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Katie Ledecky, durante los Mundiales de Kazán.
Katie Ledecky llega para reinar
natación

Katie Ledecky llega para reinar

Su historia en los mundiales de Kazán 2015 recuerda a la de los grandes nadadores de la historia como Phelps, Thorpe, Popov, Otto o Spitz e incluso los supera

a.i.

Domingo, 9 de agosto 2015, 19:09

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A pesar de sus 18 años, Katie Ledecky quiere convertirse en una de las mejores nadadoras de la historia. Sus cinco medallas de oro en los Mundiales de Kazán ya le han reservado su sitio en la historia de este deporte y casi todos los precedentes apuntan a que no será la última vez. Michael Phelps, Ian Thorpe, Aleksandr Popov o Kristin Otto triunfaron en sus primeras grandes competiciones internacionales y ahora Ledecky quiere seguir su estela.

No es la primera vez que la norteamericana escribe su nombre en la historia de la natación, ya que en los Mundiales de 2013 en Barcelona se convirtió en la segunda mujer en conseguir el oro en los 400, 800 y 1500 metros libres en un mismo campeonato mundial, igualando a la alemana Hannah Stockbauer. La germana de Núremberg es posiblemente uno de los pocos ejemplos de esas nadadoras que destacan a temprana edad pero no acaban teniendo el éxito esperado. Stockbauer ganó dos oros en el año 2001 con 19 años; en el 2003 esos tres oros que le convirtieron en la primera mujer en conseguirlo y después, su gran nivel no se volvió a ver y acabó retirándose en 2005 con tan sólo 23 años.

El primer 'Tiburón' de la natación fue Mark Spitz. El californiano llegó con 20 años a los juegos Olímpicos de Méjico en 1968 y consiguió cuatro medallas. Su explosión vino cuatro años después, en los Juegos de Múnich, donde logro sus históricas siete medallas de oro, solo superado por su sucesor en el apodo: Michael Phelps. Hablar del 'Tiburón de Baltimore' son palabras mayores. El norteamericano pulverizó a sus rivales en sus primeras apariciones, cosechando hasta 15 medallas de oros entre los Mundiales de Barcelona (2003) y Montreal (2005) y los Juegos de Atenas (2004). Otros como Ian Thorpe, con 11 oros en sus primeras grandes competiciones, o Aleksandr Popov, el 'Zar' ruso que dominó las piscinas con 12 medallas entre 1992 y 1996, son los ejemplos que demuestran que un buen inicio en la natación suele ser síntoma de un futuro lleno de éxitos.

Otto y Ledecky, caminos paralelos

 Hablando de natación femenina, Ledecky debe fijarse en lo que hizo Kristin Otto, cuyo principio de carrera comparte ciertas semejanzas con la de la americana. Esta alemana de Leipzig irrumpió en la élite mundial en los Campeonatos del Mundo de Guayaquil de 1982, donde con 16 años se subió en tres ocasiones a lo más alto del cajón, una vez menos que Ledecky durante su primer torneo mundial. Después de no poder acudir a los Juegos de Los Ángeles de 1984 por el boicot a los países del Este, Kristin Otto volvió al máximo nivel en los Mundiales de Madrid de 1986, donde ganó cuatro oros y dos platas. En total, las dos ganaron prácticamente las mismas medallas en sus dos primeras grandes competiciones: nueve Ledecky y siete Otto. Eso sí, la norteamericana tendrá difícil superar los seis oros olímpicos que consiguió la alemana en Seúl en 1988. Veremos si la joven de Washington sigue sus pasos y logra superar este hito durante la siguiente gran cita: los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Esperemos que no sea como Shane Gould, la australiana que en los setenta fue la efímera reina de la natación: se convirtió en la única mujer en poseer todos los récords del libre. «El talento de Katie Ledecky lo tienen solo las grandes leyendas», avisa la propia australiana. «Creo que podrá gestionar durante mucho tiempo la franja de 200 a 1.500. Podrá conseguir récords, grandes marcas y victorias en los campeonatos del mundo. Todo eso está dentro de sus capacidades. La gestión de la fama de un atleta exitoso es parte esencial en el deporte contemporáneo. Ella está constantemente examinada, la gente vigila la forma en que actúa y se comporta. Debería hablar con quienes han tenido experiencias similares. Creo que debería quedarse con su propio entrenador y no ir a la Universidad de Stanford. Debería ir a una universidad cerca de su hogar y de su familia para estudiar y crecer como una persona completa.Las personas que pueden decirte la verdad son las más importantes. Y son las que te ayudarán a convertirte en un adulto sano y en un ser humano independiente», explicaba este domingo a As.

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