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Londres, Sevilla, Murcia

Julián Mollejo

Lunes, 18 de mayo 2015, 11:27

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La inestabilidad es la gran amenaza que el PP esgrime para granjearse el apoyo de los votantes recelosos tras veinte años de plomiza y desperdiciada estabilidad. La rebaja de las pensiones, las privatizaciones, los recortes sociales, la corrupción... son otros señuelos electorales utilizados con mayor o menor éxito para denigrar al adversario y ganar adeptos. Ahora, los populares se agarran al desgobierno, al acabose parlamentario que nos aguardaría si ellos no consiguen revalidar la mayoría absoluta.

El argumento, desde luego, tiene tirón. David Cameron lo empleó en la reciente campaña electoral en el Reino Unido. Las encuestas vaticinaban un empate técnico entre laboristas y conservadores, pero la realidad es que, tras las votaciones del jueves, el primer ministro británico saborea las mieles de la mayoría absoluta.

La imagen de división que ofrece el Parlamento andaluz y los problemas con su investidura de Susana Díaz son levadura para el PP en la Región de Murcia. De hecho, Pedro Antonio, el candidato sin apellidos, ya refiere lo que está ocurriendo en Sevilla como ejemplo de lo que nos espera en Cartagena si no logra los suficientes diputados para gobernar en solitario, aunque él, si nos atenemos al CIS, lo tendría más fácil, ya que aquella precisa de la abstención de Podemos y Ciudadanos, y a éste le bastaría con la connivencia de los segundos.

Sin embargo, buscar el voto a través del miedo no siempre funciona. Susana Díaz, sin ir más lejos, adelantó las elecciones para acabar con la inestabilidad tras expulsar del Gobierno a sus socios de IU, y mírenla ahora.

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