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La Santísima Virgen de la Amargura, en su trono de estilo barroco, con los misterios del rosario en marfil y rodeada por claveles de color rosa. :: javier carrión / agm
Bajo una lluvia de pétalos

Bajo una lluvia de pétalos

La Virgen de la Amargura, rodeada de claveles rosas, fue el colofón de la procesión del Viernes Santo lorquino. La imagen de Sánchez Lozano, portada a hombros por 133 estantes, cerró el cortejo blanco entre emocionados aplausos

P. W. R. / I. R.

Domingo, 27 de marzo 2016, 00:34

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Era el momento más esperado de la Semana Santa para los blancos, ver a su Virgen partir desde la capilla del Rosario en su única salida procesional, en la noche del Viernes Santo, para cerrar el cortejo. La rúbrica a una procesión en la que la cofradía puso en escena su especial interpretación de la Historia de la Salvación.

Todo un año esperando para verla avanzar serena por la carrera, con su mirada implorante y lágrimas en su rostro, de sentido dolor por la muerte de su hijo. El trono de La Amargura, de la 'Virgen Guapa, era llevado a hombros por 133 entregados cofrades. A su paso, entre vítores y aplausos, una lluvia de pétalos caía incesante desde los balcones de la carrera. Cientos de claveles blancos eran lanzados desde las tribunas y durante todo el recorrido por la carrera secundaria, en señal de afecto y devoción a la imagen, una estampa inigualable en los desfiles bíblico pasionales. Claveles también lucía, como siempre en su trono, de un rosa de la misma tonalidad que el vestido que saca en procesión.

La Amargura llevaba el manto con mayor extensión bordada de los que forman parte de los desfiles bíblico pasionales, del que no se distingue ni un solo espacio de la tela sobre la que se bordó en punto corto con sedas e hilo de oro de canutillo. El trabajo comenzó en 1910 bajo la dirección de Emilio Felices y el manto se estrenó finalmente en 1928. Representa el Santo Entierro y el ángel de la eucaristía de Tiépolo. Está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) igual que el palio del trono, de traza gótica, en cuyos paños van bordados en sedas personajes y escenas de la Pasión. Fue realizado también en la primera década del siglo XX.

Tras la procesión, la Virgen de la Amargura emprendió el camino de regreso hacia la capilla del Rosario seguida de cientos de blancos que querían despedirse de su titular. Este es uno de los momentos más emotivos y más multitudinarios de la Semana Santa. En silencio, los simpatizantes de la cofradía contuvieron la respiración hasta que vieron el trono enfilar hacia la puerta del templo abarrotado de fieles.

Cuando finalmente entró, fue el momento del adiós, desconsolado para muchos, que no pudieron contener la emoción. Los vítores y los aplausos se hicieron interminables, nadie quería moverse del templo, separarse de la Virgen de la Amargura, de la 'Virgen Guapa', de la 'Reina de los Claveles'.

El Muy Ilustre Cabildo de Nuestra Señora la Virgen de la Amargura finalizará su actos de Semana Santa con la Salve en honor de su titular, prevista para las 20.30 horas en la capilla del Rosario.

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