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Hoy se trata de escribir una columna delicada. Una de esas que puede molestar a gente a la que uno aprecia y a la que no se quiere herir en modo alguno. Ojalá que sea yo capaz de expresarme con la suficiente claridad como para que vean, los aludidos, que la lanza que rompo no es contra sus espaldas sino en favor del prestigio de la literatura murciana. De eso mismo que somos todos.

Pero vamos. Les propongo un juego. Yo digo ‘Libro Murciano del Año’ y ustedes me dicen cómo se imaginan la cosa.

¿Les digo cómo la imagino yo?

Lo primero, y primordial, como algo inclusivo. Es decir, algo en lo que participen ‘por defecto’ todos los libros publicados por escritores murcianos o afincados en Murcia. Lo segundo, y también primordial, con un jurado de prestigio. Lo tercero, como algo (esto lo podrían otorgar las dos primeras condiciones y es de hecho lo que sucede en otras regiones) que tenga eco más allá de los límites de la comarca y que sea comentado en la prensa nacional. Lo cuarto, como algo entregado con brillo, lo mismo como algo que merezca una gala y con sentidos discursos oficiales.

Eso imagino yo. ¿Y ustedes?, ¿también?

Pues siento informarles de que no. Nada. De nada. De nada.

Nada de nada aunque me dicen que en sus orígenes sí fue algo parecido. Solo que la cosa, parece ser, ha ido decayendo. Organizativamente.

Y las preguntas.

¿Son importantes los nombres que les otorgamos a la cosas?, ¿no deberían no inducir a error los nombres que les otorgamos a las cosas? ¿Podemos los escritores murcianos tolerar que un grupo de lectura se apropie de un nombre como el de ‘Libro Murciano del Año’?

¿No debería llamarse el citado premio, visto lo visto, ‘Libro murciano del año según el club de lectura tal y cual’, todo incluido y con el mismo tamaño de letra?

¿No es que nos están usurpando a los escritores (los lectores) murcianos alguna cosa?

Y que insisto. No estoy en contra del premio. Me parece absolutamente legítimo. Y que tampoco dudo de la calidad de ninguna de las obras presentadas o premiadas en ninguna de las ediciones. Al contrario. Me considero compañero de fatigas de todos y cada uno de ellos. Incluso puedo llamarme amigo (y quiero seguir) de alguno.

No en contra del premio, por tanto. Pero sí del nombre que ostenta. Del error al que puede inducir el aura de ‘oficialidad’ o de ‘prestigio’ con el que pretende envolverse.

Y la pregunta principal. ¿Para cuándo un verdadero ‘Libro Murciano del Año’, uno otorgado por críticos de prestigio (hay unos cuantos en la Región) y en base a parámetros ‘profesionales’?, ¿no se merece la literatura murciana un premio ‘de verdad’ en el que todos los escritores nos sintamos reconocidos?, ¿hay vida en los despachos de la Consejería de Cultura?

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