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P. W. R.
Domingo, 1 de marzo 2015, 00:02
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La Archicofradía de Jesús Resucitado ha pasado, según su presidenta, Irene Mondéjar, por una auténtica odisea desde el terremoto de mayo de 2011. La primera salida procesional tras el seísmo se produjo desde la iglesia de San Francisco, sede religiosa de la Hermandad de Labradores, Paso Azul, por la clausura de la Colegiata de San Patricio.
El arreglo de los tronos, el de Jesús Resucitado y la Virgen de la Soledad, se hizo en el atrio de San Patricio. «Fue horroroso, porque además hacía un día muy malo, con mucho viento... Fue muy triste contemplar al Señor y a la Virgen de la Encarnación en la calle mientras los arreglábamos», contó Mondéjar. Hubo de pasar un año para que volvieran a salir de su templo, pero en un espacio acotado. «Esa Semana Santa jamás se nos olvidará, porque cuando estábamos en la calle cayó un aguacero y el Señor tuvo que refugiarse en San Francisco. La Virgen iba bien avanzada la Corredera y su manto se destrozó con el agua. Aún estamos pagando lo que se convirtió en una ruina para nosotros y que no nos permitirá este año hacer ningún estreno», detalló la presidenta de la Archicofradía de Jesús Resucitado.
La otra cofradía que tiene su sede en la Colegiata es la Hermandad de la Curia, Paso Negro. Hace unos días su imagen titular, la Santísima Virgen de la Soledad, fue trasladada a la iglesia de Santiago. Allí permanecerá durante el tiempo que duren las obras de San Patricio. Sus tronos están en la nave del Paso Encarnado. Blancos, azules y encarnados han ofrecido al Paso Negro y a la Archicofradía de Jesús Resucitado sus sedes religiosas para que puedan salir en procesión la próxima Semana Santa. «Se lo agradecemos mucho», dijo Mondéjar.
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