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Cristóbal Montoro, en el centro de la imagen.
Reforma fiscal en diferido

Reforma fiscal en diferido

Todo parece indicar que la clave de esta reforma es eminentemente electoral

ROGELIO MENÉNDEZ OTERO

Martes, 24 de junio 2014, 12:45

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Que bajen los impuestos siempre es una buena noticia; especialmente si uno se encuentra entre los agraciados por la rebaja impositiva. Aunque también es cierto que uno no puede evitar la sensación de estar subido en un carrusel impositivo en el que resulta difícil prever cual será el siguiente cambio, al menos desde una perspectiva económica.

Todo parece indicar que la clave de esta reforma es eminentemente electoral. La consigna de campaña que llevó a Bill Clinton a la Casa Blanca en 1993 «Es la economía, estúpido» parece que ha calado en el cuartel general de Génova. Sin embargo, el margen de maniobra de Montoro no puede ser más limitado, constreñido por el déficit público, una tutela exterior y el amargo recuerdo de una todavía reciente crisis de deuda, factores todos ellos que minan la credibilidad de la reforma.

Uno de los elementos más llamativos es que varias de las rebajas fiscales anunciadas no se terminarán de materializar hasta el año 2016, por lo que este Gobierno no dispondrá de plazo para llevarlas a cabo. Con las elecciones generales de 2015 a la vista, no se sabe muy bien si se trata de una reforma fiscal en diferido o una mitad reforma, mitad promesa electoral.

Pero aparte de las razones que estén detrás de esta reforma fiscal, parece que los beneficiados por ésta, serán fundamentalmente las rentas inferiores a 12.000 euros y las superiores a 120.000. Una vez más la clase media será la gran olvidada de esta reforma. Entre los aspectos más loables figura la corrección de la anomalía que suponía la tributación por las plusvalías en las daciones en pago a aquellas personas que se veían obligadas a entregar su piso a un banco, así como la reducción de las retenciones a los autónomos (hasta el 15% para aquellos que ganen menos de 12.000 euros al año) o las deducciones a empresas por creación de reservas que contribuyan a su autofinanciación. Aunque probablemente la mejor noticia de esta reforma es lo que no aparece en el articulado: la no subida del IVA (a excepción de ciertos artículos sanitarios). Otras novedades más controvertidas son la tributación de las indemnizaciones por despido (con un mínimo exento), la limitación al uso del régimen de módulos en ciertas actividades o la reducción de la deducción por alquiler de vivienda. Para otra ocasión queda la lucha contra el fraude fiscal.

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