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La pancarta que encabezaba ayer la manifestación que recorrió el centro de Murcia contra la excarcelación de 'La Manada'.

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La pancarta que encabezaba ayer la manifestación que recorrió el centro de Murcia contra la excarcelación de 'La Manada'. Javi CARRIÓN / agm

La indignación toma la calle

Cientos de personas se manifiestan en Murcia y Cartagena contra la puesta en libertad de 'La Manada'

Jorge García Badía y R. SERRANO

Murcia

Sábado, 23 de junio 2018, 01:46

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Pablo y Conchi se manifestaban ayer empujando el carrito de su pequeño, de año y medio, secundando con una sola motivación la protesta contra la puesta en libertad de 'La Manada': «Esto es necesario por el futuro de nuestro hijo y por la igualdad». Más de mil personas, según las asociaciones feministas convocantes, acudieron a la plaza Cardenal Belluga y recorrieron el centro de Murcia hasta la plaza Santo Domingo. La razón: mostrar su enérgico rechazo a la decisión de la Audiencia Provincial de Navarra de dejar en libertad, bajo fianza de 6.000 euros, a los cinco sevillanos condenados a nueve años por abusos sexuales sobre una joven en la fiesta de San Fermín de 2016. «¡No es abuso, es violación!», fue una de las proclamas que más se escucharon.

Vídeo. Más de 400 personas protestan en Murcia contra 'La Manada'. Foto: J. Carrión / AGM | Vídeo: Verabril

Olvido Garrido, del Movimiento Feminista de Murcia, criticó que «las instituciones consideren a las mujeres poca cosa; queremos denunciar que la violencia machista es terrorismo». Jennifer, una argentina de 17 años, fue la encargada de leer el manifiesto. «No se ha hecho justicia con esta chica y con esta concentración la estamos ayudando», explicaba, nerviosa, antes de dirigirse a cientos de personas en Cardenal Belluga. «La justicia patriarcal ha vuelto a dejar clara su apuesta decidida de enviar a la sociedad el mensaje de que violar a una mujer no es delito grave», leía la joven en el manifiesto.

«Lo esperable hubiera sido que la prisión preventiva se hubiera prorrogado dos años más, teniendo en cuenta lo elevado de la condena, nueve años, y la alarma social que el caso suscita». El manifiesto concluía que con esta decisión judicial, la víctima había sido «doblemente vejada»: por 'La Manada' y por la Justicia.

Podemos y PSRM piden más concienciación a las instancias judiciales

Óscar Urralburu, secretario general de Podemos, afirmaba que «no puede haber víctimas de primera y de segunda. No entendemos que en España se hayan articulado medidas adecuadas para las víctimas de violencia de género y que veamos que las víctimas de la violencia sexual están desprotegidas. No tienen juzgados especiales ni jueces formados».

A unos metros, Gloria Alarcón, vicesecretaria general de Igualdad del PSRM y que en mayo se sumó a la campaña 'Cuéntalo', revelando que fue violada con 19 años, lamentó que los jueces «no hayan tenido en cuenta lo que demanda la sociedad». Destacó la elevada presencia masculina en la protesta, lo que -dijo- demuestra que la indignación por el caso de 'La Manada' transgrede a la mera cuestión de género. «Se está reivindicando otro modo de ser hombres, sin machismo». Cuando la manifestación llegó a la Jefatura de Policía Nacional, las proclamas subieron de decibelios: «¡Estamos hasta el culo de tanto machirulo!», «¡esta justicia es una mierda!»... Juan, un manifestante de 59 años, asentía y emitía su propio veredicto: «Esto es una de las mayores injusticias ocurridas en España».

Micrófono en mano

La indignación también fluyó en la plaza cartagenera del Icue, donde se concentraron mil personas, convocadas por el Paro Internacional de Mujeres de Cartagena. «No nos vamos a quedar calladas; esto nos afecta a todas», subrayó una mujer. Tal era el enfado que otra de las asistentes pidió el micrófono a las convocantes y proclamó: «¡Que la credibilidad de las mujeres no se ponga en cuestión. 'La Manada' no mostró arrepentimiento. Aún no saben que la han violado; es gravísimo!».

Los lemas de las pancartas mostradas en la plaza cargaban contra la Audiencia de Navarra. 'Los jueces también son culpables'. Tanto en Murcia como en Cartagena coincidían en reclamar «cambios» legislativos.

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