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Sergio Victorio Molina L.V
Sergio Victorio Molina: «En Latinoamérica, el público se acerca mucho al artista; es más pasional»

Sergio Victorio Molina: «En Latinoamérica, el público se acerca mucho al artista; es más pasional»

Sergio, aficionado a la música desde pequeño, cambió la guitarra por su labor de representante artístico de la banda 'Saurom'

Minerva Piñero

Lunes, 18 de junio 2018, 07:59

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De niño, se imaginaba subido a los escenarios con una banda de rock. Un sueño que Sergio Victorio (Blanca, 1984) ha cumplido, pero sin seguir el camino que esperaba. En lugar de tocar su guitarra eléctrica acompañado por otros músicos, instrumento que empezó a rasguear a los ocho años, se encarga de guiar el desarrollo de la banda que representa, de la búsqueda de sus promotores y del necesario papeleo que coordina en su actual profesión. Para el agente artístico de Saurom, grupo en el que trabaja desde hace quince años, toda música de calidad «debe ser escuchada», ya sea aquella compuesta por una formación de indie, de flamenco, de pop o de heavy «con toques de folk» o las melodías que caracterizan a su banda. Un grupo que en noviembre comenzará una gira internacional con paradas en Chile, Colombia, Costa Rica y Panamá, entre otros países del continente americano.

-¿Cómo describiría a Saurom?

-Distinto. No es la banda de música heavy con la que el público espera encontrarse, ya que su resultado es diferente. Al escenario se suben una guitarra y un bajo, pero también instrumentos folclóricos.

-¿Como cuáles?

-Como las gaitas y las bandurrias. Además, utilizamos violines y flautas, por ejemplo. Se consiguen toques y melodías diferentes, un aura mágica. De hecho, hemos autodenominado la música que creamos 'juglarmetal'.

-¿Qué temas abordan los ocho discos publicados por el grupo?

-Cada uno trata una temática distinta. El segundo disco, por ejemplo, aborda la primera parte de 'El Señor de los Anillos'; el disco de 'Maryam' es sobre la pasión de María por su hijo Jesús, sobre cómo vivió la muerte y la crucifixión, desde la perspectiva de la madre. 'Vida', un disco más alegre, aborda la positividad; 'Sueños' es sobre aquello que no llegas a alcanzar pero que estás luchando por conseguir...

-¿Prima hoy en día el talento o los contactos, desde su perspectiva como representante?

-Ambas por igual. Si el producto es de calidad se puede vender, pero con contactos es posible atajar el camino y evitar tropezarse. Ayuda bastante que alguien pueda llevarte de la mano o allanarte el sendero. El talento, por supuesto, es necesario que exista. Puedes ser el mejor representante del mundo, pero cuando el producto es malo... La gente no es tonta.

-¿Qué tres características debe poseer un representante?

-Debe ser una persona extrovertida, un poco espabilada y con pies de plomo. No le pueden perder los nervios y la tensión.

-¿Qué diferencias encuentra entre el público europeo y el americano, dos continentes por los que ha viajado con su banda?

-La forma de expresarse en los conciertos y los pequeños gestos. En Latinoamérica, el público siempre se muestra bastante agradecido, es muy amable. Mientras, en Europa, aunque el concierto también haya gustado a los oyentes, el trato con el artista no se manifiesta de una forma tan elocuente. Recuerdo, por ejemplo, un encuentro en Alemania en el que los asistentes estaban de brazos cruzados. Parecían muy serios, pero se lo estaban pasando genial. En América Latina hay muchos detalles que expresan el cariño y el respeto hacia el músico, el público se acerca mucho al artista; aquello es más pasional. Es como si un mismo número de personas hicieran más ruido allí que aquí.

-¿Recuerda alguna anécdota a lo largo de los miles de kilómetros recorridos en furgoneta?

-Varias. Cuando llegamos a Perú, la primera parada que teníamos en una de las giras por América, nos dijeron que se habían perdido las ocho maletas con las que viajábamos. No teníamos ni una pareja de calcetines para ponernos. Y no solo eso. Además, estábamos alojados en una zona en la que no nos atrevíamos a salir del hotel. Después de tres días con la misma ropa, al cuarto aparecieron las maletas, cuando llegamos a Colombia.

-¿Qué echa de menos de Blanca, donde creció?

-A mi familia. Cuando salgo fuera, llevo por bandera de dónde soy. Le enseño a la gente los vídeos que tengo de mi tierra, documentos que siempre sorprenden.

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