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María Santísima de la Esperanza, talla de José Sánchez Lozano (1948), a la salida de la iglesia de San Juan Bautista.
Noche clara para el Rescate

Noche clara para el Rescate

La Hermandad de Esclavos disfrutó de un desfile emotivo entre los sones de su nuevo himno

Antonio Botías

Miércoles, 12 de abril 2017, 01:39

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Las procesiones murcianas, a favor de todo pronóstico meteorológico, se disputan este año el reconfortante honor de sacar a las calles de la ciudad el desfile penitencial más caluroso. Porque, a medida que avanza la Semana Mayor, desde el azul de primavera del Amparo del pasado viernes y hasta el magenta del atardecer despejado en el castizo San Antolín, los termómetros no han detenido su ascenso. Y ayer, de nuevo, volvieron a superarse máximas ante la anchurosa plaza de la parroquial de San Juan Bautista, sede canónica de la Hermandad de Esclavos de Nuestro Padre Jesús del Rescate.

Miles de personas, cuyo número aumentó por el buen tiempo, se concentraron para contemplar la salida de uno de los Nazarenos que más fervor despierta en Murcia y en las provincias limítrofes: el Señor del Rescate que protagoniza aquel multitudinario Besapié, prólogo del aluvión de fieles que anoche lo acompañaron.

Unos, en la plaza de la parroquial por donde abrió procesión el paso de la Cruz Guía, de Vicente Segura. Otros, en el Arco de San Juan, tradicional estampa nazarena cada Martes Santo. Y, muchos, a lo largo del recorrido que cumple en su estación de penitencia esta hermandad de túnicas moradas -y verdes para la Esperanza- segunda imagen de la procesión, con capas blancas.

Desfile riguroso y alejado de la algarabía castiza del Perdón el Lunes Santo, lo que excluye la entrega de caramelos, los Esclavos propusieron de nuevo un cortejo riguroso y de gran belleza, con el protagonismo absoluto de la talla del Rescate, obra anónima del siglo XVII y al que procesionan 32 estantes.

«Llevo tantos años viniendo que apenas lo recuerdo. Era una niña. Ahora me acompañan mis nietos», advertía Carmen Marín, una de las muchas fieles que aguardaban frente a las enormes puertas del tiempo que se cumplieran las siete en punto de la tarde. Junto a ella, otros cientos de murcianos, en algunos casos familias enteras, esperaban el comienzo de una estación de penitencia que llena de fervor las calles murcianas desde el año 1946.

No menor devoción despertó la imagen de María Santísima de la Esperanza, que el murciano José Sánchez Lozano tallara en 1948, tan andaluza en su porte y tan diferente a las Dolorosas de la escuela barroca murciana. Como cada año, el paso del Nazareno por el entorno de la Catedral encendió la tarde en suspiros nazarenos, recortado el célebre imafronte con los últimos rayos de luz del día. Estrenaba el titular de la cofradía un nuevo himno llamado 'Cristo del Rescate. Señor de Murcia', obra del maestro José Ibáñez Barrachina y que recibió numerosos elogios por su elegancia y sentimiento. «Ha sabido condensar en notas lo que muchos sentimos al ver a este Cristo», advertía emocionado uno de los estantes. Otros recordaron también entre lágrimas al recientemente fallecido nazareno Ignacio Massotti, hermano de esta institución y amante de tantas tradiciones murcianas.

Cerraba el cortejo penitencial la antigua hermandad de promesas, donde cada año se concentran centenares de fieles que, sin ser hermanos de la cofradía y vistiendo de paisanos, se suman en esa tarde a la procesión como pública manifestación de fe al Señor del Rescate, el mismo que disfrutó en su recorrido de una despejada y clara noche de Semana Santa murciana.

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