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Rocío Corral, matrona en el North Middlesex University Hospital, en Londres, en su casa de Torre Pacheco, donde está de vacaciones. Antonio Gil/ AGM
La sanidad británica ya no habla español

La sanidad británica ya no habla español

El número de enfermeros de la Región que se marchan a Reino Unido a trabajar se ha reducido un 98% desde el referéndum del 'Brexit'. Los sanitarios prefieren ahora otros destinos

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Domingo, 13 de mayo 2018, 08:02

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A Rocío Corral le encanta Reino Unido. Se enamoró primero de Edimburgo, donde trabajó en una residencia privada, y después de Londres, donde se ha formado como matrona y donde ya tiene un contrato que le permitirá ejercer como tal en un hospital del NHS, el sistema público de salud británico, a partir del próximo 1 de septiembre. Añora a sus amigos, a su familia y su casa de Torre Pacheco, a la que ha regresado para pasar el verano. Pero tiene claro que, de momento, su vida está en Inglaterra. Allí le esperan su novio y un empleo que le ilusiona. Sin embargo, sobre su futuro pende, como un nubarrón negro, una palabra sombría: 'Brexit'. «Si cuando el Reino Unido salga de la Unión Europea mi experiencia laboral deja de puntuar para la bolsa de trabajo en España, como ocurre con los países extracomunitarios, me temo que tendré que volverme», confiesa apesadumbrada.

La cuenta atrás ha comenzado: si un milagro no lo remedia, el 30 de marzo de 2019 el Reino Unido habrá abandonado el espacio común europeo. Pero antes de que ese momento llegue, al 'Brexit' le está precediendo un 'Sanibrexit' en toda regla. Los enfermeros murcianos y del resto de España, que durante los años de la crisis se marcharon en masa a Inglaterra ante la falta de perspectivas laborales, han dado la espalda al National Health Service (NHS) británico y han comenzado a optar por otros países de la UE, como Irlanda.

En 2015, el año previo al referéndum en el que triunfó la opción del 'Brexit', 132 enfermeros de la Región hicieron la maleta rumbo a Inglaterra, atraídos por la gran cantidad de plazas disponibles en el NHS. En 2016, la cifra se había reducido a 36, y en 2017 la caída fue todavía mayor: apenas tres profesionales murcianos marcharon a Reino Unido, según datos facilitados por el Colegio de Enfermería de la Región. Se trata, en definitiva, de una reducción del 98% en apenas dos años. La tendencia es similar en el resto de España. Si en octubre de 2016 se inscribieron en el Consejo de Enfermería y Matronas (NMC) británico 1.966 profesionales españoles, en septiembre de 2017 solo se registraron 104, lo que supone una disminución de nada menos que el 95%. Este registro en el NMC es imprescindible para poder ejercer en Reino Unido.

No solo se van los españoles: la llegada de sanitarios de la UE se ha reducido, en total, un 87%

Pero el 'Brexit' no es el único factor a tener en cuenta. «Ahora exigen un examen de inglés durísimo que antes no se necesitaba. Es imposible superarlo si no tienes unos conocimientos muy avanzados y muy específicos», advierte Rocío Corral. «Lo aprobé porque me examiné cuando ya llevaba varios años aquí. Si hubiese tenido que hacer la prueba cuando llegué, no lo habría conseguido», confiesa.

La presidenta del Colegio de Enfermería, Amelia Corominas, resume la situación: «Ha descendido de forma drástica el número de profesionales que se han ido a trabajar al Reino Unido», algo que «podemos achacar a la incertidumbre tras el 'Brexit' y a que ahora exigen un nivel de inglés más alto, equivalente al C1 del marco común europeo».

Menos desempleo

Paralelamente, el mercado laboral español ha experimentado una tímida mejora. Aunque las ofertas laborales siguen marcadas por la precariedad, al menos ha empezado a disminuir el desempleo, explica José Luis Cobos, director de Planificación Estratégica del Consejo General de Enfermería de España. Además, las comunidades autónomas están preparando ofertas públicas de empleo (OPE) extraordinarias que permitirán reducir la temporalidad a partir de 2019. Sin embargo, Amelia Corominas matiza: «Se ha creado empleo, pero de mala calidad. Los primeros contratos de nuestros titulados siguen siendo precarios, temporales y poco remunerados». También Cobos advierte de que la sanidad española está lejos de haberse recuperado de la crisis, cuando se llegaron a destruir «20.000 empleos» en la Enfermería.

