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Antonio Arco
Lunes, 18 de junio 2018, 18:15
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Ahí donde la ven, dando fe de lo bien que sus gloriosas peinetas coronan su cabeza libre de espinas, de malos rollos y de prejuicios, cuenta la leyenda que sus albóndigas caseras solo son superadas, en sabor y en la velocidad con la que desaparecen de la boca de sus amigos, por la pasta celestial con salmón que también prepara, y cuyo secreto no se sabe si consiste en que Martirio, nacida en Huelva en 1954 y bautizada con el nombre de Maribel Quiñones, cuando se baja del escenario sigue cantando divinamente mientras cocina: da lo mismo 'Estoy mala', que 'Ojos verdes' -«la copla que más me gusta y que más he cantado en mi vida»-, que 'Tengo miedo a perder la maravilla', que 'Volver' o que 'María la portuguesa'. Qué suerte que exista Martirio, que te mira sin gafas de sol y te hace suyo. Este viernes -a las 21.00 horas- ofrecerá un concierto, en el murciano Teatro Romea, en el que repasará a base de emociones, alegría y recuerdos sus '30 años' de carrera. Martirio más en vivo que nunca, acompañada por Jesús Lavilla (piano), Negrón (contrabajo) y Guillermo McGill (batería).
Qué
Martirio en concierto. Presenta '30 años'.
Dónde
Teatro Romea de Murcia.
Cuándo
Viernes 20 de enero, a las 21.00 horas.
Entradas
22, 18 y 15 euros.
-Personalmente, ¿cómo le fue 2016?
-Personalmente, me ha dejado el corazón contento. Ha sido un año muy bonito: la salida de 'Martirio. 30 años' [el doble cedé, producido por su hijo Raúl Rodríguez para Universal Music Spain, que recoge una exquisita selección de sus mejores grabaciones]; en los conciertos he notado muchísimo el cariño del público, algo que espero que pase en el Teatro Romea porque voy con muchas ganas de hacer disfrutar a la gente y de que ojalá vivamos una noche inolvidable; y el Premio [Nacional de las Músicas Actuales 2016] que me dieron, según el jurado, entre otras cosas por el coraje y la libertad con la que he ido desarrollando mi música y mi carrera. Yo digo que es un premio para todos los artistas que no hacemos una música comercial y que ahí estamos: resistiendo, con muchísima vocación y con ganas de seguir peleando y defendiendo el arte.
-¿Qué es lo mejor?
-El amor es lo mejor del mundo, lo más grande y lo más hermoso que hay. Sin amor nos morimos. Yo, y espero que por mucho tiempo, quiero seguir siendo una amazona del amor y continuar esforzándome para que este llegue a todos los corazones.
-¿Qué le ha sabido a gloria?
-¡Ay, por Dios! Me han pasado cosas muy bonitas desde que, creando mi personaje de Martirio, me enganché a esa oportunidad que me dio la vida para ser yo misma artísticamente y poder sacar de mí todo lo mejor. Muchas cosas maravillosas, como por ejemplo que me llamara Chavela [Vargas] para la presentación en México de su disco sobre García Lorca. Ella se reía mucho porque decía que mi hijo Raúl y yo, que nos emocionamos tela, estábamos ¡llorando a carcajadas! Son tantos los recuerdos, tanta la gente que he tenido la suerte de admirar y de querer, de ser su amiga y de compartir escenario: Marta Valdés, Omara [Portuondo], Pío Leyva, Lila Downs, [Miguel] Poveda, Pata Negra, Kiko [Veneno], Chano [Domínguez], Soledad Bravo, Compay [Segundo]... ¡Ay, Compay! Me enamore de él [risas], de su música, su sabiduría, su energía, ¡tantas cosas que adornaban a un hombre único! Era como un árbol milenario con unos ojos sin edad, y a sus más de 90 años todavía, como mujer, el muy pillo te ponía nerviosa. Lo adoraba.
-¿En qué va a emplear el buen ánimo que tiene?
-¿Yo? En luchar para que no nos falten la alegría, la ilusión, la belleza, los amigos, el amor; yo lo voy a utilizar, ¡mientras lo tenga!, en ser consciente de la cantidad de cosas hermosas que me enriquecen como persona y que me hacen ponerme fuerte para aguantar los momentos amargos, decadentes y horrorosos que tenemos que pasar. Pero tiene que pasar pronto algo positivo, ya se lo digo yo.
-¿Qué?
-Despertarán las conciencias de la gente, aunque desgraciadamente por culpa de la crisis, económica y de valores, y de tanta injusticia.
-¿Qué más pasará?
-Yo espero que llegue, ya de una vez, la hora de los hombres y mujeres felices, de los hombres y mujeres sabios, comprometidos, inteligentes, responsables y honestos. Confío, deseo y tengo fe en que sí, en que esta hora va a llegar. Van a venir tiempos más fecundos, más atentos al ser humano, más cuidadosos con la naturaleza. Esto va a mejorar, estoy segura, porque creo en la gente, sobre todo en los jóvenes. Ya hay muchas personas organizadas y haciendo cosas por los demás, con ganas de moverse y de cambiar la sociedad, y eso a mí me da mucha esperanza. Pero no es suficiente, se necesitan cambios muy grandes y muy profundos.
-¿Cómo ve este país?
