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Xu Genbao en Pinatar Arena, hace unas semanas.
Mitos y verdades de Xu Genbao

Mitos y verdades de Xu Genbao

El dueño del Lorca no hace alineaciones ni da charlas, pero se mueve por impulsos

Francisco J. Moya

Viernes, 30 de septiembre 2016, 00:46

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Ya no queda nada del 'Brócoli Mecánico'. Aunque el nombre federativo del próximo visitante del Cartagonova (este domingo a las 18.30 horas) sigue siendo La Hoya Lorca, lo cierto es que aquel singular proyecto de Luis Jiménez y Manolo Molina que tanto llamó la atención fuera de la Región hasta hace bien poco es ya un simple recuerdo de un pasado que ya no volverá. Su heredero, el Lorca FC, echó a andar el pasado mes de julio como resultado de las ganas del millonario chino Xu Genbao, de 72 años, de hacer «algo grande» en el fútbol español, cuentan sus principales colaboradores. Exjugador internacional, exseleccionador chino y exentrenador de más de la mitad de los equipos de Primera División de su país, Genbao es un referente del fútbol chino, como en España lo puede ser Vicente del Bosque.

La diferencia es que él, en 2005, fundó su propio club, el Shanghai Dongya, un equipo que vendió el año pasado y que actualmente se llama Shanghai SIPG. Está siendo entrenado por el sueco Sven-Göran Eriksson y su estrella es el internacional brasileño Hulk, ex de Zenit y Oporto. Con mucho dinero en el banco y aburrido de estar en su país, Genbao le dijo a su familia que quería probar suerte en España y, tras rechazar varias propuestas (una de ellas, la de comprar el Cartagena en 2014 porque debía 4,8 millones de euros), acabó desembarcando en el Lorca, con la intermediación de Joaquín Romeu y Paco Zaragoza.

Estos tres primeros meses han sido frenéticos y, aunque a los partidos como local del Lorca en San Pedro del Pinatar no acuden más de 300 espectadores, se puede decir ya que el proyecto de Xu Genbao es aún más mediático que el del 'Brócoli Mecánico'. Porque desde el primer día que Genbao puso el pie en la Región se han disparado a su alrededor especulaciones, rumores e historias de todo tipo. El morbo está servido. Y eso que el Lorca FC vive, entrena y juega a 100 kilómetros de Lorca.

Por ejemplo, se ha dicho que Xu Genbao da charlas tácticas a los jugadores y hace las alineaciones. Y que despidió a Iñaki Alonso porque no ponía a los futbolistas que él quería. Y que el propietario hizo la alineación del partido de Granada, el del debut del nuevo técnico Julio Algar, saldado con triunfo del cuadro lorquino. No es así. Xu Genbao liquidó a Alonso porque lo que a él le contaron, -siempre a través de su inseparable traductor, Bin Wang- es que habían hecho la mejor plantilla de la categoría y que su equipo iba a estar en los primeros puestos. Al ver que eso no sucedía, decapitó a Alonso y nadie de su entorno dijo ni mu. Porque, eso sí, Genbao actúa con mano de hierro y cuando toma una decisión nadie se atreve a llevarle la contraria. Sabe de fútbol y, aunque no siempre impone su opinión, sí que suele moverse por impulsos.

Otro ejemplo. Después de las tres primeras jornadas, en las que el primer equipo no ganaba y el filial (de Tercera) contaba sus partidos por victorias, propuso al entrenador que alineara a los chicos del Lorca B en el encuentro ante el Melilla. Le dijeron que eso en España no se podía hacer y Genbao puso cara de no entender nada. Porque su debilidad es el fútbol base. De hecho, desde que el pasado 11 de septiembre llegaron a San Pedro del Pinatar los 32 juveniles de la Genbao Academy, está volcado en el día a día de los chicos, entrenados por su hermano y alojados en un hotel cercano al centro deportivo Pinatar Arena. La semana pasada se los llevó a todos al Camp Nou, a ver el Barça-Atleti.

Siempre con su séquito detrás (traductor y dos secretarias), ha hecho buenas migas con Monje Carrillo, presidente de la federación murciana, y quiere construir una ciudad deportiva junto al mar. En Lorca le han ofrecido terrenos en Puntas de Calnegre. Hay muchas leyendas sobre él. Como la que corre por Lorca de que en su primer día de estancia en la ciudad, fue a un banco y abrió una cuenta en la que ingresó 7 millones de euros. Y que luego acudió a un concesionario y se compró el deportivo más caro. Y salió de allí conduciéndolo. Algunos pronostican que no durará mucho por aquí. Otros aseguran que ha venido para quedarse.

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