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Luis Suárez, felicitado tras su gol.
Manita a medio gas del Barça
JORNADA 16

Manita a medio gas del Barça

Messi hace un doblete y Suárez se estrena como goleador en Liga

cristian reino

Sábado, 20 de diciembre 2014, 00:29

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Será por la hora (cuatro de la tarde), por la cercanía de las vacaciones o porque el equipo no tiene el encanto que se le supone, pero el caso es que la goleada del Barça sobre el Córdoba fue una de las más tristes que se recuerdan en el Camp Nou en los últimos tiempos, quizá al nivel de la época de Van Gaal que tuvo que soportar pañoladas aun ganando 5-0.

El gol tempranero de Pedro, cuando los espectadores aún estaban ocupando sus asientos, ya hacía presagiar un paseo en el coliseo azulgrana. La manita se produjo, aunque no como se esperaba, pues tres de los cinco tantos blaugranas llegaron en los minutos de la basura, cuando el Córdoba ya había bajado los brazos. Y es que, marcar tan pronto no siempre beneficia al juego de los equipos. Normalmente, anotar de manera tempranera es útil, porque el adversario se abre y permite las contras. Sin embargo, para el Barça, perforar la portería cordobesa en el minuto uno fue casi como una invitación a echarse una buena siesta durante un buen rato.

Además, el rival le permitió esa cabezadita prenavideña, porque apenas le apretó. Sobre todo en defensa y en el centro del campo. El Córdoba trató de cerrase de forma agrupada y con orden, y por momentos lo logró. Pero jugar en el Camp Nou y sólo hacer cuatro faltas en todo el partido da la medida de la intensidad con la que los andaluces se emplearon ante los azulgranas. Por supuesto, no se trata de hacer apología de la violencia, ni de incitar a que los jugadores revienten tobillos ajenos, pero plantear un partido de guante tan blanco es una invitación al contrario a que juegue, en su propio campo, a placer.

La generosidad rival fue lo peor que le pudo pasar a los de Luis Enrique, que se contagiaron y se dejaron llevar, salvo en el arranque de cada mitad y al final del partido. La goleada blaugrana fue tan extraña, que Messi hizo dos goles y hasta el minuto 80 apenas se dejó ver. De hecho, durante buena parte del partido, muchos de los espectadores que acudieron al Camp Nou debieron de pensar que el argentino ya había embarcado rumbo a su país para pasar las fiestas. Pero es lo que tiene este deporte. Si al mejor del mundo le das un metro, te hace un descosido sin darte cuenta. La actuación del crack de Rosario fue una metáfora del encuentro: sopor general aunque al final cinco goles, que permiten pocas objeciones y desde luego reflejan un dominio casi absouto del cuadro local.

Larga siesta

La siesta azulgrana duró casi una hora, hasta el 2-0 (minuto 52), que dejó el partido visto para sentencia. Lo anotó Luis Suárez, que llevaba una buena sequía, la friolera de siete partidos de Liga sin marcar y en Can Barça los más impacientes ya empezaban a ponerse nerviosos con el fichaje más caro de la historia blaugrana. El uruguayo se quitó un peso de encima y con toda seguridad su rendimiento irá a más a partir de ahora. Su adaptación ha sido rápida, se ha integrado en el juego del equipo y solo le faltaba estrenarse en Liga. El ex del Liverpool aprovechó un buen centro de Pedro, que fue de lo mejor de su equipo. Luis Enrique, viendo que el canario está en racha (se ha ganado el título de empleado del mes), dejó a Neymar en el banco y apostó por el tinerfeño en la punta, junto a Messi y Luis Suárez. Iniesta regresó a la titularidad y lo mejor que hizo el cuadro catalán fue aprovechar las subidas de Alba por el lateral zurdo y las combinaciones por esa banda entre Iniesta y Pedro.

Estaba claro que el Barça-Córdoba no iba a pasar a la historia, pero al menos, en el tramo final, los espectadores pudieron ver tres goles en 10 minutos para irse a casa y marcharse de vacaciones con un buen sabor. Dos de los tres tantos fueron a balón parado, circunstancia poco habitual en los blaugranas. Messi, en el 90, puso el colofón. El 5-0, no obstante, no disipa las dudas que el barcelonismo tiene con su equipo.

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