-Estamos atravesando un momento muy conservador, dando pasos hacia atrás en cuanto a derechos fundamentales, y con un objetivo, marcado desde las alturas, que es el siguiente: piensa en ti mismo y que todo lo demás te dé igual. En España se ha perdido mucha frescura, mucha alegría y mucha confianza; por supuesto, muchísima en la política y los políticos. Veo a la gente muy encerrada en su concha, y eso no es bueno para nada.
-¿Y con sus ángeles cómo le va?
-Maravillosamente. Rezo mucho, y tengo mis santos, mis ceremonias y mis inciensos. Les pongo mis velas y mis piedras a los seres superiores a los que me encomiendo.
Equivocarse
-¿Y le hacen caso?
-Sí, y mira que me equivoco. Pero aquí estamos para aprender y para evolucionar. Cuando eso lo tienes claro, la vida se vuelve de otra manera y te da mucho más la mano en las penas y en las alegrías.
-¿Por qué reencarnación va ya?
-No lo sé, pero no vivo mi primera reencarnación, ni tampoco creo que la última. Me queda todavía mucho para llegar a ser el pedazo de alma pura que quiero ser. Mi alma está en camino.
-¿Usted cómo vive?
-Yo vivo como puedo, no puedo decir que vivo todo el tiempo como quiero, pero sí que no vivo como no quiero, no sé si me explico. En resumen, que me siento libre, bastante libre, sí. Ahora, yo llevo pagando toda mi vida un precio por serlo, ¡eh! Porque ser libre se paga: unas veces con soledad, otras perdiendo dinero, otras con incomprensión... Pero es que yo no tengo más remedio que ser libre, porque no sé hacer las cosas de otra manera que no sea con el corazón abierto de par en par y disponible. Yo nunca me he movido por la vida, en ningún terreno, con estrategias. Procuro ir con la verdad por delante, buscando las cosas que me hacen crecer y diciendo lo que pienso.
-¿Siempre?
-Casi. Se aprende con el tiempo a que no te las den siempre todas en el mismo lado, pero yo tengo la sensación de que no me he vendido.
-¿Qué evita?
-Tener miedo, porque como el miedo se apodere de ti estás perdido. Pero, claro, yo solo soy una mujer que canta, y tengo miedo de que las cosas me superen, me sobrepasen y me impidan ser yo. Tengo miedo de que algún día se me acaben la luz, la ilusión, las fuerzas y las ganas de seguir luchando.
-¿Qué no ha perdido?
-No he perdido la fuerza. A veces se me va un poquito, pero vuelve enseguida. Me siento con ganas de aprender, de arriesgar, de investigar, de conquistar al público, de viajar lejos, de llevar mis canciones por todo el mundo.
-¿Qué tal con su público?
-Cada vez lo noto mejor, cada vez me entiende más, tenemos más complicidad y disfrutamos más juntos. Viene mucha gente joven a mis conciertos, y eso me encanta. Este concierto con el que vamos a Murcia me está dando muchas satisfacciones. Es muy emocionante: te ríes un poquito, lloras otro poquito, hay mucha belleza y mucha verdad y el público lo agradece. Yo le digo a la gente: «Venid, que la Martirio está aquí para daros amor y belleza».
-Pues qué bien, porque no nos libramos de un martirio u otro, Maribel Quiñones.
-Pues sí, pero en mi caso, para consolarme, me digo que, cada vez más, Maribel Quiñones está orgullosa de su obra, que es Martirio. Pero ahí están los martirios, no me olvido: la falta de solidaridad y de cultura, y el amo del mundo, que es el dinero. Y tantísima gente que no tiene trabajo. Pero hay que seguir luchando, porque las ganas de lucha son las que hacen que no estemos ya todos ahogándonos en el río.
-Díganos algo para la mala hora y el mal humor.
-Confío mucho en la risa y en la sonrisa. Y si tienes muchísimo mal humor, vete a otras partes de la Tierra donde la gente lo está pasando mucho peor que nosotros -eso los que no se mueren directamente de hambre-, y desde hace ya muchísimo más tiempo. Y ya verás tú.
-Por cierto, ¿me recuerda usted a qué le llama 'alobarse'?
-Le llamo 'alobarse' a lo que le pasa a mucha gente. A tener el coco absorbido por algo o por alguien y no querer más que acurrucarse en ello.
-¿Por qué 'Martirio. 30 años' arranca con la copla 'Estoy mala'?
-Le tengo muchísimo cariño a este tema de Quintero, León y Quiroga que adaptamos Kiko y yo y que triunfó por todo lo alto en 1986. Kiko, que había visto en mí el personaje de Martirio antes que yo, produjo el disco del mismo título con Teo Cardalda. Fue el disco en el que encontré mi propio estilo, y la irrupción del personaje fue muy fuerte y sorprendente para el público y para mí. Me sentí voz de mucha gente que aunaba la copla con el rock, la tradición con la vanguardia y un lenguaje popular y falto de artificio que dolía y hacía sonreír de complicidad. 'Estoy mala' me abrió las puertas.
-¿Qué espera con ilusión?
-¡El segundo disco en solitario que está preparando Raúl! Es tan bueno que nos vamos a arañar de gusto. Como madre, tengo mucha suerte porque no solo es que lo quiera con locura por lo buena persona que es y porque es mi gran tesoro, sino que, también, como artista lo admiro absolutamente porque es un músico de los que saben llegarte al corazón del alma. El disco se va a llamar 'La raíz eléctrica'.
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