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Mafia, poder y cocaína en la era kirchnerista

El argentino Jorge Fernández Díaz entra en la trastienda del poder conectando espionaje, corrupción y tráfico de drogas

Miguel Lorenci

Domingo, 20 de diciembre 2015, 08:09

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"Argentina es una metáfora salvaje de cómo la política se vuelve gansteril y mafiosa". Así presenta el escritor y periodista Jorge Fernández Díaz (Buenos Aires, 1960) su novela 'El puñal' (Destino). Con este "thriller de gánsteres con corbata" pretende "desnudar la política y el amor" y novelar "el lado oscuro del poder". "Es una novela de aventuras del siglo XXI, y un fresco de la trastienda del poder que conocemos través de un héroe infame", anticipa. Ese antihéroe es Remil, su protagonista, veterano de la guerra de las Malvinas y corrupto agente de inteligencia "en la antípodas de James Bond o Jason Bourne".

Se presenta Fernández Díaz como un "bígamo feliz" dispuesto a mantener su doble matrimonio con la literatura y el periodismo. Con 35 años como cronista de sucesos, reportero y director de suplementos culturales, agradece que "la novela sea capaz de contar lo que el periodismo no permite". "Los periodistas publicamos el 20% de lo que sabemos, lo que podemos probar, pero conocemos muy bien cómo funcionan las cosas, qué hay detrás de los discursos y la pose de los políticos, y que no podemos contar", dice este viejo amigo de Arturo Pérez-Reverte, a quien convirtió en personaje en 'El dilema de los próceres'. El escritor y académico español le devolvió el homenaje convirtiéndolo en personaje de 'El asedio'.

'El puñal', que ha vendido en Argentina más de 70.000 copias y se publica ahora en España y los demás países hispanoamericanos, será pronto una película. Marcelo Piñeyro, responsable de cintas como 'El método', 'Kamchatka', 'Plata quemada' y 'Cenizas del Paraíso', dirigirá una coproducción argentino-española. Se rodará en 2016 y no se sabe quien encarnará a Remil. Nacido para esta novela, "es un tipo muy malencarado, de tez muy oscura, lo que en Argentina se llama un morocho, capaz de moverse con la misma soltura en los barrio bajos que en los salones", aclara su creador, que apuesta por Javier Bardem, Vincent Cassel o Benicio del Toro para encarnarlo en la pantalla.

"En la guerra le llamaban hijo de remil putas", y de ahí el apelativo de este agente de inteligencia que serpentea por las cañerías del poder. "El lector sentirá por él repulsión moral, pero también empatía, y eso es perturbador", advierte su creador. La novela también "desnuda la relación obsesiva, turbia, inestable y complicada" que Remil mantiene con Nuria, una abogada española "durísima, que tiene algo de Cristina Fernández de Kirchner", al frente de un cártel de narcotraficantes. "Si desvestimos al amor del romanticismo y ñoñería queda una pasión inexplicable", sostiene.

Alcantarillas

Deambula por unas alcantarillas del poder que hoy rezuman cocaína y dinero negro. "Argentina no es un narcoestado como México, pero se ha convertido en uno de los grandes exportadores de 'coca' a Europa, vía España, y a África" denuncia Fernández Díaz. "El narco menudeo convive con el narco vip, que cuenta con la connivencia de funcionarios, legisladores y fuerzas de seguridad. Entre ambos mueven cantidades ingentes de cocaína que escamotean entre merluza, fresas o vino", precisa el novelista, que sitúa los escenarios de su novela en Buenos Aires, Madrid, Vigo y Asturias.

En esa perversa conexión entre mafia y poder encaja Remil, "que acepta trabajos sucios porque, en lugar de hacer lo que deberían, los servicios secretos argentinos espían a empresarios y periodistas". No resulta así extraño que 'El puñal' tuviera un repunte de ventas cuando se produjo la oscura muerte del fiscal Alberto Nisman, cuyo cadáver apareció en el baño de su casa tras denunciar un complot de encubrimiento internacional. Un ¿crimen? que sigue impune. La profética novela se revela así como un manual para arrojar luz sobre las más tenebrosas sombras del poder.

"Me confunden con el ministro de Interior español y me insultan en Internet", explica risueño el escritor argentino, que comparte nombre y apellido con el político del PP. De ascendencia española, Fernández Díaz triunfó con 'Mamá', una crónica novelada sobre la vida de su madre, emigrante asturiana, como su padre. Publicó antes 'El dilema de los próceres', 'Fernández', 'Corazones desatados', 'La segunda vida de las flores', 'La hermandad del honor' y 'Alguien quiere ver muerto a Emilio Malbrán', títulos que lo convirtieron en uno de los autores más leídos de Argentina.

Con 'El puñal' cumple un sueño de infancia: "Escribir una novela de espías y de amor" para que el lector disfrute como él lo hizo cuando con 15 años leyó 'Goldfinger', de Ian Fleming. "Pero una novela de espionaje sudamericana es necesariamente política, y más en la 'década espiada' de los Kirchner", señala Fernández Díaz que despoja a la política de "discursos bienintencionados, promesas, debates, mentiras mediáticas y mercadotecnia" y deja que aflore la basura.

Está desencantado con su país, pero aun así, cree que Argentina "tiene remedio". "Es un país salvaje. Desde los años 80 la financiación política es más que oscura, se agravó en los 90 y llegó al paroxismo con el kirchnerismo". "Somos muy permisivos con la corrupción, y mientras la economía funcione, a nadie se le exige honestidad", lamenta el escritor y peridista. La ya expresidenta argentina ha sido a su juicio "nefasta para el país, pero fascinante". "Sus sucesivos disfraces ideológicos y físicos demuestran la enorme fragilidad interna de alguien que tiene algo de depredadora, de dominadora, pero que es en realidad muy vulnerable", concluye, admitiendo que ha trasladado esas cualidades a Nuria, la cruel abogada española con la que se obsesiona Remil.

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