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Jóvenes en una estancia de la biblioteca municipal. A. L.
Usuarios de la biblioteca se quejan de ruidos constantes

Usuarios de la biblioteca se quejan de ruidos constantes

Denuncian que un grupo de niños lleva meses «montando alboroto» por las tardes, lo que impide el estudio

P. S.

Martes, 22 de mayo 2018, 01:53

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Usuarios asiduos de la biblioteca de La Unión denuncian la situación por la que está pasando esta dependencia municipal. Varios de ellos, alumnos de Secundaria y Bachillerato -aunque entre los afectados hay también opositores- aseguran que es «casi imposible» estudiar en horario de tarde por el alboroto diario que, «durante meses», están formando «una docena de niños de origen magrebí de entre cinco y diez años». Los afectados dicen que la funcionaria municipal que se encarga de la biblioteca «hace lo que puede», e incluso han llamado a la Policía Local para intentar disuadirlos, pero «no hay manera que esto se acabe».

Desde el Ayuntamiento admiten el problema y, pese a la «dificultad» para solucionarlo, «porque no se puede prohibir a nadie entrar a la biblioteca», han pedido a los servicios técnicos que preparen una ordenanza que incluya «amonestaciones» a los alborotadores, señaló a 'La Verdad' el alcalde, Pedro López Milán. El primer edil subrayó que asimismo están en contacto con los padres de los alborotadores para que «desde el ámbito familiar coadyuven a convencer a sus hijos de que en la biblioteca hay que estar en silencio y respetar a los demás estudiantes»

Sin vigilancia adicional

Finalmente, esas serán las opciones para intentar acabar con las molestias a los usuarios más fieles de la biblioteca. Otra alternativa, que pasaba por establecer una vigilancia adicional entre las 16.00 y las 18.00 horas, que es la franja habitual en la que los niños acuden al centro municipal, ha sido descartada de momento «porque no se puede poner allí un funcionario o un policía de forma fija en ese horario», señala el alcalde.

Un aspecto que no facilita precisamente la labor de la bibliotecaria es la procedencia del griterío, que se produce tanto en la planta baja del edificio, donde existe un amplio vestíbulo, como en la primera planta, donde se ubica la biblioteca propiamente dicha, las salas de lectura y estudio, y el archivo municipal. «De esta forma, la funcionaria se pasa la tarde impotente bajando y subiendo constantemente para llamar la atención en un sitio y otro», aseguran los usuarios. De esta situación se ha hecho eco el grupo municipal popular, cuya portavoz, Sofía Manrubia, apunta a que este es el «principal problema que persiste desde hace muchos meses, aunque hay otros requisitos mínimos en la biblioteca que no se cumplen, como pasar el invierno sin calefacción».

Por ello, pide al gobierno local que «tome medidas para lograr soluciones». Sobre estas críticas, el alcalde señaló que el PP «no es precisamente el más indicado para hablar de la biblioteca, puesto que cuando llegamos al gobierno local en 2015, las salas estaban llenas de goteras, no cerraba ninguna ventana, no había iluminación, calefacción, aire acondicionado, internet, ni mesas suficientes».

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