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Miles de cartageneros siguieron los pasos de la Virgen de La Piedad.
Los marrajos dan inicio a su Semana Santa

Los marrajos dan inicio a su Semana Santa

La Virgen de la Piedad sale después de que el año pasado la lluvia truncara su procesión

la verdad

Lunes, 10 de abril 2017, 23:30

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Cartagena se citó este lunes con su Virgen de la Piedad y de nuevo sin lluvia, a diferencia del año pasado, cuando por primera vez en noventa años se truncaron las ilusiones de las miles de personas que confiaban en disfrutar de la procesión.

Los marrajos lo tenían todo preparado para echar a la calle con su característica puntualidad la llamada procesión de las promesas de la Santísima Virgen de La Piedad. Miles de cartageneros siguieron los pasos de la talla de José Capuz, que representa el momento en el que la madre recoge en brazos a su hijo a los pies de la cruz.

La procesión está compuesta por el grupo de acompañamiento del sudario de la Cofradía Marraja (tercio femenino del Jesús), el tercio de granaderos, penitentes y el trono del Santo Cáliz, el tercio y el trono insignia de Agrupación de la Piedad, el tercio titular de esta misma agrupación y el trono de la Virgen llevado a hombros por más de cien portapasos, muchos de ellos con la cara tapada.

A diferencia de otros cortejos, el de este Lunes Santo no lleva ni escolta militar ni de granaderos. El acompañamiento se lo proporcionaron a la Virgen las miles de personas que la siguieron, cumpliendo promesa, rezando o elevándole sus plegarias.

La historia de la procesión del Lunes Santo es singular. Todo empezó en 1930 con el traslado de la talla de la Virgen desde un almacén que la cofradía tenía en la calle del Adarve hasta la iglesia de Santo Domingo, principio y final de las procesiones marrajas hasta la guerra civil. La aceptación popular de este traslado fue en aumento, lo que dio lugar a su institucionalización como procesión y a que fuera conocido como la procesión de las Promesas.

Una peculiar tradición pone la nota característica al desfile. Desde 1947, cuatro años después de que fueran constituidos como agrupación, los devotos portapasos de la Piedad muestran el cariño a la Caridad dejándole un ramo de flores al pasar por la puerta de su templo. Allí vuelven el trono hacia el altar y le cantan a ambas vírgenes la Salve cartagenera. Después depositan un ramo de rosas negras a los pies de la Caridad.

La procesión discurrió por el itinerario de costumbre en Cartagena, con la salvedad de que la llegada a la iglesia de Santa María es por la calle San Miguel, en lugar de Jara. Cerca de la una de la madrugada, miles de cartageneros abarrotaron toda la calle del Aire para cantar la Salve más emotiva de toda la Semana Santa. Momentos en los que las emociones y las lágrimas afloraron a los rostros de todas las personas que dejaron su plegaria a la Virgen.

Las promesas son tan tradicionales como el sencillo ceremonial que interpretan los portapasos de la Piedad cuando llegan a la puerta del templo de la Virgen de la Caridad. Allí encaran el trono con la imagen de la Patrona de Cartagena, para cantar una emocionante salve y ofrecerle un ramo de rosas negras siguiendo una tradición. Así, los marrajos dieron inicio a su Semana Santa.

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