Trabajar en un hospital público inglés puntúa actualmente igual que la experiencia en el SMS. Cuando se consume el 'Brexit', ya no será así

Independientemente del peso de cada factor, los datos son incuestionables. Tras el referéndum del 'Brexit', el NHS no suma prácticamente nuevas incorporaciones desde España. Las autoridades sanitarias británicas, que apostaron por los enfermeros españoles -mejor formados y cualificados que sus propios graduados- no ocultan su preocupación. Porque no solo han dejado de llegar profesionales de la Península Ibérica. También se ha cerrado el grifo en el resto de la Unión Europea. Entre septiembre de 2016, justo tras el triunfo del 'Brexit', y septiembre de 2017, el número de nuevas incorporaciones a la sanidad británica desde el resto de Europa se redujo un 87%, según datos del NMC recogidos por la web 'Político'.

El 'Brexit' amenaza con generar un serio déficit en el NHS, que cuenta con unos 62.000 profesionales extranjeros en sus filas. Entre ellos, unos 7.600 enfermeros españoles. No hay cifras concretas del número de sanitarios de la Región en el NHS, pero sí están registrados los 465 enfermeros murcianos que se han ido a Reino Unido desde el año 2012, en su inmensa mayoría en el periodo comprendido entre 2012 y 2015. Inglaterra fue, durante los años más duros de la crisis, el destino preferido por los recién graduados, a mucha distancia de Irlanda (que ha recibido a 41 enfermeros desde 2012) y Noruega (18).

La estadística, en todo caso, no es completa, porque mientras para trabajar en el NHS inglés hay que pasar por el Colegio de Enfermería de la Región -que expide un código de buena conducta y tiene que sellar otros documentos- no ocurre lo mismo en el caso de otros países, como Alemania. Esto impide que haya datos oficiales relativos al éxodo de profesionales a este último destino, también muy solicitado.

Un destino preferente

Pero en Alemania las condiciones de los enfermeros son peores que en Inglaterra, una opción que fue preferente durante la crisis. Jorge López terminó la carrera en 2014, un año después que su novia, Almudena Fuster. «En Murcia no había trabajo, así que teníamos claro que la única opción era irnos fuera», recuerda. Los hospitales del NHS, desesperados por encontrar enfermeros ante el déficit existente en Inglaterra, ofertaban plazas incluso a los estudiantes que todavía no habían acabado la carrera, con la promesa de contratarles en cuanto se graduasen.

A Jorge le quedaban dos meses para terminar sus estudios en la UMU cuando se presentó a una entrevista en Madrid organizada por una agencia de empleo que buscaba enfermeros para el hospital de Grimsby, una pequeña localidad al norte de Inglaterra. Salió de allí con un precontrato bajo el brazo, al igual que Almudena. «Terminé en julio y el 1 de agosto ya estaba trabajando en Grimsby», recuerda. «Fue un poco duro al principio, porque solo teníamos el B1 de inglés y el acento del norte es complicado, pero el sistema británico estaba muy preparado para integrarnos laboralmente», cuenta. Jorge y Almudena coincidieron en el hospital con otros profesionales españoles. «Cuando llegas, te asignan un tutor para ir formándote en las distintas técnicas. Es un sistema de 'training' (entrenamiento)». Los estudiantes ingleses salen de la carrera «sin saber coger vías o poner sondas», pero «nosotros todo eso sí lo sabemos hacer». De ahí que los enfermeros españoles fuesen recibidos con los brazos abiertos.

La joven pareja tenía trabajo, seguía formándose y había conseguido una estabilidad que en España era imposible. «En Murcia, como mucho podías encadenar, en aquella época, dos o tres meses de sustituciones en verano», recuerda Almudena Fuster.

