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ÁNGEL GARCÍA
Domingo, 1 de marzo 2015, 22:08
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Muchas veces el resultado obtenido está por encima de los méritos contraídos. El UCAM arrancó en Jaén una victoria que, a la larga, ofrece muchas conclusiones. El equipo de Eloy Jiménez suma tres puntos a domicilio y se inyecta autoestima a borbotones. Con sufrimiento, pero con el sabor de vencer tras pasarlo mál, tras convertirse en un verdugo del Jaén angustiado. No fue un partido brillante, pero el UCAM y el gol de Titi despejaron las incógnitas sobre si el equipo murciano rendiría en un campo difícil, en un simulacro del 'playoff'.
El partido resultó ser un calco a lo que esperaba Eloy Jiménez. Un ejercicio de intensidad inicial marcado por la necesidad de ambos equipos de demostrar de lo que son capaces. El Jaén es un equipo que juega desde su génesis con una incomodidad tremenda, le cuesta soltarse y tira de remiendos sobre el césped. A nivel creativo, el equipo andaluz se sostiene con pocas ideas y con poca velocidad, lo que le obliga a buscar el partido en jugadas de estrategia. El UCAM sufrió lo justo. Atendiendo a la marca se salvó de un naufragio que, en el primer acto, nunca pareció amenazarle.
El Jaén fue más ruido que nueces, más historia que presente. Fue un equipo con un lastre emocional, con poca sustancia creativa y con una presión que les ahoga. De ahí que los universitarios se alimentaran de lo habitual para sacar petróleo; fortaleza en la zaga y velocidad que les hacen ser temidos en cuanto pisan el campo contrario. Y eso que apenas hubo creación de llos jugadores destinados para tal empeño. Chavero y Checa fueron avasallados por la presión de los mediocampistas locales, más pendientes de evitar la creación del UCAM que de fabricar fútbol por sí mismos.
Con estas condiciones, el balón se ejercitó fruto del azar, de pelotazos largos, evitando el juego en el centro del campo. Tan poco criterio existió en el equipo local que cuando los jienenses se acercaban a la meta de Escalona se festejaron las faltas laterales en la Nueva Victoria como si fuera un partido de la liga inglesa. Y fue por esa vía donde llegó el peligro de los de Berges. Hasta tres lanzamientos laterales en el primer tercio del duelo constituyeron el bagaje ofensivo de los andaluces. Apelando a la estrategia sobrevivió el Jaén, que se vio por debajo en el marcador en el primer acercamiento de los murcianos.
Fue un error de José Cruz en una cesión a su meta que aprovechó Hugo Díaz para ganar una carrera de veinte metros. El gol del pichichi universitario daba alas a los de Eloy ante un rival amparado únicamente en la pizarra. El equipo universitario creció tras un inicio con más protagonismo local, pero, una vez desnivelada la balanza, de nuevo el Jaén, encorajinado en su amor propio, trató de no escaparse por la puerta de atrás del duelo.
Reacción local
El dolor por el gol encajado y el miedo a alejarse definitivamente del 'playoff' hizo emerger al centro del campo jienense. Así, una nueva pelota parada tras saque de esquina, permitió a Álex Cruz rematar a la madera. Fue un balón suelto tras un despeje defensivo del Ucam que pilló de lleno el lateral local, atravesando el ejército de hombres en el área que impedían ver a Escalona. Cuatro minutos después era Sergio Molina el que, en un remate de cabeza, ajustaba el balón en exceso al larguero tras un centro lateral. La jugada se repetía una y otra vez.
Al equipo de Eloy le faltaba fútbol antes del descanso y necesitaba irse al vestuario para frenar el empuje de un Jaén que se asomaba, cada vez con más peligro, a la portería murciana. Aguantó el tipo como acostumbra, acomodándose en la seguridad de una defensa que pocas veces es capaz de errar.
El guión en el segundo tiempo fue el mismo que en la primera parte. El Jaén mordió y arañó espacios metro a metro a balón parado, para continuar arrinconando a los de Eloy que, en apenas tres minutos, variaron el dibujo con las entradas de Titi y Bello. Pero los planes del técnico hellinero apenas encontraron reflejo sobre el césped. Los de casa mostraron más solvencia con la pelota, ganaron metros para construir una muralla por delante de la zaga murciana, que fue reculando metros hasta que encajó el empate.
Llegó fruto de un despeje de Escalona en el que la defensa murciana no supo salir de su área. La pelota le llegó a Quesada que, sin oposición, ajustó su remate al palo izquierdo de Escalona. No había existido el UCAM hasta entonces. Incluso Sutil, anticipando el desastre, había avisado en una falta directa que Escalona despejó a saque de esquina.
Máxima productividad
El partido volvió a arrancar desde cero. Sin norte, al cuadro universitario le costó encontrarse en el campo, donde los jienenses se sentían cada vez mejor, más solventes con el balón, ocupando los espacios con mucho más criterio y sin apenas pasarlo mal ante un UCAM que se metió atrás a sufrir.
En los últimos minutos, el conjunto visitante dio un paso hacia adelante. Eloy Jiménez pobló la línea del centro del campo para defender con más desahogo un punto que sabía a poco tras la victoria del Cádiz ante el Melilla. Un par de latigazos en velocidad con la entrada de Víctor bastaron para asustar a la defensa del Jaén antes de la aparición de Titi, un jugador que extrae petróleo en donde otros han excavado sin suerte.
A siete minutos del final, el de Puente Tocinos se fue de cuatro jugadores locales para definir por el palo derecho de Toni García. Fue la única ocasión de los de Eloy en toda la segunda parte. Efectividad total ya que en los dos únicos acercamientos a la portería local consiguió dos goles. Hasta el final, el UCAM, acostumbrado a sufrir, se hizo más equipo aún. Para ello agrupó a sus jugadores y trasladó la ansiedad a un Jaén que se desangró anímicamente con el 1-2 y que ya no era un 'gallito'.
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