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Panorámica del montaje para la celebración de una boda en La Manga.
El Ministerio cede al Ayuntamiento la autorización de las bodas en La Manga

El Ministerio cede al Ayuntamiento la autorización de las bodas en La Manga

Costas aprueba también la creación de un centro de interpretación en la isla de la Perdiguera y un sistema de vigilancia para evitar las basuras

A. SALAS

Viernes, 26 de febrero 2016, 01:12

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Casarse en una playa de La Manga, a la caída del sol, dejará de ser una actividad de riesgo. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente prepara con el Ayuntamiento de San Javier un acuerdo para dar cobertura legal a la celebración de bodas en esta orilla del Mar Menor, cuya demanda ha crecido en los últimos años hasta convertirse en un fenómeno turístico y económico en temporada baja para La Manga, a pesar de que carece de cobertura legal.

Costas ha llegado a imponer sanciones económicas a los hosteleros que han organizado este tipo de ceremonias en la playa, que cada vez tienen más demanda por parte de parejas de diversos países. En las playas del Mar Menor se han unido en matrimonio, rodeados de un decorado romántico para la ocasión, parejas de Inglaterra, Nueva York y Chicago. La llegada de invitados para este tipo de actos ha activado en La Manga la demanda de servicios, desde peluquerías, floristerías y proveedores de hostelería hasta la ocupación de hoteles en temporada baja, ya que las bodas se celebran entre septiembre y mayo.

Con una actividad económica que puede facilitar la ruptura de la estacionalidad turística, pero inmersa en una laguna legal que convierte cualquier boda en un acto sancionable por la Policía, el Consistorio ha buscado fórmulas legales para consolidar el potencial de este nuevo filón. «Entendemos que es de interés turístico, así que el Ayuntamiento se hará responsable de autorizar las ceremonias en una experiencia pionera en España que puede servir de base para otras zonas y otras actividades», explica el alcalde, José Miguel Luengo.

Así, se elaborará un borrador del documento que contemplará la temporada, los días y las horas en las que se podrá autorizar una boda. El Ministerio concederá potestad al Consistorio para que autorice las ceremonias en determinadas playas previamente previstas, para lo que se recogerán las sugerencias de los empresarios de La Manga que las organizan.

Luengo lo deja bien claro: «Se autorizarán bodas en la playa, no banquetes», asegura. En los permisos se precisarán los metros de playa que pueden ocupar para las sillas de los invitados y demás parafernalia, las horas y el tipo de usos. «Con ese borrador, tendremos otra reunión y concretaremos el acuerdo final, que servirá como ejemplo para otro tipo de eventos», señala el regidor, que espera contar con el visto bueno del Ministerio para la próxima temporada de bodas, en otoño.

Reunión en Madrid

El alcalde se reunió con el secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra, y la directora general de Sostenibilidad de la Costa y el Mar, Raquel Orts, en la sede ministerial, junto a los ediles de Medio Ambiente y de Turismo, Antonio Luengo y Antonio Martínez, respectivamente.

Los representantes del Ministerio se comprometieron a agilizar los trámites para la desafectación de la antigua zona marítimo terrestre, que supondrá la incorporación al patrimonio municipal de 45.000 metros cuadrados de espacios libres en siete zonas diferentes de La Manga para habilitarlos como zonas verdes y equipamientos. Sobre el problema de los 3.000 fondeos ilegales en la laguna, que causan una serie de vertidos incontrolados y la ocupación de varias playas, el Ayuntamiento propuso al Ministerio la instalación de boyas alquilables a los dueños de embarcaciones que puedan atracar en cualquiera de las orillas para comer o para visitar un municipio por unas horas.

«Podría alquilar la boya desde el teléfono móvil y facilitar así alternativas que huyan de la especulación, con lo más parecido a precios públicos y un sistema de anclaje que respete los fondos del Mar Menor», explica Luengo. El alcalde planteó además el estudio de posibles usos en la isla Perdiguera, que eviten el abandono y la acumulación de basuras que se produce ante la falta de vigilancia. «Podría crearse un centro de interpretación con restaurante o, al menos mejorar el pantalán», concluyó.

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