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El 'patriota ingenioso'

A Puigdemont, líder de la sedición, le aguarda un deshonroso lugar en la historia y quizá el banquillo de los acusados

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Domingo, 15 de octubre 2017, 07:52

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Carles Puigdemont parece un sosias del ‘patriota ingenioso’, el protagonista de un cuento homónimo escrito por Ambrose Bierce, maestro de la literatura satírica. En ese microrrelato, un individuo se presenta ante su rey y extrae de un bolsillo una fórmula, a la venta por una importante suma, para blindar los navíos de guerra. Aceptada la oferta, ‘el patriota ingenioso’ saca de otro bolsillo los planos de un cañón inventado por él que es capaz de perforar ese mismo blindaje y que oferta por idéntico precio. Cerrado el acuerdo, el ‘patriota ingenioso’ mete la mano en un tercer bolsillo y exhibe un innovador sistema para reforzar el blindaje de los barcos y desviar las balas del nuevo cañón. Llegados a ese punto, el monarca pide que se revise cuántos bolsillos tiene aquel hombre. «Cuarenta y tres, señor», le dicen. Aterrorizado, el ‘patriota ingenioso’ grita: ‘Dios bendiga a su Majestad. Uno de ellos contiene tabaco’. Demasiado tarde. Terminó colgado de los tobillos y decapitado.

Desde hace cinco años, cuando Artur Mas ofertó sin éxito en La Moncloa a Mariano Rajoy un Pacto Fiscal como el vasco para solucionar el ‘problema catalán’, los ‘patriotas ingeniosos’ del ‘procés’ se han ido sacando de los bolsillos dos referéndums (ilegales y sin las más mínimas garantías), unas elecciones que tildaron de ‘plebiscitarias’, una ley de transitoriedad aprobada con un golpe antidemocrático, una declaración unilateral de independencia que aparentemente tuvo una vigencia de ocho segundos, una oferta de mediación internacional que nadie acepta... Todo a costa de una sociedad catalana quebrada, tensada y hastiada de esta ‘estrategia de las astucias’, como la denomina la CUP, los socios antisistema de esta farsa democrática e ilegal que atenta contra la Constitución y el Estatut. Presionado por todos los flancos, Puigdemont se queda sin tiempo. Mañana termina el plazo para que responda al requerimiento del Gobierno para aclarar si hubo declaración unilateral de independencia. No le queda nada más en los bolsillos que el ‘parlem’ con mediación, aunque sospecho que algo inventará para huir hacia adelante. Si da marcha atrás, y niega que hubo DUI en el Parlament, iremos a elecciones porque la CUP romperá el bloque separatista. Y si responde lo contrario, los catalanes probablemente también irán a las urnas.

El acuerdo político entre PP, PSOE y Ciudadanos para activar el artículo 155 de la Constitución, e intervenir provisionalmente la autonomía catalana, es una decisión sensata, si conduce a nuevas elecciones autonómicas de las que surja un gobierno que no esté fuera de la legalidad y que permita encauzar la mayor amenaza contra la democracia desde el 23-F. Pero el artículo 155, pendiente de desarrollo, como otros relevantes artículos de nuestra Constitución, es un territorio inexplorado. Su aplicación no sería políticamente sencilla y volveríamos a encontrarnos con escenas similares a las del 1-O, cuando los Mossos incumplieron con su obligación de cerrar los colegios electorales y dejaron a la Policía y la Guardia Civil la tarea de entrar en ellos para hacer cumplir el mandato de los jueces. Es cierto que la fuerza del Estado de Derecho asiste al Gobierno de Rajoy, pero la oposición en las calles de Cataluña de los separatistas podría propiciar acciones de fuerza que harían mella en el respaldo internacional. En la recepción del Palacio Real con motivo del día de la Fiesta Nacional se respiraba el jueves cierto optimismo, pero sobre todo firmeza en el posicionamiento fijado por el Rey en su intervención ante los españoles. Así las cosas, nos adentramos en otra semana de infarto, con la convivencia hecha trizas en Cataluña, de donde huyen los bancos, las multinacionales y las empresas medianas y pequeñas. Mientras en el segundo trimestre del año crecen las inversiones un 13% en el resto de España, en Cataluña se desploman un 10%, especialmente las relacionadas con el turismo, que triplican su caída. Empieza a estar en juego, también, la recuperación económica del país. La cosecha de este delirio separatista empieza a ser desoladora. No me extraña que al ingenioso líder de esta sedición le aguarde un deshonroso lugar en la historia y quizá otro en el banquillo de los acusados por delitos de extrema gravedad contra nuestra democracia.

Posdata. Si Puigdemont acaba juzgado y condenado irá sobrado de tiempo. Si fuera así le recomiendo desde aquí la lectura de ‘El diccionario del Diablo’, donde el ácido Ambrose Bierce lleva su vena satírica y corrosiva a un punto álgido. Ahí va una de sus 998 definiciones, una que le viene al pelo: (Patriota. El que considera superiores los intereses de la parte a los intereses del todo. Juguete de políticos e instrumento de conqu istadores).

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