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Benito Rabal (9d), de pie, con los alumnos participantes. A. S.
La necesidad de contar historias

La necesidad de contar historias

Benito Rabal despierta la pasión del cine a jóvenes discapacitados y alumnos de Bachillerato de Artes

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Martes, 13 de febrero 2018

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«Te lo tienes que creer y plantarte firme sobre tus talones, como aconsejaba James Cagney», le recomendó Benito Rabal a Salvador, usuario del centro de día de la Asociación de Discapacitados del Mar Menor Aidemar, ya que el joven protagonizará el corto que rodarán con los alumnos del Bachillerato de Artes del instituto Ruiz de Alda de San Javier. En pleno 'subidón' por la popularidad repentina que le ha proporcionado en el centro su papel estelar en el reparto, Salvador se lanzó a pedir consejo a quien ha crecido al calor de los focos de rodaje, el actor, guinista y director de cine Benito Rabal, a quien su famoso padre escondía de pequeño en los camerinos.

El cineasta de raíces aguileñas compartió el pasado miércoles sus vivencias con los usuarios de Aidemar y los alumnos de Secundaria. «El amor tiene una sonoridad y el enfado, otra, igual que el silencio», les contó sobre la magia sensorial del cine. De cómo los actores logran que el personaje 'se siente' a su lado en los ensayos, o del modo de «emocionar, de hacer reír o llorar o dar miedo» les habló el hijo y padre de actores a los jóvenes, que aprendieron además que «los ruidos de los puñetazos se hacen golpeando a un pollo».

De la conexión del escritor con su audiencia surgieron confesiones por ambas partes. De entre los usuarios de Aidemar, Esteban reveló su papel de Romeo en una representación escolar, Antonio su amor por el dibujo y Pilar su desparpajo teatral. Rabal les contó que sus escenas preferidas del gran Paco son las del final de 'Nazarín' (1959, Luis Buñuel) y «todas las de 'Los santos inocentes'».

Recuerdo del actor aguileño

«Mi padre se fue por los pueblos a hablar con inocentes. De uno copió las orejas, de otro los dientes, y cambió con ellos la ropa que llevaba en la película», relató del mimetismo de mariposa del actor aguileño. «Lo leía todo, lo quería saber todo a pesar de que solo fue un año a la escuela. Cuando iba a hacer de ciego, me llevaba al colegio con los ojos cerrados», le recuerda su hijo. Evocó el nacimiento del carismático Juncal, que enganchó a taurinos y antitaurinos e hizo resurgir a Rabal de sus cenizas. «Sancho Gracia y yo lo ideamos una tarde para él. Se hizo tan famoso que cuando mi padre fue a la Expo de Sevilla con las autoridades, el portero les pidió el DNI a Felipe González y a Carlos Collado, pero a Paco Rabal le dijo 'a usted no, maestro'», contó del aura seductora del actor de Calabardina que protagonizó títulos icónicos de Buñuel, Visconti, Chabrol o Almodóvar, entre su larga filmografía.

Benito Rabal les despertó «la necesidad de contar historias, por eso y por viajar soy director, pero no me gusta el famoseo que rodea al cine». Evocó anécdotas de sus rodajes de 'La colmena', 'El furgón', 'Fortunata y Jacinta' y la serie 'Curro Jiménez', historias contadas «para que se vea lo que no funciona del mundo, para intentar cambiarlo, para eso las cuento en el cine».

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