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La subversiva sensualidad de Junichiro Tanizaki

La subversiva sensualidad de Junichiro Tanizaki

Se rescatan los cuentos inéditos del gran escritor japonés del siglo XX con los que anticipó 'El imperio de los sentidos'

Miguel Lorenci

Sábado, 20 de febrero 2016, 07:40

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En 1976 irrumpió en las pantallas de cine 'El imperio de los sentidos', una más que controvertida y osada película que aún hoy sigue censurada parcialmente en Japón, su país de origen. Nagisa Oshima mostraba una turbadora manera de entender la sexualidad y vivir el amor no apta para todas las sensibilidades. Bordeando los límites del masoquismo y el sadismo, relataba la mortificante y trágica búsqueda del placer de una joven pareja en el Tokio de los años treinta. Oshima recreaba un mundo de perversa sensualidad ya adelantado por Junuchiro Tanizaki (1886 -1965), literato de quien se rescatan ahora un puñado de cuentos inéditos en castellano caracterizados por una alta tensión erótica tan poco común como refinada.

Coincidiendo con el reciente cincuentenario de su muerte, llega a las librerías españolas 'Cuentos de amor' (Alfaguara), una colección de once relatos de rara y vibrante sensualidad, la mayoría inéditos, de uno de los grandes escritores de la literatura japonesa del siglo XX. «El espíritu moderno de Tanizaki no debe engañar al lector occidental, pues a pesar del encaprichamiento de juventud por lo occidental y la vanguardia, estamos ante un autor japonés hasta la médula», apunta Carlos Rubio, especialista en literatura japonesa y responsable de la selección de los relatos traducidos al español al alimón por Akihiro Yano y Twiggy Hirota Estrada.

Escritos entre 1910 y 1936, son historias de un refinado erotismo y una inquietante perversidad. Con textos de una «llamativa belleza» según sus editores, muestra Tanizaki las distintas caras del amor en sus formulaciones más transgresoras: sadomasoquismo, voyerismo, travestismo o fetichismo. Son cuentos que ofrecen «una visión del amor de índole no convencional y hasta subversiva», según Rubio. Fueron publicados a lo largo de los casi 30 años de la prolífica trayectoria de Tanizaki, que exploró casi todas la perversiones «groseras unas, sutiles otras, todas humanas, del tema universal y eterno del amor», añade el experto en la literatura nipona.

Bohemio

«No hay nada más opuesto al tratamiento edulcorado del amor o a las formas más cándidas de novela rosa que la naturaleza amatoria de la narrativa de Tanizaki», resume Rubio. Junto a relatos muy populares como 'Tatuaje', sobre al amor asesino de una mujer araña, aborda el acanallamiento en 'El guapo'; el travestismo en 'El secreto'; el sadismo en el 'El caso del baño Yanagi' o 'Terror'; el masoquismo en 'El caso Crippen a la japonesa' o la coprofilia en el divertido 'La gata, el amo y sus mujeres' o 'Los jóvenes'.

En el turbador 'Los pies de Fumiko', Tanizaki aborda una intensa obsesión por los pies femeninos en la que incidirá en el «magistral», según Rubio, 'El segador de cañas' o 'El diario de un viejo loco' muchos años después. Junto con Yasunari Kawabata, Yukio Mishima o Kobo Abe, Tanizaki es uno de los grandes de la literatura japonesa del siglo XX. No en vano el propio Mishima sostuvo que con la muerte de Tanizaki se cerraba una era del literatura japonesa, y reconocía que «su grado de vitalidad me sigue perturbando».

Novelista, dramaturgo y ensayista, nació Tanizaki en Tokio el 24 de julio de 1886. Fue un estudiante brillante que se distinguió por sus altas calificaciones. Admitido en la Universidad Imperial de Tokio en 1908, abandonó pronto sus estudios para apostar por su actividad literaria. Pero en 1909 obtendría cierta fama con la obra 'Shisei' (El tatuador).

Protagonista de una vida desordenada y bohemia, casado tres veces, sumó al exclusivo refinamiento de la juventud tokiota el influjo de sus lecturas de Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire u Oscar Wilde. Mantendría su fascinación por la literatura occidental durante una década, hasta que vuelve a fijar su atención en la tradición japonesa. Aún así, frente al naturalismo imperante en la literatura nipona de la época, Tanizaki buscó «la belleza del arte auténtico». Retrató con audacia y osadía esa pasiones arrasadoras que Oshima recrearía en 'El imperio de los sentidos' basándose en un hecho real y describió de manera metafórica el implacable dominio del deseo en lo que se denominó la «aromática y fuertemente excitante literatura Tanizaki», a menudo criticada como anormal por su vertiente sádica y masoquista.

El legado de Tanizaki son una treintena de títulos entre novelas, libros de relatos, dramas y ensayos. Firmó desde 'El elogio de la sombra', un breviario de estética japonesa, a novelas como 'El amor de un loco' -'Naomi' en occidente-, 'La historia de un ciego', 'Las hermanas Makioka', 'La madre del capitán Shigemoto' y 'La llave'.

Siempre en el ojo de la polémica por su insistencia en la exploración de los deseos y pasiones más inconfesables del ser humano, en 1949 se le otorgó la Orden del mérito cultural de Japón y fue elegido en 1964, un año antes de su muerte, miembro de la Academia de las Artes y las Letras de Estados Unidos, convirtiéndose en el primer japonés que recibía este honor.

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