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Los jugadores del Atleti celebran un gol.
Mandzukic sella el pase del Atlético a octavos
fase de grupos

Mandzukic sella el pase del Atlético a octavos

Una victoria ante el Olympiacos clasifica matemáticamente a los rojiblancos para la siguiente ronda

Rodrigo Errasti Mendiguren

Miércoles, 26 de noviembre 2014, 01:43

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El Atlético accedió a los octavos de la Champions tras imponerse con autoridad a un inofensivo Olympiacos en el infranqueable Vicente Calderón, donde lleva más de año y medio sin caer en competición oficial. Lo hizo mostrando sus mejores virtudes ofensivas en algunos momentos del encuentro, ya que le bastó con un gran arranque en el que fue directo a por el gol y, una vez estuvo cómodo y con ventaja, tiró de su habitual oficio para golpear a través de su ansioso goleador a un rival inferior, que le amargó en la jornada inicial pero necesitó una hora para inquietar a Moyá. La goleada, además de la clasificación automática y el primer triplete de Mandzukic, deja a solo un punto la opción de ser primero de grupo, algo que pocos imaginaban cuando el 17 de septiembre cayó en Atenas.

Lo cierto es que el equipo madrileño fue muy distinto al que visitó el Giorgios Karaiskakis para arrancar esta Champions. No por nombre, sólo cambiaron Oblak, Mario y el lesionado Miranda, sino porque entonces, el Olympiacos tuvo una eficacia casi total para ejecutar al equipo madrileño, lastrado por sus propios errores en defensa, con un guion muy similar al utilizado por Simeone la pasada campaña para colocarse en la gloria. Entonces estuvo obligado a ir a por el partido por necesidad, tras un despiste en el inicio, y cayó pese a ser mejor, tener más posesión, ocasiones, remates y córner. Míchel, en teoría amante de un fútbol de mayor control, volvió a plantear ese duelo en el Calderón. La salida del Atlético fue en tromba, similar a la ofrecida ante el Barcelona en la pasada edición o ante el Real Madrid en la vuelta de la Supercopa, y antes del quinto minuto ya había dispuesto tres ocasiones clarísimas: en una nadie fue capaz de resolver una melé en el área de un Roberto que después sacó la primera de sus manos a cabezazo de Raúl García. El gol parecía inminente. Y llegó tras muchos intentos.

El peligro lo generaban siempre por la derecha Arda y Juanfran aunque no terminaban de acertar en los servicios al área ya que varias veces la pelota paseó en diagonal a la línea de gol son que nadie la embocara a la red. Al final una acabó en gol. A Roberto le quedó muerta la enésima de esas bolas en el área chica, la despejó hacia un lado temiendo que si la pegaba hacia el campo rival topara con alguna espalda pero el remedio fue peor que la enfermedad. Si despejé cayó a los pies de Juanfran, que la puso al primer palo para que Raúl García, el centrocampista todoterreno con alma de delantero, la desviase a la red. Desde hace años, cuando eran sub-21 en las filas de Osasuna, que se conocen a la perfección los movimientos el uno del otro. De esa conexión llegó otra muesca más del máximo goleador europeo del club, ese que fue mucho tiempo cuestionado por una hinchada a la que ha cambiado de opinión con trabajo y goles. En menos de diez minutos, el Atlético iba derecho a octavos, era tremendamente superior.

Michel, increpado de modo constante por la grada, intentó que su equipo al menos se estirase hacia Moya, saliese de su campo al ritmo del talentoso Milivojevic, al que le costaba encontrar algún compañero a los que asociarse. Apenas alguna intentona lejana de Abidal y de un Chori Domínguez voluntarioso y activo... teniendo en cuenta la actitud de otros de sus compañeros, como un Afellay intrascendente y desconectado.

Jugada a jugada, con la calma de verse por delante en el marcador y controlando la pelota y el tempo del encuentro, el Atlético transmitía que podía aumentar la renta en cuanto quisiera pero le faltaba acierto para conseguirlo. Ansaldi obligó a Roberto a poner costillas en el suelo con un zurdazo y Tiago mandó a la tribuna superior una acción de laboratorio a balón parado puesta en escena por Koke con amago medido de Arda.

Mandzukic se plantó ante Roberto tras un fuera de juego mal tirado por los locales pero con 30 metros por delante y todo el tiempo del mundo, dudo entre ser egoísta o esperar a Arda quedando su decisión a medio camino entre ambas. Diez ocasiones media hora, sólo una convertida. El asunto inquietaba a Simeone, pero el croata se desquitó aprovechando un error infantil de Botia al despejar un centro de Ansaldi. Midió mal el central español y el '9' atlético sólo tuvo que empujarla ante un Roberto perplejo.

De no ser por el canterano rojiblanco, que gracias a su gran rendimiento en Grecia el futuro le tiene reservado un proyecto más ambicioso seguramente en Inglaterra, los guerreros del Cholo se hubiesen marchado con tres goles de ventaja a tomarse un respiro en la caseta.

Descanso para Tiago

Simeone tiró de Mario Suárez, que naufragó en Atenas, para relevar a Tiago aunque la variación no supuso modificación táctica alguna. Enfrente Michel mandó a la ducha al capitán Maniatis, muy gris, y al desaparecido Afellay. Su equipo mejoró, al menos ganó en intensidad con el español Fuster, alma desde hace años del bloque de El Pireo. Eso si, inquietar a Moyá era otro asunto. Su primer acercamiento se hizo esperar una hora, cuando Mitroglou cabeceó fuera un centro que no cerró Ansaldi. No se les pude pedir mucho más, ya que se han asegurado estar en la Europa League y aún tienen una opción remota de volver a colarse en octavos como la campaña pasada pese a cambiar 14 jugadores en un curso.

Fue minutos antes de que Mandzukic si hiciese bueno un servicio de Arda. Por fin disfrutó el croata, inconformista y que sólo cuando consiguió su primer hat-trick sonrió dejando atrás aquel mano a mano anterior ante Roberto. Ya lo advertía Guardiola. Es tan guerrero, que pareció que irse en medio de la ovación de un Calderón entregado tampoco le dejaba satisfecho.

Ese hambre del trigoleador croata es la que gusta a Simeone, que introdujo en el campo a dos hambrientos como Raúl Jiménez y Griezmann que buscaron con insistencia la manita. Los dos, como Raúl García, la rozaron, el francés hasta acertó aunque en posición ilegal, pero el telón se bajó con la satisfacción de que incluso una derrota por la mínima en Turín le permitiría estar como cabeza de serie en el sorteo de octavos del 15 de diciembre en Nyon.

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