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andrés egea
Domingo, 22 de enero 2017, 12:23
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Pocos minutos disputaron el partido los jugadores locales. El Baskonia, sin realizar un gran encuentro, solo tuvo que esperar a que su rival fallase para hacerse con el choque de forma fácil. Los de Quintana llegaron al final del tercer cuarto con un 1 de 23 en triples con el que es imposible sostenerse en un encuentro. Solo la entrega y lucha de Radovic, además de los puntos de Benite cuando no había nada por lo que luchar, impidieron que la ventaja fuera mayor aún.
El UCAM se mantuvo en el primer cuarto gracias a su defensa y si no pudo dominar fue por culpa de su desacierto en los triples. Hay partidos en los que empiezan entrando y en esta ocasión llegó a un 0/8 que le condenó a ir por detrás durante la mayor parte del encuentro. Los visitantes se situaron 0-5 por delante tras anotar su primer triple y los puntos de Radovic bajo en aro permitieron a su equipo ponerse por delante 7-5. La defensa local era muy buena, pero los triples no entraban y lo único que tenía que hacer el Baskonia era jugar con pausa y meter alguno de vez en cuando para irse poco a poco en el marcador. Lo consiguió el equipo vasco jugando mal, simplemente aprovechando que los murcianos eran incapaces de anotar aunque lanzasen a canasta sin oposición. Con un 0 de 10 en triples y 3 de 9 en tiros de dos, no hacía falta que el Baskonia jugase un buen partido. Con 5 de 12 en tiros de campo el equipo de Sito Alonso no necesitaba más para irse por delante al final de los primeros 10 minutos, 10-18.
El resultado podía ser peor, pero los rivales tampoco estaban en su mejor momento. El segundo cuarto comenzó con más errores desde la línea de tres puntos hasta que Llompart logró anotar el primero cuando sus compañeros ya habían fallado hasta 16. A pesar de todos los problemas que el UCAM tenía en ataque, se mantenía por su defensa. Pero llegó la jugada en la que Campazzo se deshizo del bloqueo de Diop con un codazo hubo falta previa del visitante que no fue señalada-. Los árbitros pitaron antideportiva del argentino mientras que su rival se quedaba en el suelo retorciéndose de supuesto dolor. A continuación se levantó como un muelle, se encaró con Campazzo y los colegiados no señalaron nada, sí al banquillo local que estaba protestando esta acción. Los visitantes lo anotaron todo, el UCAM se fue del partido y al descanso, con 1 de 17 en triples y 7 de 20 en tiros de dos, el encuentro estaba resuelto a favor del equipo que hizo unos números normales y que aprovecharon las decisiones arbitrales para sumar un parcial de 2-11 en tres minutos (23-43). Cuando los protagonistas se marcharon a los vestuarios, la pitada a Quintana fue monumental.
Tras el descanso, con todo decidido porque los murcianos seguían fallando sus tiros de tres puntos, el Baskonia fue ampliando su ventaja gracias a los puntos de Bargnani desde el exterior, al igual que hizo en el partido de la primera vuelta. Tan solo Radovic, que fue el mejor, y Campazzo mantenían el orgullo de un equipo que estaba muy tocado y sin confianza por el lamentable espectáculo en el tiro exterior. Al final del tercer cuarto el marcador era muy claro y decepcionante, 43-66. Tan solo una petición de matrimonio logró sacar los aplausos y la sonrisa al respetable.
Y tras una canasta de Beaubois el equipo visitante logró la máxima renta, 43-68 con casi todo el último cuarto por delante. No había partido hace mucho tiempo, pero había jugadores que no estaban dispuestos a que el Baskonia marcara mayores diferencias. Radovic bajo los aros y Benite, desde el exterior (4/9 en triples en este cuarto) colocaron al UCAM más cerca del Baskonia. Sito Alonso pidió un tiempo muerto con el 51-68 y el segundo con el 69-82 a 2:37 del final. Pero los últimos lanzamientos a canasta del UCAM se contabilizaron por errores y esa fue la razón por la que el último parcial de 2-10 dejó el marcador final en un 71-92 que hizo justicia a lo que realizaron unos y otros sobre la pista. Al final el UCAM hizo 5 de 34 en triples, siendo el 0 de 9 de Campazzo el más significativo y alarmante. Buen debut de Tumba, que se fajó en defensa y poco pudo hacer en ataque porque sus compañeros solo miraron el aro desde los 6,75. Al final del encuentro, más pitos para Quintana.
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