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Sanidad ya detectó posible mala praxis en otra operación en San José

El paciente, de 24 años, fue intervenido en 2014 de una fístula; sufrió una parada cardiorrespiratoria que le causó daño neurológico

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Sábado, 3 de marzo 2018, 02:54

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La Inspección de la Consejería de Sanidad detectó en 2014 un posible caso de mala praxis en la clínica San José de Alcantarilla que guarda algunas similitudes con las circunstancias que rodearon el fallecimiento de José Manuel González, de 29 años, el pasado 21 de febrero. En ambos casos, se produjo una parada cardiorrespiratoria durante una intervención quirúrgica de escasa complejidad, con dramáticas consecuencias. El paciente operado en 2014, un estudiante de Ingeniería Informática de 24 años, no murió, pero sufrió una encefalopatía anóxica que le provocó déficit cognitivo y funcional. A día de hoy, sigue sin ser capaz de valerse por sí mismo, ni siquiera para comer.

El director gerente del Servicio Murciano de Salud (SMS), Asensio López, reveló ayer en rueda de prensa la existencia de un caso de presunta negligencia anterior al de José Manuel González que se está revisando y que ha influido en la decisión de suspender de forma temporal todas las derivaciones quirúrgicas a la clínica San José. No ofreció más detalles, pero 'La Verdad' ha podido confirmar que se trata de un joven de 24 años que el 27 de junio de 2014 entró en el quirófano para ser intervenido de un sinus pilonidal (una fístula), con raquianestesia. Sufrió una parada cardiorrespiratoria y fue derivado a la UCI del Reina Sofía, pero los daños neurológicos eran ya irreversibles.

El informe que elaboró entonces la Inspección Médica, al que ha tenido acceso 'La Verdad', es muy duro en sus conclusiones y apunta a una presunta actuación negligente por parte del personal que participó en la intervención. Se cuestiona la actuación del anestesista por utilizar «una asociación de fármacos que incrementa el riesgo de depresión respiratoria», y que no aparece recomendada en las principales guías terapéuticas. También se denuncia un retraso de cerca de dos horas en la llamada al 061 para el traslado a un hospital público con UCI. «Resulta a todas luces muy dilatado el tiempo transcurrido de dos horas entre la finalización de la intervención, tras la RCP (reanimación cardiopulmonar) realizada, y el aviso al 061 para traslado a una UCI, ya que durante este tiempo persistían signos neurológicos graves», advierte la Inspección.

La Inspección censuró el retraso de dos horas en el traslado a una UCI, un tiempo «a todas luces muy dilatado»

El entonces subdirector general de Atención al Ciudadano, Jesús Cañavate, trasladó a la familia que «de las conclusiones del informe puede derivarse cierto grado de responsabilidad como consecuencia de la actuación llevada a cabo por los sanitarios en el transcurso de la intervención quirúrgica». Los padres del joven optaron por acudir a la vía penal, que todavía permanece abierta. Una sentencia desestimó en primera Instancia la existencia de delito penal. La familia ha recurrido.

El paciente entró en quirófano a las 9.40 horas del 27 de junio de 2014. Sobre las 10.40, cuando se estaba cerrando la herida, «se detectó parada cardiorrespiratoria por asistolia, por lo que se llamó al celador para ponerlo en decúbito supino y se realizó RCP básica y avanzada» durante dos minutos aproximadamente. «Tras esta maniobra y recuperando el paciente pulso espontáneo y ritmo sinusal, y teniendo buena saturación de oxígeno, se decidió terminar de cerrar la herida en decúbito lateral y finalizar la intervención». Terminada la operación, sobre las 11.00 horas, «el paciente permaneció en el quirófano, intubado pero con respirador no conectado», con signos neurológicos graves como «desorientación», falta de «respuesta adecuada a órdenes, apertura de ojos y «rotación interna de miembros superiores al dolor». En esta situación «el paciente permanece aproximadamente dos horas, y al no mejorar se decide llamar al 061, que recibe el aviso a las 13.03».

«No constan los fármacos»

Fue trasladado a la UCI del Reina Sofía ante la ausencia de camas en Cuidados Intensivos de La Arrixaca. El joven quedó con graves secuelas que todavía permanecen y que no se han podido superar, ni siquiera con intensos programas de rehabilitación en centros de Murcia y Barcelona. El informe de la Inspección recoge la valoración, como técnico, del jefe de Anestesia de La Arrixaca, Francisco Acosta, muy crítico con la actuación del anestesista de la clínica San José que atendió al joven, que padecía obesidad y diversas alergias. «En ningún lugar de la hoja de anestesia se hace constar qué fármacos se utilizaron, dosis administradas y nivel anestésico alcanzado», censura. En informes posteriores se señala que se suministró lidocaína y petidina, una mezcla que cuestiona el experto. Más aún, advierte de que «el uso de la petidina prácticamente ha desaparecido en los países desarrollados debido a sus efectos adversos». El informe achaca a los efectos de la anestesia «la depresión respiratoria que, minutos después, al no ser detectada y corregida, originó una parada cardíaca con las consecuencias de encefalopatía anóxica».

El SMS no tomó ninguna medida a raíz de este informe, una vez se inició el proceso judicial. Fuentes de Salud confirman que no se revisó el concierto con San José, ni se hicieron controles distintos a los habituales.

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