Borrar
Cristiano, durante un partido de Liga de Campeones. / (Afp)
fútbol

El portugués está indignado porque no le realizaron ni una prueba diagnóstica antes de viajar a Dortmund lesionado y desafió a los doctores del club al jugar ante el Bayern

PPLL

Jueves, 24 de abril 2014, 22:29

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La euforia contenida instalada en el Real Madrid tras el meritorio triunfo ante el Bayern de Múnich en el primer asalto de semifinales de Champions contrasta con los conflictos médicos que estaban latentes desde hace seis años y que se han transformado en una guerra por las misteriosas lesiones de Cristiano Ronaldo, una tendinitis en el tendón rotuliano de su rodilla izquierda que le amarga desde hace un mes y la rotura de fibras en el bíceps femoral que se le descubrió tras retirarse del entrenamiento previo al choque en el Signal Iduna Park de Dortmund. Florentino Pérez está dispuesto a coger el bisturí y cortar por lo sano porque el presidente no consiente que se dañe la imagen del club y se ponga en riesgo a su jugador franquicia.

Tras tomar la decisión de jugar ante los bávaros, a pesar de que Carlo Ancelotti reconoció que apenas se encontraba al 50%, Cristiano disparó contra los médicos. «Estaba con confianza pero algunas personas querían que no jugase y otras sí. Tuve miedo porque era mi primer partido en tres semanas, pero me sentí perfecto», esgrimió el astro portugués. ¿Quién no quería que jugases?, se le insistió. «Eso es otra cosa. Hay que estar contento porque hemos ganado, no he forzado nada y no voy a tener más problemas», apuntó, sin querer profundizar. Al final, Ronaldo dejó claro que no es «tonto» y sabe perfectamente si puede jugar o no. «No voy a arriesgar inútilmente. Los médicos tienen su opinión y yo la mía, que es la que cuenta. Sólo yo decido sobre mí».

Un día antes del partido, Carlo Ancelotti salió por peteneras al preguntarle qué doctores habían tratado a Cristiano. «Eso lo debe explicar el cuerpo médico», afirmó el entrenador, que esbozó una media sonrisa irónica. El lío es mayúsculo y envuelve una realidad surrealista. Oficialmente, los servicios médicos están externalizados porque Sanitas paga en torno a tres millones anuales al club. El máximo responsable es el doctor Carlos Díez, y el jefe de fisioterapia, Pedro Chueca. Por otro lado ejerce el doctor Jesús Olmo, aliado de la directiva y el último en llegar al club junto a tres fisioterapeutas de confianza. Y la mayor parte de los jugadores son atendidos luego por sus médicos, fisios y recuperadores de confianza.

«Pregúntale a tu amigo»

Cristiano, por ejemplo, se marchó antes de la final de Copa a Oporto para pasar consulta con el doctor José Carlos Noronha, médico de absoluta confianza de Jorge Mendes, agente de CR7, y responsable de la difícil operación del colombiano Radamel Falcao. Y el que le ha tratado y tocado los músculos es Joaquín Juan, el fisio que mima los desgastados músculos y articulaciones de estrella como Pau Gasol. El caos es tal que en el entorno de Cristiano se quejan de que no le realizaron ni una ni una prueba de diagnóstico para ver cuál era el origen de sus molestias musculares. Ya se fue roto a Dortmund y no le hicieron ni una placa o resonancia magnética nuclear antes. En la supuesta cumbre previa al choque ante el Bayern, los médicos oficiales le recomendaron no jugar, pero a continuación instaron a Cristiano a preguntarle a su amigo. Unos por los otros y la casa sin barrer en el Madrid.

Desde finales de 2008, nada menos que una docena de jugadores del equipo blanco han sido intervenidos por médicos extranjeros: el holandés Van Dijk fue el más requerido, ya que operó a su compatriota Van Nistelrooy, a Pepe y a Marcelo; el francés Sonnery Cottet intervino a Mahamadou Diarra y a Varane; su compatriota Hervé Silbert operó la rodilla de Varane; el belga Marc Martens trató a Kaká; el estadounidense Richard Fessler operó a Higuaín; del turco Altintop se encargó el alemán Thonn; del pubis de Xabi Alonso la doctora alemana Ulrike Muschaweck, mientras que el prestigioso cirujano, también teutón, Ulrich Boenisch, operó esta campaña las maltrechas rodillas de Khedira y Jesé, que tuvo que volver a pasar después por el quirófano por una infección. Iker Casillas, en cambio, se decantó por el 'bisturí español' para que el doctor Del Cerro le curase su fractura en la base del primer metacarpiano de la mano izquierda.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios