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Una mujer no puede contener las lágrimas mientras coloca una vela en presencia de dos jóvenes a las puertas de la pastelería Katy de Águilas, que regentaba Fernando Martínez.
«No hay consuelo posible»

«No hay consuelo posible»

Familiares y amigos recuerdan, aún conmocionados, a los dos murcianos fallecidos en los Alpes. «¿Cómo le explicas a dos niños que su padre ya no reirá más con ellos?», se lamenta un allegado de Francisco Javier Moreno

PILAR WALS

Jueves, 26 de marzo 2015, 02:01

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«No hay consuelo posible cuando se trata de dos niños de cuatro y ocho años. Cómo le explicas que su padre ya no les besará nunca más, no reirá con ellos, no les abrazará, no se volverá a abrir la puerta y aparecerá tras ella después de uno más de sus viajes... es duro, durísimo para una madre contarle eso a unos niños tan pequeños», aseguraba ayer al borde de las lágrimas un primo del lumbrerense Francisco Javier Moreno Navarro, que vivía en Lorca desde que contrajo matrimonio hace algunos años. Moreno Navarro era uno de los pasajeros del avión que se estrelló en los Alpes Franceses.

«No he podido hablar con ella, ni quiero, porque sé que está pasando el trance más duro de su vida. Está con sus hijos. No ha viajado a Barcelona, aunque podría hacerlo en los próximos días. Los psicólogos lo han desaconsejado por el momento. Le han dicho que tiene que compartir estos instantes con los pequeños porque es crucial para ellos», añadía. De su primo cuenta que no olvida su alegría. «Era extraordinario, alegre... y muy amigo de sus amigos. Fíjate hasta qué punto. Se fue con su sobrino a buscar un camión. Lo daba todo, por todos, hasta el final».

En Puerto Lumbreras, otro familiar recordaba su último encuentro con él. «Fue hace apenas quince días. Estaba almorzando en la estación de servicio y compartimos un rato. Era muy trabajador. Siempre estaba de viaje con su camión, de ruta por toda Europa. Llevaba fruta, verdura... lo que tocaba en cada momento». De Javi, como asegura le conocían, afirma que «era un tío atlético. Medía 1,85 o 1,90 centímetros de altura. Y se caracterizaba fundamentalmente porque se 'mataba' por los amigos».

De la familia cuenta que «es extraordinaria», aunque se lamenta de que la tragedia se ha cebado con ella. «Su padre murió joven, su hermano en un accidente de tráfico también en plena juventud y el terremoto de Lorca les dio de lleno. Su madre vivía en el edificio Princesa que fue derribado como consecuencia de los daños. De hecho, hasta su reconstrucción, ha estado viviendo aquí, en Puerto Lumbreras. Creo que hace solo unos días había hecho la mudanza».

La madre y varios familiares más, según detalla, han viajado a Barcelona. Lo hicieron de madrugada. «No les acompaña la mujer de Javi, porque está destrozada y los médicos han aconsejado que permanezca con los niños por el momento, aunque lo más probable es que lo haga en las próximas horas». Y explica que se da una curiosa circunstancia en el matrimonio. «Son primos hermanos», por lo que el dolor es muy grande para ambas familias.

En Puerto Lumbreras -cuenta-son conocidos como 'Los Gallos'. «Aquí se les conoce con ese apodo. Son una familia muy querida. Los hermanos tienen una empresa de transportes que era del padre. Cuando falleció, sus hijos se hicieron cargo de ella. Y una hermana tiene en Lorca otra. Son gente muy trabajadora y emprendedora, que han sabido buscarse siempre la vida. Durante un tiempo vivieron también en El Ejido, en Almería», relata.

La mujer de Javier se encuentra recluida en su casa y con la constante ayuda de los psicólogos que han supervisado el momento de dar a conocer la trágica noticia a sus hijos. Ella supo del accidente aéreo a través de un grupo de WhatsApp que integran las madres de los compañeros de clase de uno de sus hijos. «Alguien escribió que había habido un accidente de avión y que se trataba de una aeronave que había salido de Barcelona y se dirigía a Düsseldorf. Así se enteró. De inmediato llamó al 112 preguntando a dónde podía dirigirse para saber lo que había pasado, porque creía que su marido estaba en ese avión», relataba ayer una amiga.

Le dieron un teléfono de contacto, pero todas las llamadas fueron infructuosas. Finalmente, recibió una llamada de la Dirección General de Protección Civil de la Comunidad Autónoma que le facilitó todos los contactos. «Se pusieron a disposición de todo lo que precisase. Incluso le ofrecieron la posibilidad de llevarla hasta Barcelona, psicólogos para ella, los niños y sus familiares... Está muy agradecida por las atenciones que está recibiendo, aunque no puede hablar con nadie, porque es un mar de lágrimas desde que supo lo que le había ocurrido a su marido», afirmó uno de sus más allegados.

Llantos en la pastelería

Mientras, en Águilas hay otra familia que pasa por el mismo trance, la de Fernando Martínez Rubio. Las pastelerías que regenta su familia en la pedanía aguileña de Calabardina y en pleno centro de la ciudad, permanecen cerradas a cal y canto. No hay ningún cartel que indique lo sucedido. «No hace falta. Aquí todos conocíamos a Fernando, a su madre, a su mujer... a toda su familia», contaba ayer una joven que no podía reprimir las lágrimas mientras dejaba una vela a las puertas de la pastelería. Lo hacía solo unos instantes después de que en la céntrica plaza de España se guardara un minuto de silencio en su memoria.

Poco después, el alcalde de Águilas, Bartolomé Hernández, anunciaba que todos los actos en torno a la Virgen de los Dolores quedaban suspendidos. «Tenemos muy presente a la familia de Fernando». No habrá procesión, serenata, ofrenda de flores y el pregón se traslada al próximo sábado. Solo se celebrará una misa en la que habrá un recuerdo especial para Fernando.

El presidente del Cabildo de Cofradías de Semana Santa de Águilas, Sebastián Muñoz Muñoz, señaló que «nuestro paisano estará muy presente en cada una de las procesiones esta Semana Santa». En Lorca, las banderas del Paso Azul y del Paso Blanco muestran crespones negros. El presidente de la Hermandad de Labradores, José Antonio Ruiz, anunció que «el estandarte Guión de la procesión de Viernes de Dolores llevará un crespón negro en señal de duelo», mientras que el del Paso Blanco, Lázaro Soto, asegura que «estamos inmersos en un profundo dolor por los fallecidos, pero sobre todo, por los más cercanos».

El obispo de la Diócesis , José Manuel Lorca Planes, lamentó ayer lo sucedido. «Nos ha llenado a todos de una profunda consternación». Y señaló que anteayer y ayer rezó y pidió al Señor «por las víctimas y sus familiares». El alcalde de Lorca, Francisco Jódar, tras el minuto de silencio que se guardó a mediodía en el Ayuntamiento, al igual que se hizo en otros consistorios, señaló que «la mujer de Javier está destrozada y no para de llorar». María Ángeles Túnez, alcaldesa de Puerto Lumbreras, habló con la familia para prestarles apoyo. «La madre de Javier ha sufrido mucho. Es viuda, perdió a un hijo y el terremoto de Lorca les dio de lleno».

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