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Miércoles, 8 de noviembre 2017, 03:03
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La caída que ha experimentado en los últimos meses la libra respecto al euro (y al dólar, en el caso de los economistas) es una de las principales claves para entender la inquietud generada por los posibles efectos del 'Brexit'. De hecho, y según confesó la copropietaria y directora de Frutas Esther, Esther Gómez, «hay dos cosas que hago lo primero, esté de vacaciones, esté en mi casa, esté de muertos o esté de vivos. Yo me levanto por las mañanas y lo primero que hago es mirar en el móvil el tiempo... y la libra». Además, Gómez (que tiene una empresa en Inglaterra) reconoció que aún mira el cambio «en pesetas, por los céntimos», por lo que suponen esos céntimos a la hora «de multiplicar millones mentalmente». Esther Gómez también admitió que «la depreciación de la libra y la inflación en el Reino Unido es lo que más me asusta», y aseguró que su empresa «todavía sigue vendiendo en libras» a pesar de que los productores y empresarios «no tenemos capacidad de decisión con las grandes distribuidoras en lo que a la divisa se refiere».
Asimismo, desveló que el último cambio que ha realizado de libras «fue en mayo», y desde entonces está «esperando» el comportamiento de la divisa, aunque esto es «como las enfermedades de los niños, que no sabes lo que es y al final será un virus».
En este sentido, Rafael Doménech aseguró que la depreciación de la libra de 2009 fue más «temporal», mientras que esta depreciación asociada al 'Brexit' tiene «efecto permanente en la economía». Y, si no ha tenido tanto efecto en la economía del Reino Unido, es «por las políticas monetarias expansivas adoptadas».
Pese a todo, y a la «pregunta del millón» que planteó Juan Marín, referente a «cómo estará la libra en un año», los economistas de BBVA señalaron que la tendencia es que «el euro esté más fuerte y libra más depreciada, fácilmente un 2% o un 3% más», lo que también hizo lanzar algún bufido a Juan Marín: «El melón amarillo estaba hace un tiempo a 0,99 libras en los supermercados británicos, y con la crisis y la guerra de las distribuidoras bajó a 0,89 libras. Pero es que ahora, además, hay que restar el cambio de libras a euros. Es muy fácil de entender el golpe tan terrible que hemos sufrido», explicó Marín. «Es una barbaridad», sentenció Esther Gómez, quien añadió que hoy cuesta más «un litro de agua que de petróleo». Y eso que, según Enrique Marazuela, «el sector hortofrutícola está en la parte más 'dulce' del consumo» de las familias. Aún hay que darse con un canto en los dientes.
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