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Martes, 3 de octubre 2017, 03:51
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Las incógnitas que generó la muerte de un vecino del barrio murciano de Espinardo, cuyo cuerpo apareció a finales del pasado agosto en su vivienda envuelto en una manta, no parece que vayan a desvelarse. Según informaron fuentes cercanas al caso, la juez que dirige la investigación sobre este deceso ha decidido sobreseer la causa dada la conclusión de los forenses, que aseguran no poder determinar con claridad si la muerte fue o no violenta a tenor del avanzado estado de descomposición del cuerpo.
La decisión de la juez de dar carpetazo al asunto -que aún se encuentra bajo secreto de sumario- ha provocado la inmediata salida de la cárcel del joven, de 22 años y nacionalidad letona, que se encontraba en prisión provisional desde el 1 de septiembre acusado de un supuesto delito de homicidio. Según pudo saber 'La Verdad', este abandonó la prisión el pasado viernes tras archivarse los cargos que pesaban sobre él.
El sobreseimiento del caso ha caído como un jarro de agua fría sobre los familiares del difunto, que están convencidos de que su muerte fue violenta y reclaman que prosiga la investigación. Los tres hermanos del finado se personaron en la causa como acusación particular y pretenden batallar para que el juzgado siga indagando para tratar de arrojar algo de luz sobre la muerte de su allegado.
El cadáver de este vecino de Espinardo fue descubierto a finales de agosto después de que los vecinos de un residencial de la Calle Antonio Rocamora alertasen de que goteaba desde el balcón de su vivienda un líquido que inicialmente se pensó que era sangre, pero que, en realidad, provenía de la descomposición del propio cuerpo. Según precisaron fuentes ligadas al caso, el cadáver no presentaba heridas de bala, ni de arma blanca, pero estaba maniatado y envuelto en una manta.
El joven letón, al que la víctima, en apariencia, había acogido en su vivienda, declaró en primer lugar como testigo ante la Policía. En ese momento, según ha podido saber este diario, aseguró que había tenido una discusión con su amigo y que, en el transcurso de esta, el hombre había caído, golpeándose accidentalmente la cabeza. Más tarde, al ser imputado por un presunto delito de homicidio, el sospechoso, al parecer, se desdijo de esta afirmación.
La familia del difunto teme que la decisión de la juez de archivar el caso y poner en libertad al sospechoso provoque la marcha de este -ahora libre de cargos- a su país de origen y una imposibilidad futura de localizarlo en el caso de que la investigación avance por otros derroteros y acabe arrojando luz sobre esta extraña muerte.
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