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Wanlada Tharaworn, en la cocina del restaurante del Centro de Negocios Marla Center. Guillermo Carrión / AGM

Lenguaje de signos entre fogones

El programa Empleo con Apoyo, de Aspanpal, consigue insertar en el mercado laboral de la Región a 90 personas con discapacidad auditiva

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Domingo, 1 de octubre 2017, 07:51

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Wanlada Tharaworn y su sonrisa eterna cogen el autobús cada mañana para ir al trabajo. Un gesto cotidiano, pero que para ella supone una suerte inmensurable. Es ayudante de cocina en el restaurante del Centro de Negocios Marla Center, en Murcia. Una oportunidad laboral que no hubiera conseguido sin la ayuda la Asociación de Padres de Niños con Problemas de Audición y Lenguaje, Aspanpal.

Wanlada es sorda por completo. Hace siete años que esta tailandesa llegó a España, pero estuvo en paro hasta el pasado mes de abril. «En Aspanpal aprendí lengua de signos española y me ayudaron a encontrar trabajo, si no hubiera sido por ellos, no habría podido encontrarlo yo sola», traduce Elena González, coordinadora del programa Empleo con Apoyo, de Aspanpal, para personas con discapacidad auditiva.

Entre los fogones del Marla Center son frecuentes los signos para comunicarse con Wanlada. «No hemos aprendido lengua de signos, pero con señales nos entendemos perfectamente», aseguran sus compañeros. El equipo de cocina, que al principio se sorprendió ante la decisión de la empresa de contratar a Wanlada, no tiene más que elogios para ella: «Es muy trabajadora, lista y tiene predisposición para hacerlo todo. Te ve preparar las cosas una vez y ya te hace gestos para que te apartes, y lo hace ella. Es mucho mejor que otras personas que han pasado por aquí», relata el chef.

«Lo importante no es que sea discapacitada o no, lo importante es que tenga ganas de trabajar, y Wanlada tiene muchas. Siempre llega sonriendo, trabaja muy bien y la actitud que tiene es algo que tiene muy poca gente. Además ella ya había sido cocinera en su país, y a mí me interesaba también por lo que ella podía aportar a nuestra cocina», asegura Lola Martínez, directora de Marla Center.

Desde que se implantó hace un par de años el programa Empleo con Apoyo, de Aspanpal, el único que se desarrolla en la Región para personas sordas -financiado por el Fondo Social Europeo y el Servicio de Empleo y Formación-, la asociación ha conseguido realizar 90 nuevas contrataciones en centros de empleo y empresas ordinarias. «Nuestro objetivo es conseguir el mayor número de inserciones posibles en empresa ordinaria, que es donde se da la integración por completo, pero no es fácil», reconoce González.

Este 1 de octubre se celebra el Día Internacional de las Personas Sordas, una oportunidad que en Aspanpal aprovechan para recordar a las empresas de la Región la importancia del trabajo para personas como Wanlada. «Cuando se contrata a un discapacitado, no se ve como algo normal. Las empresas creen que están haciendo algo extraordinario y no deberíamos verlo así. Al fin y al cabo, son personas con los mismos derechos y capacidades que todos los demás», incide González.

César Martínez es otro de los usuarios de Aspanpal. A sus 39 años, todavía recuerda que su sueño de niño era ser veterinario, «pero no pude hacerlo porque la educación no estaba adaptada para personas con sordera», cuenta. Desde siempre ha sido soldador, una profesión que aprendió en su empresa familiar. «Cuando vino la crisis tuvieron que cerrar y me quedé en paro. Estaba triste y decaído en todo momento. Hasta que Aspanpal me ayudó a encontrar el trabajo en el que estoy ahora, donde ya me he adaptado», traduce la intérprete.

Falta de empatía

El acompañamiento laboral que realizan los trabajadores de Aspanpal dura un año, un periodo insuficiente para González, ya que «siempre habrá momentos en los que una persona sorda necesite a su intérprete, por ejemplo, en un reconocimiento médico de la empresa», incide. Para formar parte del programa Empleo con Apoyo, los usuarios de Aspanpal tienen que haber estado previamente inscritos en el SEF como desempleados, «eso crea un vacío, porque a veces consigues reubicar a una persona sorda de un trabajo a otro; o está haciendo un curso y de pronto encuentra empleo, y en esos casos no tienen derecho a entrar en el programa», recalca.

A pesar de los esfuerzos de la asociación por acompañar en el proceso de inserción laboral a sus usuarios, González reconoce que «en ocasiones, las inserciones no se consiguen, porque la persona no se adapta al entorno laboral y viceversa. La mayoría de problemas que los discapacitados auditivos suelen tener en el trabajo vienen por una falta de empatía por parte de los compañeros de trabajo o bien por una falta de habilidades sociales y de autonomía del colectivo con sordera. Se dan las dos cosas», reconoce.

Según la última Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependiencia del Instituto Nacional de Estadística (2008), en la Región hay unas 29.500 personas con discapacidad auditiva. No se sabe cuántas de ellas tienen un empleo. En 2017, Aspanpal ha conseguido que 33 de ellas encuentren trabajo para tener acceso a una vida digna. Otras 100 siguen en búsqueda activa de empleo a través de la asociación.

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