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Efe
Fútbol | Liga de Campeones

La mejoría de resultados y juego madridista sin uno de sus delanteros abre un profundo debate en torno al equipo

PPLL

Jueves, 24 de abril 2014, 19:02

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El excelente partido de los dos laterales del Real Madrid no pasó desapercibido para nadie. Dani Carvajal reivindicó una plaza como indiscutible en el conjunto blanco, y la opción de un billete para el Mundial de Brasil, mientras que Fabio Coentrao evidenció que, pese a sus altibajos, es un zaguero muy a tener en cuenta. Fue más allá Carlo Ancelotti, que lejos de quedarse en la superficialidad del elogio decidió profundizar para encontrar otro motivo:«Estuvieron muy bien, y además han contado con la ayuda de Isco y Di María» reveló el italiano.

El Bayern de Múnich se topó de bruces con un rival mucho más conjuntado que en la media de los partidos de la temporada. Su estilo de toque, eficiente pero no tan eficaz, provocó un Madrid más unido, un bloque que funcionó como tal y que no sólo no acusó la ausencia del febril Gareth Bale sino que reforzó sus características corales.

Es el eterno dilema de los capitalinos, jugar con sus millonarias estrellas ofensivas o renunciar a una de ellas para reforzar un maltrecho centro del campo, revolcado en algunos de los campos más importantes de la península y más allá de los Pirineos. No es que sea Bale quien rompe el conjunto sino un dibujo improvisado, un 4-3-3 que consigue dar cabida a la llamada BBC y que permite retrasar unos metros a Modric, que reconvertido como volante ha conquistado a la grada del Bernabéu.

En el otro lado, menos talento, menos velocidad y mucho menos gol, pero capacidad de control sobre los partidos que deciden campeonatos. Sin uno de ellos, y con Jesé Rodríguez lesionado, el recurso es meter un centrocampista más alterando el dibujo a un 4-4-2 más generoso y democrático o manteniendo el esquema primigenio adelantando a Ángel Di María, algo que también redunda en positivo gracias a la mayor presión en la salida de balón rival.

La frase de Ancelotti no es casual, y sabe de las virtudes y las carencias que presenta en su once la ausencia de alguno de sus delanteros fetiche. En Dortmund le salvó los papeles la tardía entrada de Casemiro, que reconstruyó el centro del campo, y en la final de Copa el Real Madrid se sobrepuso a la perfección a la baja de Cristiano Ronaldo gracias a la inclusión de Isco en la medular. Las ayudas en defensa se multiplican, existe un protagonista más en la salida de balón y se roba más y mejor. Además, con dos volantes, también se cierran mejor los ataques por banda de los adversarios, como en la noche del miércoles, reforzando a Carvajal y Coentrao, anulando la verticalidad de Ribéry y Robben y obligando a los germanos a jugar por el centro y sin capacidad de crear ocasiones claras de gol.

¿Bendito problema?

Ahora, el técnico transalpino debe decidir, con todos sus hombres disponibles, cuál es su apuesta de cara al difícil partido del vuelta del próximo martes. Es tentador pensar que bendito problema. Sin embargo, el envite es de importancia. Apostar por una delantera formada por Bale, Cristiano Ronaldo y Benzema podría resquebrajar su bloque, y dejar a alguno de ellos en el banquillo le reportaría problemas dentro del club y furibundas críticas por parte de algunos sectores en el caso de fracaso. Desde los elogios a su inigualable poder ofensivo hasta el «jugamos como un equipo» pronunciado por Isco después de la primera derrota de Guardiola en el Bernabéu.

Si Ancelotti acierta se le atribuirá el mérito a la versatilidad de la plantilla, y si el Real Madrid cae eliminado va a ser el responsable por no elegir su otra apuesta ganadora.

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