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Una breva lista para madurar esta primavera.
Capital del coto arrocero

Capital del coto arrocero

Naturaleza e historia comparten protagonismo en la villa sanjuanista de Calasparra

Pepa García

Lunes, 5 de mayo 2014, 20:57

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Calasparra, la tierra del arroz desde el siglo XV (fecha a la que se remonta su cultivo en la zona), tiene una especial relación con la naturaleza. Situada en un entorno privilegiado: en él confluyen las aguas del Segura y las de sus tributarios Argos, Quípar y Moratalla, además del Mundo, que también inunda el coto del exquisito arroz de la D. O. Calasparra; circundada por seis embalses y sobre el mayor acuífero de la Región, el sinclinal de Calasparra, la presencia de agua ha favorecido la conservación de unos valiosos ecosistemas de ribera que albergan una codiciada biodiversidad faunística y vegetal.

No obstante, la propuesta de hoy es más un paseo por la historia con un pie en el territorio natural que rodea el casco urbano. La idea es subir hasta el Castillo de Calasparra, de origen árabe, hacer la ruta de Los Tunelillos -construcciones del XIX relacionadas con la actividad minera que se remonta, al menos, a la época de los romanos (oro, plata, azufre, sal gema, arena, mármol de todos los colores y hasta petróleo, que el municipio se ha negado a permitir explotar para salvaguardar este maravilloso territorio de todo peligro de contaminación)- y regresar para dar un paseo por el casco urbano y visitar algunos de sus edificios más singulares.

Cómo llegar

  • A Calasparra, si van desde el sur o el este de la Región, lo mejor es hacerlo por la Autovía de Albacete (A-30) y tomar la salida 91 (Jumilla/Calasparra/Caravaca); también pueden ir por la del Noroeste (RM-15) para luego continuar por la MU-552 hasta Calasparra.

Este itinerario comienza en la iglesia de los Santos Mártires Abdón y Senén (s. XVIII, aunque la primitiva se levantó en el s. XVII) y sube al castillo por la calle San José. En apenas unos pasos se transita del casco urbano a pleno monte, donde los pájaros se lucen con sus cantos en este madrugador comienzo de la primavera. Y las antiguas casas, encaladas, teñidas de añil o almagra, lo bordean. Ante esta parte alta, antigua y humilde de Calasparra, los tejados se exhiben sin vergüenza. Enseguida, encaramado en la cúspide del cerro, aparece el castillo y los restos de sus torreones, aljibes y murallas.

Atravesando por el pasillo que abrió en el peñón las obras de adecuación para las visitas del castillo, se llega a unas escaleras que permiten coronar la cresta y llegar hasta la torre del homenaje. Desde arriba, se ve la zona que ha sido recientemente excavada, con parte de las murallas y de las viviendas o dependencias adosadas a ella, y también la iglesia de San Pedro, la más grande y antigua de la localidad (s. XV). Pero también se abre una increíble panorámica ante nosotros, con las fértiles tierras del valle del Segura enmarcadas por las sierras del Puerto, del Molino, de la Palera y de la Albarda.

Qué visitar

  • Museo Arqueológico. Plaza de la Constitución, s/n. Edificio la Encomienda. 968 745135. Horario De martes a sábado (de 9.00 a 14.00 h.) y primer y tercer domingo de mes (de 10.30 a 13.30 h.). Museo del Arroz. C/ Mayor, 14. 968 745325. Horario

Antes de volver a la localidad para recorrer las calles del centro, les recomiendo que sigan el sendero de Los Tunelillos y le den la vuelta a la Serratilla, apenas 3 kilómetros de caminata que permiten descubrir rincones con encanto.

Para cogerlo, deben bajar en dirección Noreste y seguir una pista de tierra que se ve claramente desde la fortaleza calasparreña. Con suerte, antes de llegar a la zona en la que la pista se convierte en estrecha y empinada senda, verán cómo sobrevuelan sus cabezas algunas de las muchas rapaces que campean en este territorio.

Y, ya en la senda (desciendan con cuidado para no resbalar) les asaltará la sorpresa: el Cortao Rojo, un profundo cañón en el que se encajona el río Argos para salvar la Sierra del Molino y la Serratilla en su curso hacia el Segura.

La senda gira 90 grados para atravesar la pétrea cresta de la Serratilla por Los Tunelillos, un túnel de dos ojos excavado en el siglo XIX para permitir el transporte, en vagonetas aéreas, del mineral que se extraía de la mina de Gilico hasta la estación de ferrocarril. Hoy, ésta útil infraestructura se ha transformado en un pintoresco paso que pinta para el caminante la vega del Segura enmarcada y a contraluz.

Recomendaciones

  • Vayan dispuestos a pasar todo el día en la localidad. El paseo por los alrededores de Calasparra, incluida la subida al Castillo, son solo 3 kilómetros, pero es recomendable llevar calzado deportivo. Es apta para hacerla con niños. Luego pueden prolongar la caminata recorriendo el centro de la localidad, pero si quieren ver el Museo Arqueológico y el del Arroz tendrán que madrugar, porque no abren por la tarde.

Siguiendo el itinerario llegará, descendiendo y serpenteando, a la base del cerro. Deben continuar hacia la izquierda, pegados a los campos de añosos olivos y paralelos a una acequia de limpias aguas que da mucha vida a comunidades de anfibios e invertebrados.

Cuando entre de nuevo al pueblo, en una zona en la que las vecinas siguen limpiando, casi a diario, 'su' trozo de calle, les recomiendo que vuelvan a subir por San José y la continúen para, esta vez sin volver a subir al castillo, bajar por la plaza de la Villa Vieja y Pascuales hasta la calle Ventanas, y ver de cerca la iglesia de San Pedro.

A este punto es hasta donde se trasladó el centro de poder en el siglo XIV, época de la que es el La Encomienda, sede de la Orden de San Juan, de la que dependían estos territorios, y casa-palacio de los comendadores (además de lonja, ayuntamiento, Contraste de la Seda, cárcel...). Hoy este gran edificio es el Museo Arqueológico y merece la pena visitarlo para recorrer la historia de Calasparra desde el Neolítico, pasando por las civilizaciones argáricas, ibéricas, romanas, árabes y medievales, a través de singulares piezas (desde hachas pulimentadas hasta una impresionante colección de monedas y herramientas, piezas entre las que destaca la 'joya' una jarra de cerámica esgrafiada del s. XIII, encontrada en la Villa Vieja.

Dónde tapear

  • Bar Crillas. C/ Lavador , 43. Calasparra. Cierra los lunes. En verano abre todos los días. No tiene menú, pero la variedad de tapas es increíble. Tapa + caña de 2 a 2,5 ¤. Prueben las que van sobre corteza de cerdo.

Sigan luego por la calle Mayor y verán la Torre del Reloj, en pie desde principios del siglo XVII, aunque con sucesivas reformas, y utilizada para organizar las tandas de riego. Un poco más adelante está la Casa Granero del Conde del Valle de San Juan, hoy sede de la Oficina de Turismo y del Museo del Arroz, una visita imprescindible para conocer los valores ambientales de la zona y el cuidado que han puesto históricamente en conservarlo sus habitantes.

No pueden irse de Calasparra sin tapear en sus bares, la mayoría instalados en los alrededores de la plaza Corredera. Les recomiendo que prueben sus tapas, para todos los gustos, montadas sobre enormes cortezas de cerdo. Uno de los sitios recomendables para hacerlo es el Bar Crillas, el más antiguo de la ciudad (lo abrió Juan 'el Crillas' y ya lo regenta la tercera generación de la familia), aunque acaba de estrenar local.

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