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Saborear entre palacios

Saborear entre palacios

En la provincia de León la arquitectura se ha mantenido como en el Medievo, y encontramos también uno de los dulces que ha perdurado en el tiempo: las mantecadas.

GUÍA REPSOL

Lunes, 15 de septiembre 2014, 12:50

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Recorremos los campos de cultivo de la provincia leonesa, deteniéndonos en localidades llenas de encanto, como Hospital de Órbigo, descubriendo palacios y castillos que se esconden en recónditos pueblos de semblanza castellana. Y será al llegar a Astorga, capital de La Maragatería, cuando notemos un cambio en el paisaje visto hasta ese momento. La arquitectura se ha mantenido como en el Medievo, y encontramos también uno de los dulces que ha perdurado en el tiempo: las mantecadas.

La ruta

Inauguramos la ruta con la visita de dos pequeñas localidades que guardan secretas joyas arquitectónicas. En Brazuelo, con menos de cien habitantes, se encuentra la iglesia del Apóstol Santiago, cuyo interior esconde una arqueta eucarística en madera policromada del siglo XVII. En Castrillo de los Polvazares son numerosas las muestras de arquitectura maragata, con casas ancestrales y calles empedradas en las que perdernos sin estar pendiente de la hora que es.

Desde Castrillo de los Polvazares tomamos la carretera que llega hasta Astorga, protagonista del recorrido y capital de La Maragatería. Entrando por la avenida de La Ponferrada encontraremos el centro sin dificultad. Antes conviene dejar el coche para poder caminar por la ciudad y disfrutar de todos los puntos de interés sin preocuparnos por la búsqueda de aparcamiento. La primera visita es al imponente palacio Episcopal (plaza Eduardo de Castro, 0; 987 616 882), obra de Antonio Gaudí, la catedral de Santa María y los diferentes restos romanos que hay en la ciudad: el antiguo foro, las murallas, las cloacas, las termas y el foso de un viejo campamento militar. Precisamente en este último punto se encuentra el origen de la ciudad.

Astorga nació como campamento militar de la Legio X Gemina, que controlaba toda la zona minera de Las Médulas, convirtiéndose más tarde en un importante nudo de comunicaciones del noroeste y paso de la Vía de la Plata y del Camino de Santiago. Tras empaparnos de los orígenes históricos, continuamos por otros edificios emblemáticos. La iglesia neoclásica de San Esteban merece una visita y también el monasterio de Sancti Spiritus (Portería, 1; 987 616 596). De este convento de clausura salieron y se dieron a conocer en el siglo XIX las mantecadas de Astorga, sin lugar a duda uno de los dulces más emblemáticos de la ciudad y de toda la región.

Nos despedimos de Astorga y seguimos por las localidades de Valderrey, en cuyo municipio se encuentra el puente romano de Castrillo de las Piedras, y San Justo de la Vega. Aquí debemos hacer una visita obligada: la del Crucero de Santo Toribio, en honor del que fuera guardián de los Santos Lugares de Jerusalén y obispo de Astorga en el siglo IV. En este punto volvemos a tomar la carretera nacional para llegar a Santibáñez de Valdeiglesias y luego nos detendremos en Hospital de Órbigo, en cuyo puente romano tuvo lugar en 1434 el torneo medieval del Paso Honroso, protagonizado por don Suero de Quiñones, y que según algunas teorías inspiró a Cervantes a escribir El Quijote.

Si el calor es demasiado para continuar el recorrido, éste es un buen lugar para descansar. Tras recorrer una de las zonas más llanas de España, en la que no abundan los tonos verdes, agradeceremos un descanso a la sombra de las choperas que hay junto al Órbigo. Este río, que nace de la confluencia del Luna y el Omaña, ofrece una ribera pintoresca en la que, en ocasiones, se autoriza una zona para baños.

Santa Marina del Rey, siguiente destino, es una villa famosa porque en 1591 tenía 237 vecinos, todos hidalgos, y por poseer un reloj excepcional fabricado en 1590. Ante semejante caudal de señoriales habitantes, no es de extrañar que la localidad conserve importantes casas de abolengo, sencillas y elegantes, pero sobre todo llenas de historia.

