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Sábado, 4 de abril 2015, 00:05
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Impresionante puesta en escena de los cortejos blanco y azul que protagonizaron en su día grande un espectáculo cargado de tensión y belleza. La procesión contó con la participación de todas las cofradías lorquinas, pero fueron las dos 'grandes' las que brillaron con luz propia.
En la avenida Juan Carlos I se representaron diferentes pasajes bíblicos pasionales en un gigantesco auto sacramental viviente que provocó el delirio de los espectadores.
Civilizaciones antiguas que cobran vida. Carreras frenéticas de las cuadrigas; caballerías que encandilan por la belleza y elegancia de los equinos; monumentales carrozas simbólicas de civilizaciones desaparecidas; elegancia de la doma clásica de caballos de pura raza; belleza de los bordados en oro y seda de las vestiduras de época.
Elementos cargados de plasticidad acompañados de un ritmo frenético que dieron paso a las imágenes titulares, las Vírgenes de los Dolores (Paso Azul) y la Amargura (Paso Blanco) y que cerraron la noche grande de Lorca.
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