Los últimos 'gigantes' demolidos tras los terremotos se ponen en pie

La construcción del primero aborda la fase de cerramiento, mientras que en el segundo edificio se acaba de clausurar la segunda planta de aparcamiento y se va a empezar a hacer lo propio con la primera. Entre los dos suman cuarenta viviendas, a las que hay que añadir otras 232 del barrio de San Fernando, que sucumbió en su totalidad al terremoto y que se espera esté concluido el próximo mes de octubre. Las 272 familias que vivían en estas viviendas podrán regresar muy pronto a sus hogares, que abandonaron hace más de siete años cuando se declaró la ruina de todos los inmuebles y se decretó su demolición.

Los trámites para lograr su puesta en pie han sido largos en el caso de los vecinos de San Fernando. Su presidente, Fernando Roldán, así lo señalaba hace solo unos días cuando se lamentaba de que no se estuviera cumpliendo el calendario inicial. Argumentaba que era muy difícil poner de acuerdo a los vecinos de un bloque, «por lo que mucho más complicado es lograrlo con todo un barrio». Algunos vecinos se quejaban de que la vuelta a sus hogares se estaba retrasando y pedían que no se marcara en el calendario más fechas para el regreso a casa.

Incluso el alcalde, Fulgencio Gil Jódar, no se atrevía a apuntar una nueva fecha. A pesar de ello, indicó que los vecinos de San Fernando podrán entrar en sus hogares cuando concluyan los trabajos de conexión de las redes con las viviendas. Estas actuaciones se compatibilizarán con las obras de urbanización de todo el entorno. Cuando las viviendas estén terminadas se permitirá, dijo el alcalde, el acceso de los vecinos para que vayan amueblándolas y así poder acelerar su vuelta. Pero no todas las familias (232) que vivían en San Fernando regresarán a sus casas. Muchas decidieron, ante las dificultades planteadas para llevar a cabo la reconstrucción, buscar un nuevo hogar. El Ayuntamiento ha ejercido de promotor en unas 60 viviendas, para lo que destinó cuatro millones de euros. Las propiedades se destinarán a planes especiales que permitirán que los jóvenes de la ciudad puedan acceder a ellas.

En el caso del edificio Avenida de Portugal, los propietarios vivieron un auténtico rosario de vicisitudes antes de lograr la demolición del inmueble. Tuvieron que pasar casi seis años para conseguir que fuera derribado. Fue el último 'gigante' afectado por el terremoto en caer, en abril de 2017. Un año después, el nuevo edificio Avenida de Portugal va mostrando la imagen futura que tendrá. El antiguo inmueble tenía ocho viviendas distribuidas en cinco plantas sobre rasante y dos locales comerciales. El nuevo tendrá cinco plantas sobre rasante y se le incorporará un sótano. Además, en su construcción se han incluido los criterios técnicos actualizados en materia de seguridad.

Por su parte, el edificio Los Almendros fue demolido en julio de 2016. Sus dueños también sufrieron un largo proceso de litigio hasta llegar a un acuerdo con el Consorcio de Compensación de Seguros para poder acometer su derribo. El nuevo edificio Los Almendros tendrá 32 viviendas que irán en dos sótanos, bajo y cuatro plantas. Las dos plantas de subterráneo se han incorporado al proyecto, ya que el anterior no contaba con 'parking'. El aparcamiento tendrá capacidad para casi 40 vehículos.

La construcción avanza, aunque aún se desconoce la fecha de su terminación. La asignatura pendiente del terremoto son las casas solariegas del recinto histórico de la ciudad. Un Pepri demasiado restrictivo y propiedades con numerosos dueños que no posibilitan un acuerdo para reconstruir son los principales problemas que se plantean para recuperar el recinto histórico de la ciudad, aunque en los últimos meses parece que avanzan las rehabilitaciones en esta zona de la ciudad.