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El vocalista de Ellos, Guille Mostaza, durante el concierto del viernes en Murcia. :: israel sánchez / agm
Lo dejas o lo tomas
CRÍTICA DE MÚSICA

Lo dejas o lo tomas

Ellos confirmó que sigue siendo un grupo diferente y peculiar

JAM ALBARRACÍN

Domingo, 25 de enero 2015, 00:20

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Con Ellos, el grupo madrileño liderado por Guille Mostaza y Santi Capote, no hay término medio: lo dejas o lo tomas, tal cual se titula la coreada canción con la que despidieron el concierto de estreno de su nuevo disco, 'Pop cabrón', y subsiguiente gira de presentación, el 'Tour cabrón'. Acompañados en esta ocasión por una solvente banda -entre la que se encuentra el ex Varry Brava Fran Gas-, vestidos todos de blanco y sonando mejor que nunca, Ellos confirmó que sigue siendo un grupo diferente, peculiar, único. No porque su pop razonablemente electrónico ofrezca grandes hallazgos sonoros, que alguno hay, sino porque Guille es un 'frontman' exclusivo e inimitable. Y con seguridad, el más irreverente de todo el indie español.

Como procedía dada la ocasión, Ellos ofreció un repertorio con menos 'hits' de fondo de catálogo (momento estelar para 'Diferentes', buena nota para 'Campeón') y más basado en su álbum de estreno. Con brillante apertura ('Nuevo imperio'), notable zona media ('Aunque te rías de mí) y bailonga recta final: 'Lengua viperina', 'O tú o él o yo', la citada 'Lo dejas o lo tomas' y una extraordinaria 'No finjas' que en manos de Fangoria se convertiría en uno de los pelotazos del año y en la que participó como invitada Juana García, de sus interesantes teloneros murcianos El Último Acelerador. Casi una veintena de canciones para hora y media sin espacio para salir a fumar.

No por veterana -15 años, cinco elepés-, la de Ellos ha dejado de ser una grata anomalía en este indie nuestro tan correcto, ya por serio, pretencioso, ñoño o, en el mejor de los casos, enojado. Tirando de un humor mordaz e inteligente, Guille Mostaza no duda en mofarse de todo, de él mismo en primer lugar («no voy a beber, hoy voy de cantante»... antes de acabar aceptando todos los tragos que le ofrecieron) y del público en segundo («estaréis contentos de que estrenemos en Murcia, en realidad lo hacemos porque aquí nos podemos equivocar y no pasa nada»). Insolente, irritante y sin embargo cercano, la sensación de que algo inesperado puede ocurrir en cualquier momento es un plus en su propuesta, el viernes más sólida y menos caótica, pero siempre viva. ¡Hasta vimos saltar en una ocasión a Santi Capote, arriesgando su honorífico título de músico más hierático del pop español!

Sus canciones sobre relaciones borrascosas y corazones vulnerables camuflados de arrogancia superan con amplitud, tanto textual como melódicamente, la media de nuestro pop. Su actitud, de la que andan sobrados, es la que reclama tomar partido. Comprensible que haya quien opte por dejarlos, como apuntaba al inicio, pero los que los tomamos lo pasamos tan bien que casi me extraña que sean de la misma España. Sin acritud, eh.

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