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Josep Baselga, uno de los mayores expertos en cáncer de mama.
Un año sin quimioterapia para las enfermas con cáncer de mama
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Un año sin quimioterapia para las enfermas con cáncer de mama

El Afinitor, en cuya evolución ha participado Josep Baselga, retrasa la progresión de las pacientes en un estado avanzado

DANIEL ROLDÁN

Lunes, 30 de septiembre 2013, 15:11

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Este año, unas 250.000 mujeres en todo el mundo serán diagnosticadas de un cáncer de mama avanzado, es decir, el tumor se extiende a los ganglios de la axila o se disemina por otros tejidos y organismos. De este cuarto de millón, unos 6.000 casos se van a producir en España, donde las estadísticas señalan que una de cada ocho mujeres sufrirá esta enfermedad -en cualquiera de sus fases- a lo largo de su vida. El tratamiento de este tipo de cáncer sigue sin conseguir curarlo, con lo que las investigaciones se han centrado más en parar la progresión de la enfermedad. Como Afinitor, un nuevo candado para evitar que el tumor se extienda y que permite a las pacientes con cáncer de mama avanzado vivir un año más sin quimioterapia.

«Es la primera vez que se remite el desarrollo hormonal, que es lo que mismo que sucede en el cáncer de páncreas», argumenta Josep Baselga, uno de los mayores expertos en este tipo de cáncer y que ha participado en el desarrollo de este medicamento, cuya misión fundamental es la de bloqueador. La medicación hormonal logra parar al tumor, pero este es capaz de abrir otras puertas para colarse en el cuerpo de la paciente. Una de esas vías de escape es la proteína mTOR, clave para el crecimiento celular.

El fármaco logra cerrar al tumor esa puerta. Está diseñado para ser administrado junto al tratamiento hormonal estándar con exemestano, de manera que gracias a la sinergia entre ambos se consiguen bloquear las vías de escape del tumor y evitar que crezca y se disemine por el organismo durante un año. Un medicamento que sorprendió desde las primeras pruebas. «Es el ensayo más positivo de la historia del cáncer de mama», comenta el director del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York y anterior responsable de la Unidad de Oncología del Vall dHebrón. Baselga, además, se muestra también convencido de que este nuevo producto también será beneficioso para tratar «el cáncer en sus primeras fases», aunque recalcó que no hay estudios definitivos respecto a estas bondades.

En cuanto a los efectos secundarios, el médico indicó que son «mínimos», mucosidad y fatiga, sobre todo, en comparación con la calidad de vida que logran los pacientes. Un año sin quimioterapia es un tiempo de descanso muy importante, teniendo en cuenta que este tipo de sesiones se pueden prolongar entre seis o siete meses y provocan un cansancio generalizado en las enfermas, entre otros efectos secundarios.

Baselga insistió en la importancia de este fármaco -«he puesto a los posdoctorados a ello»- ya que puede arrojar más luz sobre la evolución de los cáncer de mama metastásico, cuya evolución varía entre los pocos meses y otros en el que la expectativa de vida es mucho más larga y prácticamente sin síntomas.

Lentitud injustificada

En el desarrollo de este nuevo medicamento han participado 12 centros hospitalarios españoles donde se han realizado los principales ensayos clínicos en fase 1. Además, la farmacéutica suiza destacó que España es el segundo lugar donde realiza más investigaciones. Sin embargo, la de Afinitor se ha visto empañada por un retraso burocrático. «Desde que la aprobó la Agencia Europea del Medicamento hasta su comercialización han pasado dos años», explica Felipe Fernández, quien indica que estos retrasos en los tratamientos oncológicos son «muy perjudiciales».

Este largo tiempo entre el dictamen europeo y la puesta en venta se debe a las trabas burocráticas que un medicamento debe pasar. Una queja habitual de las empresas del sector, que ponen como ejemplo a Alemania o Austria donde el regulador nacional asume como propio el dictamen del europeo. En cuanto al precio, el director de Oncología de Novartis destacó que Afinitor tendrá el precio más bajo de Europa, «más barato que en Portugal o Grecia». No obstante, estará sujeto al copago hospitalario impuesto por el Gobierno. El paciente deberá pagar el máximo impuesto por el Ministerio de Sanidad -4,20 euros- por un envase mensual.

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