Borrar
El atleta Sergio López. Javier Carrión / AGM
«Los quebraderos de cabeza se quedan fuera de la competición»

«Los quebraderos de cabeza se quedan fuera de la competición»

Sergio López Barranco, campeón nacional junior en 100 metros

MINERVA PIÑERO

Miércoles, 13 de septiembre 2017, 08:57

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Fascinado por las atléticas historias que su abuela le narraba durante las tardes de domingo, Sergio Barrancos cambió el balón de fútbol por las pistas de tartán para continuar la deportiva tradición familiar hace cuatro años. Dedicando ocho horas semanales a sus entrenamientos, el joven ha conseguido batir el récord regional de la prueba más rápida de las olimpiadas y participar en tres competiciones europeas. En la última, celebrada en Italia el pasado julio, alcanzó el quinto puesto en la clasificación final. Unos días antes, ganó el campeonato nacional.

-Dicen que correr es de cobardes.

-No sé si será cierto, pero, a quien lo piense, puedo prestarle mis zapatillas de competición para que sienta cómo es el camino de un deportista que intenta llegar a la élite. Conseguir este nivel se me ha hecho un poco más largo que los cien metros lisos que suelo correr.

-Continúe...

-Para compaginar el Bachiller con el deporte de alto nivel, a veces me las he visto negras, hecho que mi familia ha tenido que vivir en sus propias carnes. La que peor lo pasa, normalmente, es mi madre: le cuesta entender que su hijo prefiere hacer buenas marcas para llegar a los europeos antes que sacar notas maravillosas. Como soy bastante cabezón, creo que puedo compaginarlo todo hasta el final.

-¿Tiene un referente?

-Ni Usain Bolt, ni Ben Johnson. Me quedo con mi abuela, que con ochenta años se colocó la medalla de bronce en la prueba de lanzamiento de peso en el Campeonato Mundial de su categoría hace cuatro años, y con mi tío, el cual fue de los mejores marchadores del mundo durante los años noventa. Aunque no pudo asistir a las Olimpiadas de Barcelona por una lesión, consiguió hacer la marca que se requería.

-¿Pretendía conseguir los mismos logros que ellos?

-Nunca lo pensé. Siempre me había gustado correr, como a cualquier niño, y, cuando empecé, mi único objetivo era divertirme con el resto de compañeros. Como no tenía un físico de atleta, nadie se imaginaba que llegara a colgarme tantas medallas. Me sentía muy novato y, de hecho, en mi primera competición, fui el último en pisar la línea de meta en las dos pruebas que realicé. A partir de ese momento, el único fin que me propuse fue no llegar el último en las carreras o, por lo menos, que no hubiese tanta diferencia de segundos con el penúltimo. Mi entrenador supo hacerlo bien.

-¿Disfruta más de las competiciones europeas o nacionales?

-Por goleada, me quedo con las españolas. Cuando compito con los de siempre estoy más tranquilo. Mi entrenador y mis compañeros, de alguna manera, saben transformar mi carácter en seguridad y confianza. En los campeonatos europeos la experiencia suele ser más solitaria, en la grada no están sentadas las personas que me rodean. Además, siento mucho más responsabilidad: llevar el peso de la selección española no es fácil.

-¿Cómo afronta una derrota?

-Reacciono muy bien cuando pierdo. Muchos atletas se enfurecen, lloran, se llevan las derrotas al terreno personal, pierden las formas... En mi caso, sucede lo contrario. Mi Pepito Grillo interior, sabiamente, siempre me dice que competir es un aprendizaje continuo, y, que ya seas el campeón de España o el último en llegar en una carrera popular, tienes que tener cabeza para concentrarte en las metas futuras.

-¿Un ritual antes de pisar el tartán?

-Aún no tengo un ritual, pero sí un lema. Como dice Juan Carlos, mi entrenador, «un paraíso regalado no complace al creyente». Antes de empezar a calentar, solemos recordar qué hemos logrado hasta el día en cuestión. Los nervios y la presión nunca desaparecen del todo, pero, por lo menos, los quebraderos de cabeza se quedan fuera de la competición. Además, antes del pistoletazo de salida, solo existen tres palabras dentro de mi cabeza: ahora o nunca.

-¿Surgen rivalidades entre los compañeros de equipo?

-Por suerte, cada uno tiene su prueba. Mientras que yo soy de velocidad, otros se dedican a la pértiga, a la longitud... Hemos creado un ambiente muy familiar y no existen las envidias. Sin duda, competimos mejor unidos que separados.

-Siendo tan joven, ¿qué alternativa reserva para el futuro?

-Aunque me gustaría verme dentro del mundo del atletismo, voy a estudiar fisioterapia y, si puedo, montaré mi propia clínica. En cierto modo, estaría en contacto con el deporte. Sé que del atletismo es casi imposible vivir, pero no voy a dejar de intentarlo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios