Obsesionado por los números

'Pi, fe en el caos' es un 'thriller' psicológico protagonizado por Sean Gullette y dirigido por el estadounidense Darren Aronofsky en el año 1998. El filme, que los lectores de 'La Verdad' podrán adquirir mañana por solo un euro más con el periódico, cuenta con una argumento en el que los números, el misticismo y el dinero son algunos de los elementos que se conjugan.

El protagonista de 'Pi, fe en el caos' es Max Cohen, un brillante matemático que cree que las matemáticas son el lenguaje de la naturaleza y que está tremendamente obsesionado con conseguir descodificar el modelo numérico de la Bolsa con la ayuda del número Pi. Max es un hombre solitario que vive en un pequeño apartamento y cuya única compañía es un ordenador enorme. Aparte de eso, sufre brutales jaquecas y se tiene que medicar constantemente. A estos problemas se le añade que una firma de Wall Street y una secta judía están al acecho de sus investigaciones, que pueden poner en jaque el comportamiento de la Bolsa.

En esta cinta, bajo una atmósfera caótica, Sean Gullette da forma al retrato de un personaje demacrado y ofuscado con los números. El elenco lo completan actores como Mark Margolis, Ben Shenkman, Pamela Hart, Stephen Pearlman, Samia Shoaib, Ajay Naidu o Kristyn Mae-Anne Lao. 'Pi, fe en el caos' fue una producción más que rentable. Esta película costó 60.000 dólares y recaudó más de 3,3 millones, unas sorprendentes cifras que muestran el éxito de la ópera prima de Darren Aronofsky.

Con una banda sonora de Clint Mansell en la que destaca la música electrónica, este drama psicológico acentúa la paranoia matemática y la progresiva locura alucinatoria, ya que este compositor aporta un ritmo frenético que encaja perfectamente con la trama. El uso de una voz en off, los contrastes lumínicos y los primeros planos a los rostros colaboran con el carácter introspectivo de la historia. Rodada en blanco y negro, durante 85 minutos, la cinta cuenta con una pronunciada marca delirante. Esta película tiene una trama oscura y truculenta que resalta por transmitir una angustia que deriva hacia la enfermedad. En 'Pi, fen en el caos' también se pone de manifiesto el intento de descifrar el sentido de todo, hasta el de la propia existencia.