. No doy crédito. Dos kilómetros después, dejo de verlo.

Christian Haettich perdió una pierna y un brazo con 15 años en un accidente. Hasta ese momento, su relación con la bicicleta no pasaba de cuatro paseos como cualquier chaval de su edad. Ahora es uno de los motores de su existencia. Este francés de 54 años se ha convertido en un habitual de la Haute Route, un pequeño Tour de una semana que cumplió ayer su segunda etapa. Además, en las semanas previas ha participado en las carreras que, con el mismo nombre, se han celebrado en los Alpes y en los Dolomitas. Solo una decena de corredores se ha atrevido con la triple corona. La ruta pirenaica asciende este año a cumbres míticas como Pailhères, Tourmalet, Marie Blanque o Aubisque. Por todas paseará su estampa Haettich, que ayer se enfrentó, entre otros, al durísimo Pailhères antes de la llegada no menos exigente de Ax3 Domaines.

«Me gusta la montaña y amo el ciclismo», explica. Haettich tardó dos décadas después de su accidente en entregarse al deporte. Eligió el más duro y se dedica a él con furia. «Lo peor fue encontrar el equilibrio sobre el sillín. A partir de ahí, me di cuenta de que yo podía hacer lo mismo que los demás aunque me faltase una pierna y parte de un brazo. Ahora comprendo que mi discapacidad me ha hecho más libre. Al principio sufrí mucho. Ahora, nada es complicado para mí», resume.

Christian Haettich no pasa desapercibido en el pelotón. El allez Christian es un clásico cuando los participantes lo alcanzan o son alcanzados. Le gusta servir de ejemplo para otros ciclistas, igual que para él lo fueron Bernard Hinault -«por su espíritu de lucha»- y Marco Pantani, por su «poderío» en las montañas. Enfrentarse a las cumbres pirenaicas es uno de sus motores vitales. «Hay que ponerse metas y convencerse de que, si quieres, puedes», concluye.

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