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El constructor Alfonso García Pozuelo llega a la Audiencia Nacional. Juan Carlos Hidalgo / EFE
García Pozuelo, el hombre del 'Cascos'

García Pozuelo, el hombre del 'Cascos'

El constructor murciano elude la prisión por 'Gürtel' gracias a una rebaja de penas por convertirse en el primer arrepentido y confesar el pago de comisiones

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Domingo, 27 de mayo 2018, 08:31

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De ser considerado 'el hombre de Cascos' pasó a convertirse, sin apenas transición, en 'el hombre del casco'. Que hay que ver lo que significa en ocasiones una sola letra. Perdió la 'ese' en el escaso momento en que pasó a verse imputado en las diligencias del mayor proceso de corrupción de la historia reciente, el llamado 'caso Gürtel', que acaba de desembocar en una monumental condena de más de tres siglos y medio de prisión, que se dice pronto, para los 29 encausados que finalmente han resultado condenados.

Alfonso García Pozuelo-Asins, constructor de origen murciano aunque afincado en Madrid desde hace varias décadas, figura entre ellos, si bien es cierto que puede llorar por un solo ojo teniendo en cuenta que los dos años de cárcel que le ha impuesto la Audiencia Nacional no le harán dar, 'a priori', con su veterana osamenta en una celda. Y teniendo en cuenta, además, cómo les ha lucido el pelo a buena parte de quienes antes fueron sus compañeros de andanzas y saqueos y más tarde de banquillo, hay que reconocerle que estuvo acertado cuando en 2015 se convirtió en el primer arrepentido de la 'trama Gürtel'. Corría el mes de abril cuando a través de su abogado envió un escrito al Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional y reconoció que sí, que lo que decía el fiscal era cierto, que había abonado comisiones millonarias a políticos y al líder de la trama, Francisco Correa, a cambio de la adjudicación de contratos públicos, y que estaba dispuesto a reparar el daño que pudiera haber causado.

Con la aplicación de la atenuante muy cualificada de confesión, la pena de cuatro años que le reclamaba la Fiscalía por cohecho continuado se ha visto reducida a la mitad, y además sustituible por una multa. Por lo que se refiere al delito de inducción a la prevaricación, la condena no ha ido más allá de otros dos años y medio de inhabilitación, que le dan exactamente lo mismo porque a sus 75 años de edad está más que de vuelta y a lo último que aspira es a conseguir un cargo o empleo público.

Por cohecho le han caído dos años de cárcel, y por inducir a prevaricar, dos y medio de inhabilitación

Pocos son en Murcia quienes aún recuerdan a Alfonso García Pozuelo, ni siquiera en el sector de la construcción, aunque son bastantes más los que conocen que la mercantil Constructora Hispánica, sobre la que edificó su particular imperio, 'espumó' a lo bestia merced a grandes contratos públicos, buena parte de ellos adjudicados desde el Ministerio de Fomento. Tanto es así que en las diligencias de 'Gürtel' existe constancia de que entre mayo de 2000 y marzo de 2004, con Francisco Álvarez-Cascos al frente de esa cartera, se hizo con obras por importe de 703 millones de euros, que ya son palabras mayores.

En tales circunstancias a nadie debería extrañar que se recordara la aparente amistad que había trabado muchos años antes, en las aulas de la Escuela de Ingenieros, con quien acabó siendo todopoderoso ministro de Aznar. Aunque ahora, atendiendo a la lectura de los hechos considerados probados por el tribunal del 'caso Gürtel', resulte evidente que parte de su éxito haya que atribuirlo a sus buenas relaciones con el conseguidor Correa y al puñado de millones que destinó a engrasar la maquinaria de las adjudicaciones de obra pública desde las administraciones controladas por el Partido Popular.

Una parte para Bárcenas

El propio Francisco Correa, en sus declaraciones durante el juicio, admitió que «era correcto lo que ponía el escrito respecto de Alfonso García Pozuelo (el constructor murciano). Que habló con Luis Bárcenas, en el sentido de que él tenía contactos con empresarios y Bárcenas con políticos, y tratar de hacer gestiones para que, cuando salieran concursos públicos de la Administración, adjudicar o favorecer a alguno de esos empresarios. Y que es verdad que cuando salía una licitación pública, Alfonso (García Pozuelo) le llamaba para decirle que estaba interesado en ella; entonces él gestionaba con Luis Bárcenas si era posible la adjudicación a ese candidato y, si tenían éxito, él se quedaba con una comisión y otra parte se la daba a Luis Bárcenas».

«Alfonso me decía que quería un contrato y, si había éxito, me llevaba una comisión y otra Bárcenas»

Los magistrados exponen que las confesiones de Correa y del propio García Pozuelo se ven ratificadas por pruebas documentales, como el contenido de la llamada 'carpeta azul', que le fue intervenida a José Luis Izquierdo, mano derecha del conseguidor, y en la que se recogían anotaciones más que reveladoras:

«19 de febrero 2002. (Visita de Alfonso García Pozuelo Const. Hispánica). Recibidos.- Caja 1- 130MM Ptas. = 781.315 euros. Caja 2- 24MM Ptas. = 144.245 euros».

«23 de diciembre de 2003. Recibidos de PC (Visita de Alfonso García Pozuelo). 12x100x500 = 600.000 =100 MM».

Según el escrito de acusación del Ministerio Fiscal, el antiguo propietario de Constructora Hispánica habría aportado más de 1,5 millones a la 'caja B' del PP a través de Bárcenas solo entre los años 2002 y 2003. Unas dádivas que no tenían más objetivo que garantizarse la concesión de contratos públicos, como los que fue copando en el municipio madrileño de Pozuelo de Alarcón en los tiempos de alcalde de Jesús Sepúlveda. El mismo que a finales de los años 90, tras haber tomado tierra en la política murciana como aventajado 'paracaidista', había ejercido el cargo de senador autonómico durante una legislatura.

Los concursos públicos se amañaban, introduciendo cláusulas que permitían valoraciones subjetivas

La sentencia relata cómo algunos concursos en ese municipio madrileño eran hábilmente amañados, introduciendo cláusulas que ofrecían un amplio margen para las valoraciones subjetivas, con el propósito último de que el adjudicatario fuera García Pozuelo. Una parte de los fondos públicos que este percibía -en torno al 3%- revertía en los dirigentes populares en forma de comisiones.

Perdió su compañía

Tan fructífero como arriesgado proceder llegó a su término en 2008 con la apertura de las diligencias de 'Gürtel' por el juez Baltasar Garzón. Las anotaciones en la contabilidad opaca de Correa desembocaron en una investigación de la Agencia Tributaria sobre las cuentas de Constructora Hispánica entre 2002 y 2007, que acabó en una denuncia en la Fiscalía de Delitos Económicos. Tuvo que vender la compañía para pagar una multa de 20 millones de euros y eludir de esa forma la amenaza que implicaba de acabar entre rejas.

Ahora, tan liberado ya de su empresa como del casco tras el que se escondía, ha vuelto a esquivar la cárcel. Bien puede darse con un canto en los dientes, que se dice por estos lares.

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