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El carro del templo de la princesa Meiamén, junto a la grúa que permitió el montaje de las columnas de la carroza de emperador Nerón (a la derecha).
Palacios en plena carrera

Palacios en plena carrera

La Comisión de Carros del Paso Azul trabaja contrarreloj para tener lista la escenografía. El atrezo con plumas, alfombras y figuras se monta apenas unos instantes antes de que comience el cortejo

I. R. / P. W. R.

Viernes, 25 de marzo 2016, 02:13

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De madrugada, se encargaron de trasladar los carros que procesionaron anoche por la carrera principal de la Semana Santa. Y al despuntar el alba se fueron a la cama, pero apenas unas horas, ya que poco después regresaban al Óvalo de Santa Paula para montar las escenografías de los desfiles bíblico pasionales. Se trata de medio centenar de jóvenes que integran la Comisión de Carros del Paso Azul. Alguno, con apenas tres años de edad, ya se esmera en sacar brillo a las piezas doradas que decoran las recreaciones de los palacios de Meiamén o de Nerón.

Estos recién llegados reciben sus enseñanzas de los más veteranos, como Pedro Noguera, que lleva en la comisión casi cuarenta años. Ayer a mediodía se podía ver a una veintena de miembros de la Comisión de Carros en plena tarea de montaje de la escenografía del carro de Nerón y del Triunfo del Cristianismo. «Vienen de la nave desmontados y aquí, en el Óvalo o el Huerto Ruano, se arman las estructuras», cuenta Miguel Comas, vicepresidente de la Comisión de Carros del Paso Azul.

Algunos de los carros tienen una altura de tres plantas, por lo que se precisa de una grúa que permita poner en pie las grandes columnas y la cúpula. Una vez están montadas todas las infraestructuras, hay que vestir los carros con el atrezo. «Plumas, alfombras, figuras... tienen que estar en su lugar. Eso se hace apenas unos instantes antes de entrar en carrera. Procuramos darles algunas explicaciones a los personajes de la manera de actuar. Se hace también para quitarles el nerviosismo de esos momentos», explica Comas.

Los conductores se adentran en su interior y una docena de integrantes de la comisión se ponen en el lugar apropiado para iniciar la marcha del carro. Una vez concluye su paso por la carrera hay que trabajar rápidamente. «La procesión azul es muy ágil, por lo que hay que retirar los carros y carrozas rápidamente para que no se apelotonen en la salida. Hay que aparcarlos, retirar a los personajes, los mantos y todo el atrezo y aparcar convenientemente cada uno de los carros y carrozas», detalla.

Los mantos y utilería se introducen en furgonetas para llevarlos a la Casa del Paso, donde otra comisión se encargará de que estén en perfecto estado para el siguiente desfile. El personal de la Comisión de Carros, cuando termine la procesión, deberá trasladar a la nave los carros que al día siguiente no procesionan. De madrugada, traerán los que desfilarán esta noche. «Estos días es un no parar. Tenemos que trabajar a horas en que la circulación es menor, para no crear problemas en el tráfico. De madrugada es cuando se realizan todos esos traslados», apunta Comas.

Meses antes han montado cada una de las infraestructuras y se han limpiado a conciencia, una labor que realizan los más jóvenes. «El equipo que tenemos es increíble. Hay de todas las edades. El trabajo se ajusta a los gustos y necesidades. Nos hemos convertido en una gran familia que disfruta con lo que hace», concluye.

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