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Escultura de Don Quijote en Argamasilla de Alba.
Cinco momentos para sentirse Don Quijote

Cinco momentos para sentirse Don Quijote

La ruta por los recorridos de la obra de Cervantes descubre lugares que hacen al visitante retroceder cuatro siglos e imaginar cómo era la vida en la tierra que el escritor convirtió en leyenda

Álvaro Soto

Viernes, 15 de abril 2016, 16:54

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Pero ¿por qué Cervantes, que era de Alcalá de Henares, situó a su Quijote en la Mancha, y no, por ejemplo, en Valladolid o en Cáceres? La respuesta tiene que ver con la profesión que, alrededor del 1600, tenía el escritor. En aquella época, Cervantes era alcabalero real en La Mancha, y cualquiera puede suponer que ser el recaudador de impuestos de pequeños pueblos separados por largas distancias y caminos pedregosos no debía de ser el mejor trabajo del mundo. Se conocía gente, sí, pero no en las mejores condiciones. Sin embargo, de aquellos encuentros, normalmente ingratos (llegó a ser encerrado en Argamasilla de Alba, como luego se contará), Cervantes supo destilar conversaciones y retratos humanos y también de lugares que cambiaron para siempre la literatura universal.

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