Dos últimas localidades completan nuestra ruta en torno a las mantecadas de Astorga. En Villadangos del Páramo, en el año 1111, tuvo lugar una batalla que sería fundamental para el devenir del Reino de León. El enfrentamiento entre Alfonso I el Batallador y su esposa, doña Urraca. La lucha, en la que se vieron implicados todos los vecinos de la localidad, consiguió salvar la vida del hijo de doña Urraca, Alfonso VII, con la que intentaba acabar su propio padre, Alfonso I el Batallador.

Por último, la localidad de La Virgen del Camino nació en torno a un santuario levantado en 1961 en honor a la patrona de León, que en 1505 se apareció a un pastor. La visión de la basílica nos impactará: piedra, madera, hormigón, vidrieras hechas en Chartres, un grupo escultórico en bronce y un campanario de 53 metros de altura infunden carácter a esta controvertida obra moderna.

El sabor

Para descubrir el origen de las mantecadas de Astorga es necesario hacer una visita al monasterio de Sancti Spiritus. De este convento de clausura salieron y se dieron a conocer en el siglo XIX los primeros dulces que continúan fabricándose con la receta original desde hace más de 200 años. Siempre con ingredientes de primerísima calidad, para prepararlas primero se baten los huevos frescos con azúcar hasta conseguir una textura esponjosa. Después se incorpora harina y sin dejar de remover, se añade mantequilla batida.

Este producto de repostería, compuesto de harina (28-31%), huevos (21-25%), mantequilla de vaca y manteca de cerdo (21-25%) y azúcar (17-23%), posee un alto contenido calórico derivado de los hidratos de carbono y la grasa con la que se elabora. También son ricos en micronutrientes y minerales como el hierro, el zinc y las vitaminas A y D. En la actualidad, las mantecadas de Astorga sólo se pueden fabricar en los cuatro municipios que tienen el sello de Indicación Geográfica Protegida: Brazuelo, Astorga, San Justo de la Vega y Valderrey. www.mantecadasdeastorga.es

Más información

Productos de la zona

La transformación del cacao en chocolate tiene en Astorga una larga tradición (e incluso, un museo propio que hará las delicias de los más pequeños), igual que los hojaldres y las Pajaritas. Además, hay que hacer hueco en el estómago y probar la cecina de Pradorrey, los garbanzos de Castrillo de los Polvazares y la longaniza maragata.

Visita obligada

El palacio Episcopal de Astorga, obra de Gaudí, es actualmente sede del Museo de los Caminos y merece una visita sin prisas. En un excelente estado de conservación, las cuatro plantas del edificio tienen un aire de castillo medieval y toda la fuerza creativa del arquitecto catalán. En el interior, elementos litúrgicos del Renacimiento y el Barroco completan este tesoro artístico.

Fiestas

A finales de julio, Astorga acoge la Fiesta de los Astures y Romanos, en la que ambos bandos miden sus fuerzas en diferentes competiciones. Durante la fiesta se celebran también las Jornadas Gastronómicas Astur-Romanas, donde se alternan recetas de la época con platos actuales las mantecadas son protagonistas, y cenas al aire libre.

Alojamiento

El Hotel Casa de Tepa (Santiago 2; 987 603 299) de Astorga es una singular casa noble de finales del siglo XVIII que se levantó sobre un antiguo convento y hospital de peregrinos. Su romántico jardín y los espectaculares miradores que dan a un luminoso patio interior serán, a buen seguro, dos de nuestros rincones preferidos durante la estancia. El Hotel El Castillo (avda. El Castillo 115; 987 456 227), en Ponferrada, está a sólo 50 metros del castillo templario y a 100 metros de la basílica de La Encina, lo que lo convierte en el cuartel general perfecto para disfrutar de las tapas y vinos del casco antiguo de la ciudad.

Fuente: Guía Repsol

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