En 2016 se mudaron a Cambridge, y desde entonces trabajan en el Addenbrooke's Hospital, un gran centro del NHS ligado a la Universidad de Cambridge. Jorge es supervisor en una Unidad de Evaluación de Pacientes en el servicio de Urgencias, mientras Almudena trabaja con enfermos renales en la Unidad de Diálisis. «Las condiciones laborales son mucho mejores que en España. Aquí tenemos contratos indefinidos, y eso te da seguridad», confiesa Jorge. El salario es de unas 2.000 libras mensuales (unos 2.200 euros). Teniendo en cuenta el alto nivel de vida en Londres y la cercana Cambridge, un enfermero con plaza fija en el Servicio Murciano de Salud (SMS) disfruta de una mejor retribución. Pero conseguir un puesto estable en la sanidad pública española todavía es, a día de hoy, un imposible para la generación de Jorge y Almudena.

Quizá tengan una oportunidad en las próximas ofertas públicas de empleo (OPE) que prepara el SMS. De momento han pasado cuatro años sumando puntos gracias a que la experiencia laboral en el NHS británico cuenta exactamente lo mismo que la acumulada en La Arrixaca o en cualquier otro hospital público de España o de la UE.

Esto es, precisamente, lo que previsiblemente cambiará con el 'Brexit', y lo que ha hecho que los sanitarios españoles empiecen a descartar Reino Unido como destino.

Almudena y Jorge se están planteando poner fin a su experiencia en Inglaterra y volver a Murcia este verano. «Hay algunos compañeros que ya han vuelto. Nos asusta un poco regresar y dejar un contrato fijo, pero calculamos que con los puntos que hemos acumulado podremos trabajar al menos nueve o diez meses al año», explica Jorge. «Será más incómodo, con contratos que pueden ser de un mes o menos, un día en Lorca y otro en Cartagena». Pero, al menos, estarán en casa y sin la incertidumbre del 'Brexit'.

«Ahora, me lo pensaría»

«La noche del referéndum no dormí; nadie sabía lo que iba a ocurrir», confiesa el enfermero. De momento, sus condiciones se mantienen igual, pero entiende perfectamente a quienes deciden ahora una opción distinta a Inglaterra. «Irte al extranjero ya es una situación bastante dura como para tener que lidar con esta incertidumbre. Si tuviese que venir ahora, igual me lo pensaba», confiesa.

Almudena Fuster, su pareja, comparte sus temores y sus ganas de volver a España, aunque la opción de regresar en algún momento a Inglaterra la va a «dejar abierta», matiza. La victoria del 'Brexit' supuso una cierta conmoción. «Me afectó. De repente me di cuenta de que todos mis compañeros de más de 40 años, con quienes trabaja codo con codo, habían votado por salir de la UE. Pensé: 'Quieren que me vaya'». El referéndum generó una profunda división social: los más jóvenes y las grandes ciudades votaron por Europa. Las personas mayores y la Inglaterra rural, por el 'Brexit'. El clima se enrareció con discursos abiertamente xenófobos, como los del UKIP, el partido antieuropeo y populista que capitalizó el resultado de las urnas. «He tenido que escuchar comentarios de algunos pacientes, gente que te dice que le estás robando el trabajo a los ingleses. ¿Cómo pueden decir algo así si les estás cuidando?» se pregunta Almudena. También, por supuesto, recibe el cariño de otros muchos pacientes que no comparten ese discurso. El 'Brexit' no solo ha alentado la eurofobia en ciertos sectores, también ha generado todo lo contrario entre quienes no se resignan a abandonar la Unión Europea.

Pese a la lejanía, los inconvenientes y los negros nubarrones sobre el horizonte, la experiencia inglesa les deja a los enfermeros murcianos, en general, un buen sabor de boca. «Yo me vine no solo por la situación laboral en España, sino porque quería salir al extranjero; lo tenía muy claro», cuenta Rocío Corral. Ahora, con el 'Brexit', se mantiene a la expectativa. «El Gobierno británico no hace más que mandar notificaciones intentando tranquilizarnos; nos dicen que nos van a tratar igual que siempre, que no va a haber problemas para los trabajadores del NHS». Las autoridades sanitarias intentan que los hospitales no se vacíen de profesionales extranjeros, porque el sistema no se mantendría. Quizá, algunos compañeros de Jorge, Almudena y Rocío se hayan arrepentido ya, a estas alturas, del sentido de su voto aquel 23 de junio de 2016 en el que echaron por la borda el sueño de un proyecto europeo compartido.

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