Borrar
Neymar, Luis Suárez y Messi celebran un gol al Celta.
Otro espectáculo azulgrana
24ª jornada

Otro espectáculo azulgrana

El tridente ofensivo del Barça ofrece una exhibición histórica ante el Celta, con homenaje incluido de Messi a Cruyff

Cristian Reino

Domingo, 14 de febrero 2016, 02:47

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Hay jugadas que dan la vuelta al mundo y que marcan un campeonato. Corría el minuto 82, el partido estaba casi resuelto para el Barça, que ganaba 3-1, Messi se disponía a lanzar un penalti, pero de pronto, en vez de disparar sobre Sergio, dio un pequeño toquecito, y se la pasó a Suárez, que hizo un nuevo hat-trick. Homenaje a Johan Cruyff, inventor de la pena máxima indirecta (como jugador del Ajax), y puñetazo en la mesa del líder. Sus tres estrellas más rutilantes lanzaban un mensaje a navegantes: van sobrados de confianza, se llevan a las mil maravillas, están mentalizados para actuar como una piña y lo quieren ganar todo.

Era el broche de oro a un partido, que el Barça tuvo que sudar de lo lindo para ganar, pero que acabó arrollando y goleando a un buen Celta, que en la primera mitad y en fases de la segunda estuvo en la disputa de los puntos. La acción de Messi, que fue el mejor sobre el terreno de juego, aunque Suárez fue quien hizo los goles, traerá cola y desde otros ámbitos se criticará como una falta de respeto hacia el contrario, pero los protagonistas sienten el fútbol como un partida entre amigos, con la que quieren divertirse. También Neymar, que protagonizó una lambretta, que tampoco sentó nada bien al Celta. Son jugadas que reflejan un estado de ánimo, el del equipo azulgrana, que no acostumbra a estar tan fino a estas alturas del año y que el miércoles, si gana el partido que le queda pendiente ante el Sporting, abrirá una buena brecha con el Atlético y con el Madrid.

El Celta llegaba en cuadro, pero vendió cara su derrota. Iago Aspas, Orellana, Bongonda, Nolito y Fontás, cinco teóricos titulares, se quedaron en Vigo, por lo que Berizzo se vio obligado a tirar de fondo de armario. Su equipo demostró que tiene personalidad y que funciona al margen de las individualidades, prueba de que está bien trabajado. Con una medular, que estaba muy encima de los constructores del juego azulgrana, una defensa al hombre sobre Messi (primero Mallo, luego Planas) y una tripleta atacante (Señé, Guidetti y Beauvue) muy dinámica, los celestes trataron de tú a tú a los de Luis Enrique en su propio campo durante más de una hora de partido.

El Barça estaba sobre aviso, tras la derrota en la primera vuelta (4-1) en Balaídos y el pinchazo del año pasado en el Camp Nou ante los vigueses. Luis Enrique no quería riesgos y solo introdujo un único retoque en su once de gala: Sergi Roberto ocupó la plaza de Rakitic. Todos los demás, los más habituales. Aun así, en la primera parte, mientras las fuerzas estuvieron igualadas, los blaugranas no consiguieron imponer su juego. Les faltaba ritmo, dinamismo y no llegaban con claridad.

Les estaba costando, hasta que Messi afinó la puntería con un golpe franco, que se coló en la escuadra de Sergio. Corría la media hora de juego. El argentino mimó la pelota, miró la portería y la puso donde no llegan los porteros. Parecía que el tanto local desequilibraría el choque, pero el Celta no se descompuso. Insistió en su idea inicial, de presión muy fuerte en el centro del campo y llegada desde las segundas líneas y por las bandas. En el 38, un balón aparentemente intrascendente, Alba lo convirtió en letal. Se tragó la presión de Guidetti, que apretó todo lo que pudo, el lateral de LHospitalet pecó de blando, le robaron la tostada, dejó la pierna, y Hernández Hernández señaló la pena máxima. Guidetti anotó, le puso toda la emoción al choque y corroboró la gran primera parte de los gallegos.

Tras la reanudación, el Barça salió más enchufado. Luis Enrique obligó a poner más intensidad, una marcha más y el cambio de actitud local se vio reflejado bien pronto. Neymar ganó la línea de fondo y Suárez se estrelló con el palo. El Celta seguía compacto atrás, pero cada vez tenía más problemas para frenar las embestidas del tridente culé. En el 58, Messi, que ya se había lucido con un gran tanto en la primera mitad, siguió destapando el tarro de las esencias: le picó una asistencia a Suárez por encima de la defensa, de las que hace falta escuadra y cartabón. El charrúa no perdonó y el público del Camp Nou empezó a respirar. Sin embargo, igual que en la primera mitad, después del gol, el Barça cayó en una cierta relajación, que permitió al Celta volver a engancharse al partido. Wass, en el 68 y en el 72, sembró el pánico en el coliseo azulgrana. Hasta que Messi dijo basta. Se inventó la jugada del 3-1, en la que Neymar se sacó una gran asistencia sobre Suárez, se inventó también el 4-1, no solo en cómo provocó el penalti, sino también en la ejecución. Para entonces, el Barça ya estaba desatado y el Celta se veía incapaz de frenar el vendaval de juego. Rakitic y Neymar, casi al final, redondearon la goleada.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios