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Garbiñe Muguruza, con su trofeo en Pekín.
Garbiñe Muguruza se corona en Pekín
final abierto de pekín

Garbiñe Muguruza se corona en Pekín

La tenista española consiguió el primer gran torneo de su carrera al vencer en la final de Pekín a la suiza Bacsinszky por 7-5 y 6-4

victorio calero

Domingo, 11 de octubre 2015, 00:19

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Garbiñe Muguruza es el hoy y el mañana del tenis femenino y una tenista llamada a convertirse en una de las grandes. Este lunes amanecerá siendo la nueva número cuatro del mundo, a un solo punto del tercer puesto ocupado por Sharapova en el ranking, tras ganar el torneo más importante de su carrera. El futuro es suyo. Su juventud y su tenis invitan a soñar, más aun con partidos y torneos como el de Pekín. La española nacido en Venezuela ha alcanzado la cima más importante de su vida con su triunfo en tierras chinas en un 'Premier Mandatory', una especie de Masters 1.000. Es otro triunfo más después de llegar a la final de Wimbledon esta campaña y lo ha conseguido de nuevo con chispa, con golpes contundentes y ambición.

Atrás queda la decepcionante gira norteamericana. Con entrenador nuevo (Sam Sumyk) e ilusiones renovadas, se sobrepuso en la final a un inicio dubitativo. Fue solamente dar un paso atrás para coger impulso, para llevarse la gran alegría de su vida. Bacsinszky no pudo parar el huracán. Perdió por 7-5 y 6-4 ante la jugadora del momento. «Siento mucha felicidad. Quiero volver el año que viene a proteger este título», resumió al final del partido la ganadora con una sonrisa de oreja a oreja.

Es la cara alegre del tenis mundial. Es Garbiñe, una jugadora a la que le gusta vivir en el alambre. Arriesgar. Crear. Golpear. No especula, para lo bueno y para lo malo. Siempre hacia delante, siempre de cara y a veces paga el peaje de su juventud. Su punto débil, su cabeza, la lleva y la trae de los partidos -eso sí, cada vez de forma menos frecuente-. Ya es mucho más fácil verla avasallando con su derecha que desesperándose en la pista. Más madura y fiera, más temible que nunca al resto, combina su autoridad desde la línea de fondo con pinceladas de creatividad como sus subidas a la red. Con 22 años cumplidos durante el torneo y su segundo título en su haber, lo más positivo es que hay progreso yun porvenir fabuloso.

Sin embargo, en la final empezó atenazada, a rachas. Sin la soltura de rondas anteriores, las dudas aparecieron especialmente en su servicio. De ahí que se dejase por el camino los tres primeros servicios. Cosas de las finales. El trauma del saque le afectó también a su juego de fondo, donde empezaron a fluir con demasiada frecuencia los errores no forzados. Con mucho desparpajo desde la línea de fondo, Bacsikszky movía de un lado a otra a Garbiñe, quien sufría en ese baile. Sólo conseguía atenuar los contratiempos con su derecha, lo mejor de su juego, lo que la sostenía en el set. «No fue el mejor día de mi saque la verdad. Saqué de una forma más inteligente pero no fuerte o rápido y estaba pensando más en como podía molestar yo más a Timea con mis restos», analizó la española

Remontada y título

Sin el poderío con sus golpes de fondo que le caracteriza, ni ritmo suficiente para apretar a Bacsinszky, lo positivo es que seguía viva en la manga. Necesitaba recuperar su revés y especialmente su servicio y solo encontraba problemas. Descompuesta en la manga inicial por las dificultades con su saque, a la cuarta fue la vencida -con 5-2 en contra-. Fue el punto de inflexión. Se soltó y a partir de ahí la productividad de su saque creció notablemente. Sin estar para florituras, encontró también alivio especialmente con su revés. Sanó su juego y creció con cabeza y contundencia. Así conectó un parcial de 4-0 a su favor. Del drama de su servicio al inicio a sacar para cerrar la racha y la esperanza rival. Fueron cinco finalmente los juegos seguidos, cinco muestras de que la mente de Muguruza funciona a la perfección. Rompió la bola, demostró su poderío y se llevó el set. «Fue un inicio difícil. Estaba nerviosa porque llegaba de la final de Wuhan si haber podido acabar y quería ganar aquí. A veces esto no ayuda. Pero estaba con la idea clara de que en algún momento iba a poder darle la vuelta», reconoció Muguruza tras el partido.

Después de la presión, de nuevo la desconexión al inicio del último acto. Afortunadamente para ella regresó rápidamente a la Tierra. Fue un viaje de retorno en el que salió fortalecida. La helvética no encontraba huecos, ya no había fisuras en la española. Era una Garbiñe más temible, más poderosa. Ya había pasado lo peor para ella. Se encontró ante la oportunidad de su corta pero esperanzadora carrera: con saque para cerrar su primer gran torneo. Lo hizo a lo grande. Nada de dudas. «Estoy orgullosa de estar motivada mentalmente para querer más» decía la española antes de la final. Es esa motivación la que le ha llevado al 'top-4' y la que debe llevarle a lo más alto. «Estoy realmente contenta. Han pasado muchas cosas en esta gira por Asia. Pero ha sido muy bueno poder vivirlo y aprender de todo. Además al final he ganado una final y me he clasificado para Singapur. Han pasado muchas cosas y tenía que calmarme. Creo que he crecido con todo esto», valoró tras una semana en que logró la clasificación para el Torneo de Maestras que no visita una española desde la época de Arantxa Sánchez-Vicario y Conchita Martínez. Tiene que haber mucho más cuando recupere el tobillo por el que ha renunciado al inminente torneo de Hong Kong. «He de descansar un poco y recuperarme bien del tobillo y el cansancio en general. Necesito mantener mi nivel para Singapur. Creo que tengo opciones. Me he ganado la plaza y voy a ir a ahí a pelear por el trofeo», avisa desde China. Tenis tiene para ello como demostró en Pekín. No es humo. Ha llegado y está lista para liderar el tenis femenino.

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