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Mireia Belmonte logró la primera medalla española en Londres 2012.
España en las Olimpiadas: el síndrome de la primera medalla
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España en las Olimpiadas: el síndrome de la primera medalla

Frente a lo que suele ser costumbre, España tiene esta vez serias opciones de firmar un gran comienzo en los Juegos y evitar que cundan las críticas y el pesimismo

jon agiriano

Jueves, 4 de agosto 2016, 18:24

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Si hay algo inevitable en los días previos a unos Juegos son los cálculos sobre medallas posibles. Todas las delegaciones hacen sus previsiones, en algunos casos con un optimismo enternecedor. Tampoco faltan los cómputos de los periódicos y de las revistas especializadas. Una de las más prestigiosas, la norteamericana Sports Ilustrated, adjudicaba a España 18 medallas; una cifra que probablemente firmaría el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, que la semana pasada aventuró que serían 17, las mismas que en Londres hace cuatro años. Las 22 de Barcelona se antojan inalcanzables, pero entre los miembros de la delegación española presentes en la Villa Olímpica de Río nadie quiere descartarlo. Esta vez podemos empezar los Juegos muy bien y eso siempre anima, aseguran.

Lo cierto es que España tiene posibilidades objetivas de firmar esta vez su mejor arranque en unos Juegos. Históricamente, al equipo olímpico de nuestro país no se le han dado bien los inicios de la andadura competitiva. Siempre hay excepciones, por supuesto. La mayor, sin duda, fue la medalla de oro de Samuel Sánchez en Pekín, apenas unas horas después de que concluyera la ceremonia inaugural. Lo normal, en cualquier caso, es que haya que esperar unos días para ver a un español en el podio y que, durante ese tiempo más o menos prolongado con el medallero en blanco, comience a extenderse el pesimismo y se escuchen ya las primeras críticas. Esto es casi una tradición española.

De hecho, se podría hablar de un síndrome de la primera medalla. De ahí que ésta se celebre siempre con una mezcla de euforia y alivio. Los regatistas Fernando León y José Luis Ballester fueron héroes por un día en Atlanta con su oro en la clase Tornado cuatro días después del inicio de los Juegos. Lo mismo puede decirse de la judoka Isabel Fernández y de la nadadora Nina Zhivanevskaya en Sídney, que inauguraron el casillero español después de tres jornadas de espera, las mismas que necesitó la tiradora vasca María Quintanal en Atenas. En Londres la espera se hizo más larga. Los Juegos comenzaron un 27 de julio y hasta el 1 de agosto, cuando Mireia Belmonte se colgó una plata en 200 mariposa, no hubo nada que celebrar. El tiempo pasó muy despacio durante ese paréntesis. Desde el COE y el CSD se lanzaron mensajes de confianza y de calma, pero la ansiedad tenía proporciones olímpicas.

¿Será distinto en Río de Janeiro? Desde luego, las previsiones son buenas. España tiene seis opciones de podio en las tres jornadas iniciales de los Juegos. Este mismo sábado les toca el turno al tirador Pablo Carrera, a la judoka Julia Figueroa y al equipo de ciclismo en ruta, con Alejandro Valverde y Purito Rodríguez como líderes. El bilbaíno compite en pistola a 10 metros, disciplina en la que obtuvo un diploma en Londres. El favorito indiscutible en esta especialidad vuelve a ser el coreano Jin Jongoh, una leyenda de este deporte, doble medalla de oro en Londres en 10 metros y 50, y oro y plata en Pekín. Si Jongoh está a su nivel la lucha será por los otros dos puestos del podio. En su conquista, Carrera tendrá como principales rivales a los chinos Pang Wein y Pu Qifeng y a los rusos Gontcharov e Isakov.

En cuanto a Julia Figueroa, quinta cabeza de serie, es ella misma la que contagia optimismo a su alrededor. Aunque debuta en unos Juegos, la joven cordobesa está convencida de sus posibilidades y no firma nada que no sea estar en la final. De llegar al último combate, lo más probable es que su rival sea la brasileña Sarah Menezes, que tendrá el apoyo entregado de las gradas del Arena Carioca. El ciclismo también es una opción clara de medalla. El trazado de la prueba de ruta es durísimo, lo que aumenta las opciones de Valverde y Purito. No estaría mal que, en la despedida del catalán, ambos se quitaran el mal sabor de boca que les queda desde su pifia en el Mundial de Florencia hace tres años, cuando regalaron el título al portugués Rui Costa.

Si la suerte no acompaña el sábado, el domingo se presentará con dos buenas oportunidades, especialmente la de la tiradora andaluza Fátima Gálvez, actual campeona del mundo de foso olímpico. Es la gran favorita, aunque sabe que tendrá una gran competencia en las tres tiradoras que le siguen en el ranking mundial, la rusa Elena Tkach, la libanesa Ray Bassil y Alessandra Perilli, de San Marino. Las posibilidades del judoka vitoriano Sugoi Uriarte no son tantas como las de Gálvez, desde luego, pero hay algo en su carácter, en su ciega determinación para quitarse la espina que tiene clavada desde que el coreano Cho le arrebató el bronce en Londres, que incita a confiar en él.

Como hay que confiar, por supuesto, en la piragüista guipuzcoana Maialen Chorraut, que el lunes intentará volver a subir al podio en K1 en aguas bravas, a ser posible mejorando el tercer escalón que ocupó en Londres. Tampoco podemos olvidar en este repaso a Mireia Belmonte, aunque no parece que las pruebas que nadará en los dos primeros días, los 400 libres y los 200 estilos, sean las que más vayan a acercarle a los metales. En fin, que el arranque de los Juegos está lleno de buenas promesas para la delegación española. Sólo falta que se cumplan algunas de ellas.

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